Publicado en el Periódico El Restaurador - Año VIII N° 29 - Diciembre 2013 - Pag. 16
OPINIONES
Alejandro Magariños Cervantes
Alejandro Magariños Cervantes, nació en Montevideo, Imperio del Brasil en 1825 y falleció en Rocha, República Oriental del Uruguay en 1893.
Fue uno de los más destacados escritores románticos del Uruguay del siglo XIX.
Se inició en la vida del derecho, como practicante en el Estudio jurídico de Valentín Alsina en 1843, cuando Alsina se encontraba expatriado en el Uruguay, comenzando en esa época sus estudios de derecho que continuó en España donde obtuvo su graduación como doctor en Jurisprudencia.
Tanto en España, como en Francia, escribió varias obras literarias, como Montevideo, episodios de nuestra historia contemporánea, La estrella del sur, Memorias de un buen hombre, Celiar, en las cuales describe lugares y personajes americanos.
En ese tiempo se
desempeñó como corresponsal de algunos diarios americanos. En París fundó La
Revista Española de ambos mundos y publicó Veladas de invierno, que
es una colección de Leyendas
Regresó
a su país en 1855 y fue nombrado para desempeñarse como Cónsul General en
Buenos Aires.
Durante
la gestión presidencial de Bernardo Prudencio Berro, volvió a Montevideo, ya
que había sido designado como Fiscal en lo Civil.
En 1865,
debido a problemas políticos en su país, emigró nuevamente a Buenos Aires. Aquí
escribió Caramurú, donde describe el medio campesino.
Durante
el gobierno de Lorenzo Batlle del Partido Colorado, regresó a su país y es
nombrado Ministro de Hacienda en 1869, cargo que ocupó durante poco tiempo,
dedicándose asimismo por esa misma época como catedrático de la Facultad de
Derecho. En 1878 fue nombrado Rector de la Universidad, cargo que ocupó durante
dos años, donde desarrolló una proficua actividad.
Formó
parte del Senado de la República, hasta el día de su fallecimiento.
En Estudios históricos, políticos y sociales
sobre el Río de la Plata,
Magariños Cervantes, dijo de Rosas:
"Séanos lícito reconocerlo, No se manda veinte años, ni se hacen las cosas que él ha hecho, con una inteligencia vulgar, ni sin estar adornado de grandes dotes como hombre de acción y de energía. Digámoslo sin miedo, en voz alta, porque de lo contrario nos haremos muy poco favor los que nos jactamos de ser sus enemigos. Si él era tan inepto y su poder tan frágil e imaginario, ¿cómo ha resistido tanto tiempo al embate de una, dos, de tres coaliciones, en algunas de las cuales figuraban naciones tan poderosas como la Francia y la Inglaterra?... Dejemos la respuesta a los que suponen que es un hombre vulgar, favorecido únicamente por la fortuna".