Publicado en el Periódico El Restaurador - Año VI N° 24 - Setiembre 2012 - Pag. 4
Las operaciones corsarias riveristas contra la Confederación Argentina. Las intervenciones de fuerzas navales anglo-galas y estadounidenses
La victoria completa sobre la flota
invasora de Garibaldi en Costa Brava, a similitud de las situaciones que se
produjeron luego de los triunfos de los Generales Justo J. de Urquiza, Manuel Oribe
y Angel Pacheco en los combates terrestres de Arroyo Grande e India Muerta,
colocaron a Rivera en la posición de tener la guerra prácticamente perdida en
varias oportunidades. Pero siempre sucedía la intervención de
No vaciló Rivera en contratar
nuevamente a Garibaldi y al marino griego Jorge Cardasi para que mediante
patentes corsarias, operaran contra los argentinos. Incluso algunas patentes de
corso fueron otorgadas insólitamente por la Comisión Argentina en Montevideo,
para que operaran en naves con bandera unitaria contra navíos argentinos.
Merece mencionarse que el aventurero italiano en nada valoró que lo dejaran
libre y con vida, ya que volvió con sus andanzas, y el griego Cardasi, también
con artero procedimiento -el que resultaba cercano a la piratería-, vistió a
sus tripulaciones con uniforme y cintillo federal para engañar a las fuerzas
argentinas.
Los corsarios orientales operaron en
el Plata y el Paraná, llegando Cardasi hasta Corrientes muy maltrecho, donde
permaneció hasta 1847, finalizando su intervención contra nuestra Patria, luego
del combate de Potrero de Vences donde el Gral. Urquiza al derrotar a Madariaga,
impidió definitivamente la segregación de la Provincia de Corrientes.
La presencia continua de naves
francesas, inglesas, norteamericanas y brasileñas en aguas del Rio de la Plata
durante los años 1842 a 1847, en situación amenazante, con una participación retaceada,
corta pero eficaz a favor de los emigrados unitarios y sus aliados orientales
colorados y brasileños, es el fiel retrato de
El
13 de enero de 1843, la goleta argentina 9 de Julio que perseguía naves corsarias riveristas debe enfrentar
a la corbeta francesa Arethuse, que
facilita una bandera gala a una embarcación riverista para que la enarbole y
así impida su captura por los argentinos, pero no obstante el Capitán Eduardo
Brown -hijo del Almirante- captura la nave enemiga, donde incluso encuentra una
bandera negra y blanca con símbolos piratas. El Capitán francés Penhanrose
pretende que el diferendo se solucione a bordo de otra corbeta francesa
Solo habían pasado tres meses cuando
las naves inglesas Alfred y Philomel, atacan el 13 de Abril de 1843
nuevamente a la goleta 9 de Julio, y
producen durante tres días el “arresto” de la nave argentina, entredicho que
soluciona también el Alte. Brown.
En 1844 se producen dos arteros
ataques, de la fragata norteamericana Congress,
uno a
En junio de 1844, se produce otro conflicto entre la nave francesa Balguerie, apoyada por la estadounidense Racer y el bergantín nacional Echagüe; meses más tarde el bergantín Republicano debe soportar un entredicho con la nave norteamericana Bainbridge. Para finales del año 1844 se encuentran estacionados en aguas del Río de la Plata diez naves francesas con 282 cañones, y once embarcaciones inglesas con 134 cañones, sumado a tres norteamericanas y ocho brasileñas en actitud expectante. Estos incidentes en aumento preanuncian el Robo de la Escuadra (ver ER N° 19). Sobreviene la intervención extranjera -sin declarar la guerra- contra la Confederación Argentina, la Misión Varela en Londres, Paris y Río de Janeiro con el propósito de lograr la separación de la Mesopotamia y que las grandes potencias volcaran a favor de la Comisión Argentina en Montevideo y sus aliados orientales e imperiales, todos sus recursos, para compensar las sucesivas derrotas que las fuerzas terrestres y navales nacionales le habían infringido en todos los frentes.