sábado, 1 de septiembre de 2012

Giuseppe Garibaldi

  Publicado en el Periódico El Restaurador - Año VI N° 24 - Setiembre 2012 - Pags. 4 y 5 

Giussepe Garibaldi

                                                           Por el Federal Apostólico

Combate de Costa Brava
Giuseppe Garibaldi

Giuseppe Garibaldi (1807-1882), tomó intervención, en las guerras civiles rioplatenses, a favor de Rivera y los unitarios argentinos.

Si bien en Italia se lo considera héroe, para nuestro país no fue más que un pirata y saqueador, no obstante lo cual en el año 1895, al ser botado un crucero acorazado argentino, se le dio su nombre, pero eso no es todo, la Ciudad de Buenos Aires en el año 1904, lo homenajeó con un espléndido monumento instalado en Plaza Italia en el Barrio de Palermo, además de otros monumentos que se levantaron en otras ciudades de nuestro país, como así también lo recuerdan diversas calles en pueblos y ciudades. Todo ello, como si no hubieran héroes argentinos a quienes homenajear. Pero bueno... estas son cosas que ocurren solo en nuestro país!

Veamos, sintéticamente, quien fue Garibaldi en sus correrías en el Plata y sus afluentes y el lector evaluará si "Garibaldi es una gloria argentina", como afirmó el siempre desubicado Sarmiento o fue un "pirata" como lo llamaba La Gaceta Mercantil.

Los hombres a los cuales comandó Garibaldi, no fueron ejemplo de disciplina ni orden, sino todo lo contrario, y el mismo italiano así los describe en sus Memorias: "Los equipajes que yo mandaba estaban compuestos por hombres de todas las naciones. Los extranjeros eran, en su mayor parte, marinos, y casi todos desertores de barcos de guerra; debo confesar que éstos eran los menos díscolos. Entre los americanos, la generalidad habían sido expulsados de los ejércitos de tierra, por varios delitos, muchos por homicidios. De modo que eran verdaderos canallas desenfrenados y se necesitaba todo el rigor posible en los barcos de guerra para mantener el orden".

En 1842, con el ardid de enarbolar el pabellón de la Confederación Argentina, en las naves riveristas que comandaba, y disfrazando así sus naves, pudo engañar y burlar a la guarnición argentina destacada en la isla de Martín García, forzando el paso para adentrarse en el Paraná. Por ese proceder desleal e indecoroso, la prensa de Buenos Aires, comenzó a llamarlo "pirata".

El Alte. Brown con gallardía después del combate de Costa Brava, le perdonó la vida, pero en realidad debió aplicar la ley del mar, vigente en aquella época, que era el ahorcamiento de los piratas, con lo cual se hubieran evitado muchos males para nuestro país, ya que Garibaldi, se había comportado como tal, como así lo informó Brown en el parte que con motivo de ese combate le remitió a Rosas, en estos términos: "La conducta de estos hombres, excelentísimo señor, ha sido más bien de piratas, pues que han sa­queado y destruido cuanta casa o criatura caía en su poder, sin recor­dar que hay un Poder Supremo que todo lo ve y que tarde o tem­prano nos premia o castiga según nuestras acciones". Esa calificación de "pirata", fué corroborada años después y como veremos a continuación, cuando saqueó poblaciones argentinas y orientales haciendo estragos entre la población indefensa.

En efecto, durante la intervención anglofrancesa a nuestro país en 1845, Garibaldi nuevamente se encuentra al mando de una flotilla riverista, formada por los buques argentinos -los ex navíos San Martín, Echagüe y Maipú- que habían sido apresados con motivo del hecho conocido en la historia como "el robo de la escuadra" -hecho acaecido el 2 de agosto de 1845-, cuyas naves tripula con 900 hombres de la Legión italiana.

El 30 de agosto de 1845 los almirantes anglofranceses intiman la rendición de la guarnición oriental de la ciudad de Colonia, formada por trescientos hombres con una artillería compuesta por ocho pequeños cañones, mandada por el coronel Jaime Montoro. Ante la negativa del jefe oriental de rendir sus armas, los anglofranceses al amanecer del siguiente día, bombardearon la ciudad con los 200 cañones de la escuadra ante lo cual Montoro no tiene más remedio que retirarse y Garibaldi desembarca y saquea la población. En sus Memorias, habla así del comportamiento de los hombres que comandaba "(ya que fue) difícil de mantener la disciplina que impidiera cualquier atropello, y los soldados anglofranceses, a pesar de las órdenes severas de los almirantes, no dejaron de dedicarse con gusto al robo en las casas y en las calles. Los nuestros, al regresar, siguieron en parte el mismo ejemplo aún cuando nuestros oficiales hicieron lo posible para evitarlo. La represión del desorden resultó difícil, considerando que la Colonia era pueblo abundante en provisiones y especialmente en líquidos espirituosos que aumentaban los apetitos de los virtuosos saqueadores".

El 5 de setiembre Garibaldi tomó la isla de Martín García, arriando el pabellón nacional azul y blanco y enarbolando el oriental.  

Posteriormente asalta la ciudad de Gualeguaychú, que se encontraba desguarnecida, saqueándola durante dos días, con su cuerpo de mercenarios, cometiendo todo tipo de tropelías.

José Luis Bustamante, secretario del Gral. Rivera, a quien le escribió el 2 de noviembre, alarmado por las consecuencias negativas que el proceder de Garibaldi y su gente podría ocasionar a su causa, le dijo: "Garibaldi saqueó la Colonia y Gualeguaychú escandalosamente: no puede contener la gente que lleva. Esta marcha nos desacreditará mucho; y mientras no se vean al frente de esas operaciones jefes del país, nada adelantaremos: la guerra será interminable..."

El 30 de setiembre Garibaldi, intenta un ataque en Paysandú y días más tarde en Concordia, siendo repelido en ambos casos, pero a fin de de octubre toma Salto, donde repite sus saqueos y asesinatos de habitantes.

En sus Memorias, así recordará sus "acciones" en estas tierras: “Como no recuerdo los detalles de todos aquellos atropellos, me es imposible narrar minuciosamente las infamias cometidas… Nadie era capaz de detener a esos insolentes salteadores… Todos vivían permanentemente alcoholizados... Me dan ganas de reír cuando pienso en el honor del soldado…”

Viene aquí al dedillo, el pensamiento del escritor Ignacio B. Anzoátegui, cuando con cierto humor no exento de verdad, dice, refiriéndose a Garibaldi: "Un tano bandido a quien la Patria, en vez de levantarle una estatua, debió hacerle decir varias misas en contra"

 

Giuseppi Garibaldi
Crucero acorazado Giuseppe Garibaldi. Construído en astilleros Ansaldo, Italia.
Fue dado de baja en 1934. Tenía un desplazamiento de 7.300 T.
Desarrollaba una velocidad de 20 nudos y tenía una tripulación de 543 hombres.

Fuentes:

Crónica Histórica Argentina.

Ezcurra Medrano, Alberto. Las otras Tablas de Sangre.

Saldías, Adolfo. Historia de la Confederación Argentina

Sierra, Vicente D. Historia de la Argentina, T° IX, 1840-1852.

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