LAS EXPEDICIONES GEOGRAFICAS Y CIENTIFICAS DE LAS POTENCIAS EXTRANJERAS A NUESTRAS COSTAS EN EL SIGLO XIX.
EL INTERES GEOPOLITICO DE LAS NACIONES EUROPEAS POR NUESTRO TERRITORIO.
por el Dr.
Guillermo M. Masciotra
El territorio patrio además de haber
soportado las invasiones punitivas inglesas y lusitanas, fue también explorado
y relevado por embarcaciones de diversas banderas con variados fines.
LOS
ANTECEDENTES.
Presencia
de marinos franceses:
Luis Claudio de Freycinet entre los años 1817 y 1820 en el Río de la Plata ,con
la corbeta Uranie visitaron además
Malvinas, Tierra del Fuego y el Cabo de Hornos.
Luego de recoger valioso material de
estudio regresaron a El Havre, previo a reponer la pérdida de la corbeta por
una nueva embarcación adquirida en la isla Soledad.
Jacinto de Boungainville, ingresó por
el Pacífico con la fragata Thetis en
1826, y visitó nuestro litoral marítimo, este marino era descendiente del
célebre navegante Juan A. de Boungainville que en 1776 llegara hasta la
Antártida.
Luis Duperrey, en 1822 estuvo también
en Malvinas, y siguió viaje al Pacífico, era veterano de la Expedición
Freycinet en 1817.
Al mando de la fragata Artemise en 1840, Pedro Teodoro Laplace,
ingresó al Atlántico luego de recorrer el Océano Indico.
Presencia
rusa: en 1816
el marino ruso O.E. Kotzebue regresa por el Cabo de Hornos, de su viaje con el
navío Rurik por el Pacífico. En 1817
dos corbetas rusas denominadas Vostok
y Mirny visitaron las Islas Georgias,
Shetland y Sandwich del Sur, provenientes de Australia, llegaron al mando de un
brillante marino el Barón Fabian de Bellingshausen, exploraron hasta la Antártida,
regresando luego de tres años a Rusia por el Mar Báltico.
Un capítulo aparte lo constituyen la
expediciones que armaban las empresas pesqueras y loberas que efectúan investigaciones
en los ricos bancos del Atlántico Sur y sus costas, entre los que se pueden
mencionar los viajes de los ingleses James Wedell y George Powell y el
norteamericano N. Brown Palmar. Un trabajo muy importante fue realizado por el
Capitán Henry Foster, oficial inglés, posiblemente con paga media o total de la
Armada Británica y contratado por empresas loberas para investigaciones
científicas como muchos marinos en esa época.
Como podemos ver los motivos de los
reconocimientos eran diversos, los minerales, la botánica, la geografía y la
cartografía, nuevas rutas marítimas, la fauna ictícola, las pieles, la aventura
marítima y por supuesto la búsqueda de territorios sin ocupar para calificarlos
res nullius y proceder eventualmente
a su ocupación.
LAS
DOS EXPEDICIONES HIDROGRÁFICAS INGLESAS (1826-1830 y 1831-1836)
Primera
Expedición. Ambos
eventos fueron concebidos por opinión de la Real Sociedad Geográfica de Londres
y organizados por el Consejo de Almirantes, que en 1825 dispuso la preparación
de dos embarcaciones, con el mejor equipamiento de velamen, comodidades
interiores notables y el mejor instrumental de esa época.
Las naves fueron tripuladas por
excelentes y experimentadas dotaciones, que incluían cirujanos, contadores,
botánicos y numerosos oficiales para desempeñarse en la función de pilotos e
hidrógrafos.
El detalle de las instrucciones
entregadas por el Almirantazgo, demuestran claramente la intención de realizar
un completo y eficaz relevamiento con miras sin dudas para ocupar los
territorios australes argentinos. Se instruía explorar y relevar la costa austral
del continente americano desde el Cabo San Antonio en la desembocadura del Río
de la Plata, incluida la Tierra del Fuego hasta la isla de Chiloé en el Océano
Pacífico.
Además se comisionó a la Estación
Naval de Río de Janeiro de colaborar en lo que pudieran requerir los
comandantes de ambas embarcaciones. Fueron sin duda las expediciones hidrográficas
más importantes y extensas que se hubieran planificado.
Partieron de la rada del Puerto de
Plymouth en 1826, el Adventure de 330
toneladas al mando del Capitán Phillip Parker King y el Beagle de 225 toneladas comandado por el Capitán Pringles Stokes. Simultáneamente
operó el Capitán Foster en forma independiente con la pequeña nave Chanticleer visitando la Isla de los
Estados, la Tierra del Fuego y el Cabo de Hornos. La navegación de la
expedición llega al estrecho de Magallanes, recoge muestras de los grandes árboles,
minerales, aves y peces. Fuertes temporales debieron afrontar las naves, que
agotan las tripulaciones y obligan a continuas reparaciones.
Robert Fitz Roy |
Esta Primera Expedición regresa a
Inglaterra en 1830, destacando que a su llegada el resultado muestra la
brillante actuación de Fitz Roy, a pesar de no recibir el reconocimiento
inmediato.
Segunda
Expedición.
El capitán Fitz Roy deseaba volver a
explorar el Atlántico Sur y el Pacífico Sur, entre otros motivos porque deseaba
devolver a los 4 fueguinos a su tierra natal, mucho le costó convencer al
Consejo de Almirantes para conseguir naves, recursos y tripulaciones. Finalmente
los intereses de la Real Sociedad Geográfica contribuyeron al visto bueno y se
ordenó alistar nuevamente el Beagle, que
fue reforzado en su casco y arboladura al máximo y dotado de pararrayos, magnetómetros,
once cronómetros, sondas, anclas de repuesto y ocho botes. La tripulación era
en su mayoría veterana de la anterior travesía, incrementada por hidrógrafo, catequista,
ayudante de cirujano y la muy importante presencia del naturalista Carlos
Darwin, lo que refleja el interés británico por nuestros territorios.
Las instrucciones son aún mas precisas
que las anteriores de 1826,desde el Cabo San Antonio hasta la Tierra del Fuego
y la costa del Estrecho de Magallanes, los canales e islas fueguinos deben ser
objeto de investigaciones geológicas, magnéticas, botánicas y meteorológicas. En
el diario de a bordo se consigna la visita a Punta Médanos, Monte Hermoso,
Bahía Blanca, incluida la Fortaleza Protectora Argentina, la desembocadura de
los ríos Negro y Colorado, Carmen de Patagones, Puerto Deseado, Malvinas y
Golfo Nuevo, recogiendo materiales, plantas, maderas, y todo otro dato útil
para el conocimiento del territorio que se explora.
Quedaba en claro que el sentido de la
información era de valor estratégico, por encima del valor científico sobrevolaba
la idea de controlar las vías de comunicación marítima y sus costas.
Charles Darwin |
Juan Manuel de Rosas recibe la visita
de la comitiva procedente de la Fortaleza Protectora Argentina que encabeza el
sabio naturalista, exhibe las cartas de presentación firmadas por el Ministro
Felipe Arana, en Buenos Aires y permanece dos días en el campamento de Médano
Redondo junto al Río Colorado. Interesado en viajar por tierra a Buenos Aires y
tal vez a Santa Fe, recibe escolta, salvoconducto y baqueanos que lo acompañan
por instrucciones del Gral. Rosas. Recorre Punta Alta y Monte Hermoso, Sierra
de la Ventana, Tapalqué, Guardia del Monte, y en Buenos Aires embarca y navega
por el Río Paraná hasta Santa Fe.
Halla fósiles en las costas, investiga
las especies zoológicas y luego vuelve a la Argentina desde Chile por el Paso
de Potrerillos, visita Mendoza y vuelve a cruzar la Cordillera de los Andes por
el legendario Paso de Uspallata. En su diario particular Charles Darwin
registra todas sus observaciones y descubrimientos, científicos y geográficos, de
este viaje.
La Segunda Expedición Inglesa, siempre
al mando de Fitz Roy, aprovecha tener que reparar al Beagle en la desembocadura del Río Santa Cruz, para efectuar con
tres balleneras una profunda navegación por ese cause fluvial rumbo al Oeste, navegando
a vela cuando se podía o a la sirga, alcanzando las estribaciones de la
Cordillera de los Andes, incluso al ser imposible navegar por el escaso calado
continúan Fitz Roy y Darwin por tierra acompañados de treinta hombres.
Reparación del HMS Beagle en el río Santa Cruz |
Esta penetración y exploración
interior denota claramente que las Expediciones no tenían solamente un fin
altruista y científico, regresando a la nave que se había reparado maravillados
por la visión de los Andes que se le presentaba.
Cuando la Segunda Expedición ingresa
al Océano Pacífico recorre Chile central, isla de Chiloé, Valparaíso, Valdivia
y la isla de Pascua, visita en 1835 las Islas Galápagos, Tahití y Nueva
Zelandia, y para 1835, isla Mauricio Tasmania, Sydney, Islas Kesling, posteriormente
Cabo de la Buena Esperanza, las Azores, las Islas de Cabo Verde y la isla
Ascensión previo a su regreso a Gran Bretaña.
LA EXPEDICION DESCALZI (1833/1834) - LA EXPLORACIÓN DE LOS RÍOS NEGRO Y COLORADO
La Campaña del Desierto que organizara
Juan Manuel de Rosas en 1833 para asegurar las fronteras, llevar la autoridad nacional
a los territorios patagónicos y principalmente cortar la ruta de los Manzanos, por
donde las bandas de los Pincheira, los restos de las fuerzas de Benavídez y
otros fugitivos realistas ,junto a tribus hostiles trasandinas, asociados con
algunos desertores y derrotados unitarios que se refugiaban en las tolderías
transportaban el ganado y bienes producto de los malones y saqueos al otro lado
de los Andes no fue solamente un avance terrestre ,por el contrario tuvo su
acompañamiento marítimo y fluvial en la Expedición Descalzi.(Recomendamos la
lectura de EL RESTAURADOR N° 9,donde se describe la expedición fluvial de
1833-1834).
Este capítulo de afirmación de la soberanía
nacional, se ve reflejado en la intensa actividad del Departamento de
Topografía de la Provincia de Buenos Aires, que en 1833 publica la Carta Corográfica
con el detalle geográfico hasta el Río Negro. Entre 1836 y 1840 el mencionado organismo
edita las nuevas cartas que serán luego base de las ediciones de los libros del
geógrafo inglés James Parish. El plano carta que publica el geógrafo británico
con el detalle catastral de las propiedades de la Provincia de Buenos Aires en
1840, fue incluso copiado y publicado en Londres, por la principal editora de
atlas geográficos del viejo continente.
El mismo Departamento de Topografía, publica
en abril de 1837 la carta geográfica con los descubrimientos de la Expedición
Descalzi y el relevamiento terrestre que acompañó el avance de las tropas al
mando del General Ángel Pacheco, comprendiendo desde el Atlántico a la
Cordillera de los Andes desde la latitud de 34 grados hasta el paralelo de 41
grados.
LA DEFENSA DE LA SOBERANÍA NACIONAL - EL INTERÉS GEOPOLÍTICO DE LONDRES Y PARÍS
La década de 1830, en el Río de la Plata es el escenario que ha
elegido también Francia para repetir sus incursiones punitivas en Argel ,México,
Haití y Guayana ,de la mano de Luis Felipe replica el expansionismo napoleónico
y se introduce en contiendas ajenas. Encuentra en el mariscal Andrés de Santa
Cruz y en el General Fructuoso Rivera a los personajes ideales para complotar
primero y luego atacar a la Confederación Argentina, por supuesto también con
la colaboración intelectual y material fría, seca y retaceada de algunos
unitarios.
La Guerra con la Confederación Peruano
Boliviana que desea anexar a nuestras provincias de Salta y Jujuy con el
pretexto que Juan Manuel de Rosas pretendía recrear un imperio argentino, es
una muestra del intento de segregar parte del territorio nacional.
.El Palacio de Tullerías siempre
presto para impulsar nuevas conquistas buscaba la complicidad de socios locales
también dispuestos a traicionar a su Patria, no vacilaba en crear problemas, incidentes
y entredichos para posicionarse como potencia colonial. (ver EL RESTAURADOR N°8)
Muy bien lo advierte Rosas, que en la
carta a Estanislao López del 21 de julio de 1836, (reproducida en el TOMO III
de Vida Política de Juan Manuel de Rosas escrita por Julio Irazusta) relata la
conducta de Fructuoso Rivera con los franceses, la vinculación que se deseaba
establecer entre la Confederación Peruano Boliviana y el oscuro jefe del
Partido Colorado. La estación marítima francesa al mando del Almirante Leblanc bloquea
Buenos Aires y el Río de la Plata para atacar a la Confederación Argentina.
Indudablemente las dos expediciones inglesas
relatadas superan ampliamente a las restantes y anteriores expediciones, el Beagle (de magnifica construcción, de 225
toneladas y armado de 6 cañones) y el Adventure
(importante velero de 330 toneladas) eran navíos soberbiamente preparados
,equipados y aptos para navegar en altas latitudes, que además embarcaban
tropas de marinería y en conjunto poseían la cifra de 21 cronómetros y varios
microscopios instrumental impensado para ese momento, y con el aporte de un
“sabio“ de los quilates de Darwin, a bordo .
La información y muestras de
minerales, botánica, de las temperaturas y fauna zoológica recopilada demuestra
el evidente interés por nuestro suelo y el valor estratégico que revestía en
ese momento. Además repasando los lugares que visitó y que se citan más arriba,
son puntos geográficos estratégicos, convertidos en el siglo XX, algunos de
ellos en bases aeronavales y otros en campos de la experimentación nuclear y
centinelas de las rutas aéreas y marítimas.
Para completar el alto nivel de
conocimiento que recogió en especial la segunda expedición inglesa se resumen
en el testimonio de Charles Darwin quien años más tarde manifiesta: el viaje del Beagle, ha sido la experiencia más
importante de mi vida y ha determinado mi carrera.
OPINIÓN DE TOMAS GUIDO SOBRE LAS EXPEDICIONES INGLESAS.
“El lancero de San Martín”, embajador
argentino en Río de Janeiro en carta dirigida en 1844 a Carlos María de Alvear,
su par en Nueva York advierte: Muy poca
vista tiene quién no descubre en el fondo de las expediciones explorativas
sobre las costas del sur de la República Argentina, la base de un plan de
ocupación de la zona despoblada del Sur del Río Negro.
Bibliografía:
Historia Marítima Argentina. Depto
Estudios Historicos Navales.
Vida Política de Juan Manuel de Rosas.
Julio Irazusta.
Tomás Guido. Hugo Galmarini.
Recomendamos las siguientes obras para
ampliar el tema e interpretar la velada amenaza que sobrevolaba los territorios
australes argentinos:
Darwin en la Tierra del Fuego. Edit. Emece
Los Viajes del Beagle y el Adventure, narración y traducción en cuatro tomos de
Teodoro Caillet-Bois.
La Primera Expedición Hidrográfica y la Segunda Expedición Hidrográfica Inglesa, ambos textos de Rodolfo Poletti.