domingo, 1 de diciembre de 2013

Cartas - Ángel Vicente Peñaloza

    Publicado en el Periódico El Restaurador - Año VIII N° 29 - Diciembre 2013 - Pags. 12 y 13 

 Cartas


Carta del Chacho a Antonino Taboada

8 de enero de 1862 

Querido compatriota y amo: Sin embargo con esta misma fecha me dirijo a V. y su hermano, refiriéndome a objetos que espero les darán acogida a mis sentimientos a que aludo, me permito tomarme la libertad de declararle que sé positivamente que fuerzas  que quizá toman el nombre de V. hostilizan de un modo el más terrible esta Provincia hasta incurrir en las faltas más bárbaras y espantosas hasta tocar los extremos y hacer avances que ni entre los bárbaro se advierten. 

¿Por qué hacemos una guerra de muerte entre hermanos con hermanos?

¿Qué bien nos resulta con el exterminio por sostener pasiones mezquinas? Recapacite General y eche una ojeada sobre la lucha que sostenemos y sacará en limpio que los males que nosotros mismos nos ocasionamos refluye no solamente en nosotros mismos sino en las generaciones venideras que nos imitarán tan perniciosos abuso y costumbres. 

Ruego a V. General ponga un remedio a lo que le llevo expuesto, haciendo que se calmen estas hostilidades dando orden que no proceda en el orden que se practican tan terribles procedimiento hasta que V. delibere sobre los respectos a que me refiero en mi comunicación; y que nos podamos entender. Espero pues de la bondad de V. les dé entera fe y crédito a los enviados que le entregarán mi comunicación esperando que Ud. admita las consideraciones de mi mayor estima.

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Carta del Chacho a Sarmiento

Sarmiento vestido de militar
Domingo F. Sarmiento (1)

Campamento general de los Llanos de la Rioja, agosto 26 de 1863.

Al Excmo. Gobernador don Domingo Faustino Sarmiento.

El que firma, con el deseo de terminar la incesante lucha en que se ve comprometido con las fuerzas mandadas por V.E. de esa provincia y de las demás, ha dispuesto dirigirse a V.E. para que le manifieste cuál es el verdadero fin que se propone, al hacer a estas provincias y a la suya misma una clase de guerra que no dará otro resultado que el constante derramamiento de sangre argentina y el exterminio y la destrucción total de la propiedad, porque si el infrascripto se ve en el caso de hacer uso de los intereses de su provincia para sostenerse, las fuerzas de V.E. que expedicionan a esta provincia con igual o menos derecho, no sólo hacen uso de lo que precisan, sino que destruyen todo cuanto encuentran, sin respetar las propiedades y vidas de los vecinos, haciendo así una guerra enteramente vandálica y destructura (sic), muy indigna de un gobierno culto y civilizado, y que si la Nación entera ha puesto en sus manos los recursos con que cuenta, no lo ha autorizado por eso para exterminar a sus habitantes, ni destruir y atropellar las propiedades particulares.

En vista de esta dolorosa situación a que ha quedado reducido el país entero, se dirige el que firma a V.E., pidiéndole una explicación a esta conducta y de las razones que motivan al Gobierno Nacional a continuar en el tenaz propósito. V.E. sabe muy bien que no sólo peleando se triunfa, y que con política y con tomar medidas más conciliadoras conseguirá lo que no ha de conseguir del modo que se propone.

Persuadido queda el que firma que V.E. en representación de ese gobierno pesará estas reflexiones e inmediatamente adoptará el camino que queda para terminar la guerra. No se negará el infrascripto, ni se negarán sus compañeros de causa a aceptar un medio que sea prudente y admisible, una vez convenido con V.E. y hecha una proposición que sea justa. 

Queda el infrascripto esperando el resultado de ésta y hasta tanto ofrece a V.E. las consideraciones de su aprecio y distinción. Dios guarde a usted. 

Ángel Vicente Peñaloza 

Agenor Pacheco, secretario en campaña. 

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Carta de la esposa del Chacho al Gral. Urquiza

Rioja, agosto 12 de 1864. 

Excelentísimo capitán general, don Justo José de Urquiza. 

De mi singular respeto: 

Confiando en su reconocida prudencia y carácter benévolo, me tomo la libertad de recomendar a la atención de V. E. con la esperanza de que aliviará en algún tanto mis padecimientos en que la desgracia de la suerte me ha colocado, con la dolorosa pérdida de mi marido desgraciado, que la intriga, el perjurio y la traición, ha hecho que desaparezca del modo más afrentoso, y sin piedad, dándole una muerte a usanza de turco, de hombres sin civilización, sin religión; para castigo, la muerte era lo bastante; pero no despedazar a un hombre como lo hace un león; el pulso tiembla, señor general: haber  presenciado y visto por mis propios ojos descuartizar a mi marido dejando en la orfandad a mi familia, y a mí en la última miseria, siendo yo la befa y ludibrio de los que antes recibieron de mi marido y de mí todas las consideraciones y servicios que estaban a nuestros alcances. Me han quitado derechos de estancia, hacienda, menaje y todo cuanto hemos poseído los últimos restos me quitan por perjuicios que dicen haber inferido la gente que mandaba mi marido; me exigen pruebas y documentos de haber tenido yo algo: me tomaron dos cargas de petacas por mandato del señor coronel Arredondo, donde estaban todos mis papeles, testamentos, hijuelas, donaciones y cuanto a mi me pertenecía. 

Se me volvió la ropa mía de vestir, de donde resultó que no tengo como acreditar ni de los dos mil pesos que V. E. tuvo a bien donarme para mí, por hacerme gracia y buena obra, por lo que suplico a V. E. se digne informar sobre esto al juez de esta ciudad, para que a cuenta de esto me deje parte del menaje de la casa, siquiera por esta cantidad que expreso. Lo pase bien, señor general, sea feliz y dichoso, que yo no cesaré en mis preces de enmendarlo al Supremo Ser lo conserve por dilatados años al lado de su amable familia, con salud, prosperidad y dicha. Y no ofreciéndose otra cosa soy de V.E.su affma. S. S. que le ofrece el más humilde acatamiento y las mejores consideraciones de aprecio y respeto. 

Q. B. L. M. de V. E.

Victoria Romero de Peñaloza.


(1) El Teniente Coronel Domingo F. Sarmiento, visitando la Exposición Universal de París en 1867. Sarmiento, fue el mayor enemigo del Chacho.