sábado, 1 de septiembre de 2012

Sarmiento y el Estrecho de Magallanes

   Publicado en el Periódico El Restaurador - Año VI N° 24 - Setiembre 2012 - Pags. 8 a 13 

Sarmiento y el Estrecho de Magallanes

Por Norberto Jorge Chiviló

Siguiendo con el tratamiento de distintos temas mencionados por el Dr. Omar López Mato, en su carta que se publicó en la edición N° 21 de este periódico (pág. 6), con el título "Otra Vuelta de Obligado", y como lo prometimos en el número anterior, vamos a referirnos ahora al tema de los canales fueguinos y la forma en que nuestro vecino, Chile, se adueñó de los mismos y a instancias de quién lo hizo. 

Estrecho de Magallanes
Tabula Magellianica (A)


Estrecho de Magallanes

¿Qué es un estrecho, geográficamente hablando?. El diccionario de la Real Academia Española, lo define como "Paso angosto comprendido entre dos tierras y por el cual se comunica un mar con otro". Ejemplos: El estrecho de Gibraltar, el de Magallanes.

Primero ubiquémonos geográficamente. El estrecho  de Magallanes es un paso marítimo que separa la parte sur del continente americano (Patagonia), con la Isla Grande de Tierra del Fuego. Es un paso natural entre los Océanos Atlántico y Pacífico. Esta vía interoceánica era y es de gran importancia estratégica por ser la ruta más corta y más segura que el traslado por el Cabo de Hornos. 


Breves reseñas históricas

El estrecho fue descubierto por el navegante portugués Fernando o Hernando de Magallanes al servicio de la Corona española, en su expedición alrededor del mundo. El día 21 de octubre de 1520 descubrió un cabo al cual bautizó de las "Once mil vírgenes" detrás del cual se divisaba una gran entrada de mar. Días después, el 1° de noviembre, día que la Iglesia Católica festeja el día de "Todos los Santos", Magallanes ingresó en el estrecho al que bautizó con ese nombre. También dio nombre al territorio situado al sur al que llamó "Tierra de los fuegos", por las grandes fogatas que originaba el gas natural que emanaba en esa zona.

Estrecho de Magallanes
Hernando o Fernando de Magallanes (B)


Tanto desde España, como desde la Gobernación de Chile y del Virreinato del Perú se enviaron varias expediciones al estrecho, intentando alguna de ellas el poblamiento de la zona pero las condiciones adversas del lugar -en especial climáticos-, impidieron que eso fuera posible y los intentos que se hicieron, fracasaron.

A fines del siglo XVI el estrecho también fue navegado por corsarios ingleses y también por navegantes holandeses y en los siglos siguientes lo atravesaron holandeses, franceses, ingleses, además de los españoles.

Ya durante el siglo XIX, llegaban allí en busca de refugio y provenientes de la Antártida naves foqueras, balleneras y loberas, tripuladas mayormente por ingleses y norteamericanos.

Las primeras autoridades patrias surgida en 1810 y las siguientes, durante más de una década, adoptaron diversas disposiciones jurisdiccionales, tales como ordenarle al comandante del fuerte del Carmen de Patagones la vigilancia de las costas situadas al sur del establecimiento.

Durante las décadas de 1820/1830 -y siendo ya Inglaterra la gran potencia marítima-, el Almirantazgo británico organizó varias expediciones -una de ellas al mando del capitán Robert Fitz Roy- a los fines de hacer relevamientos hidrográficos en el estrecho y canales adyacentes y la confección de una cartografía -que fue editada en 1837- que facilitara la navegación para sus naves.


Breves antecedentes jurídicos

Al establecerse en 1776 el Virreinato del Río de la Plata, el límite sur de la Capitanía General de Chile quedó limitado por el río Bío-Bío, con lo cual toda la Patagonia (a ambos lados de los Andes) y la Tierra del Fuego estaban bajo la jurisdicción de Buenos Aires.


La ocupación del Estrecho por los chilenos

Los chilenos no demostraron interés por la zona, sino recién en abril de 1842, como veremos más adelante, pero la idea de tomar posesión del Estrecho, la tuvo Bernardo O'Higgins, años antes (1836) cuando consideró la posibilidad de la utilización de barcos a vapor para remolcar los veleros que pasaban hacia el Océano Pacífico.

Por esos años el paso de los barcos a vela por el Cabo de Hornos duraba entre 40 y 60 días dependiendo ello de las condiciones del tiempo, mientras que un vapor que los remolcara por el estrecho de Magallanes, realizaba el cruce en 30 o 40 horas solamente.

Fue así que en abril de 1842, el presidente chileno Gral. Manuel Bulnes, dispuso que una fuerza expedicionaria tomara posesión del Estrecho y territorios adyacentes, lo que se concretó el 21 de setiembre de 1843. Un mes después se estableció un fortín que se llamó "Fuerte Bulnes".

La toma de posesión se realizó por los chilenos con el cumplimiento de las formalidades de la época: izamiento de bandera, saludos por disparos de tiros de cañón, labrado de acta, enterramiento de monedas, discurso, etc.

Es verdad que la zona se encontraba hasta ese momento despoblada, como se encontraban despobladas también inmensas zonas de nuestro país y de otros de América, incluso de Chile, pero esa situación no autorizaba, a ningún país vecino a tomarlas como si no fueran de nadie considerándolas res nullius, porque eso contrariaba el principio establecido a partir de 1810 entre las repúblicas hispanoamericanas del uti possidetis iure -como lo mencionamos en la pág. 13 del N° 22 de este periódico-, para determinar los límites territoriales de cada una de ellas.

Cinco años más tarde, los colonos del asentamiento, se trasladaron a un lugar más adecuado, más al norte, llamado Punta de Arena, dando así origen a lo que actualmente es la ciudad de Punta Arenas.


La campaña periodística de Sarmiento en Chile

Estrecho de Magallanes
Domingo F. Sarmiento

A fines de 1840, Domingo Faustino Sarmiento pasó a Chile como expatriado. Dos años después dirige el diario El Progreso, en la ciudad capital del país trasandino, que es subvencionado por el gobierno chileno. Desde ese diario, -y volvemos a repetirlo: financiado y sostenido por el gobierno chileno- comenzará Sarmiento una campaña incitando y promoviendo la ocupación de las tierras sobre el Estrecho de Magallanes. Según Sarmiento, lo hizo a instancia de un marino norteamericano, Jorge Mebon, quien lo interesó en la idea. Mebon había sido cazador de lobos y a fines de 1841 había solicitado una concesión al gobierno chileno para la explotación de un servicio de remolcadores en el estrecho. Ante ese pedido, el gobierno designó una comisión la que se expidió aconsejando la posesión efectiva del estrecho.

Pero podemos afirmar, que se inició esa campaña periodística, con el evidente concurso del gobierno de Santiago, quien de tal forma quería movilizar y obtener el apoyo de la opinión pública de aquél país para la realización de la empresa.

La participación de Sarmiento, fue decisiva, creando opinión como resulta de la carta que Pedro Díaz de Valdéz, le remitió a Jorge Mebon el 21 de noviembre de 1842: "Su estimable del 19 que acabo de recibir me ha llenado de satisfacción al ver que su asunto progresa rápidamente, gracias a los incomparables esfuerzos de su digno amigo Sarmiento. Tengo en mi poder todos los números de «El Progreso» que se han publicado hasta la fecha y debo confesar que la materia está tratada con mucha maestría..., la relación de Sarmiento es perfectamente satisfactoria..., y no deja nada bajo la posibilidad de ser cuestionable por nadie, en presencia de los inalterables documentos que presenta. Si Ud. lo ve no deje de saludarlo en mi nombre y expresarle mi gratitud por la parte activa que ha tomado en el negocio."

Nada mejor que seguir a Manuel Gálvez, en su obra biográfica "Vida de Sarmiento - El hombre de autoridad", quien con claridad desarrolla el tema.

Dice Gálvez:

"Va a salir El Progreso cuando se le presenta (a Sarmiento) el marinero norteamericano Jorge Mebon. Le habla de la ventaja para Chile de ocupar el estrecho de Magallanes y fundar allí una población, y le pide incitar al Gobierno a dar ese paso. Sarmiento se interesa. Promete estudiar el asunto y, pronto convencido, inicia "una serie de estudios -digámoslo con sus propias palabras, escritas posteriormente- que hoy, después de ocho años, no son del todo estériles". Sí, no han sido estériles para Chile...

Comienza esta campaña en el primer número de El Progreso, el 11 de noviembre de 1842, y termina el 28. Ocho artículos, dos de los cuales se publican en dos números cada uno. Sarmiento estudia la cuestión, sin hablar de la Argentina ni de sus derechos. Habla de que Chile puede, con la posesión de Magallanes, "asegurarse un porvenir colosal"; de las "inmensas ventajas que esta habilitación del Estrecho ha de acarrearnos"; de que sus artículos habrán mostrado "la necesidad absoluta" de adoptar providencias oportunas. Y termina con varias preguntas, entre las cuales ésta: "¿Quedan dudas, después de todo lo que hemos dicho, sobre la posibilidad de hacer segura la navegación del Estrecho y establecer allí poblaciones chilenas? Pero, ¿qué se hará para aclararlas o desvanecerlas? ¿Permanecer en la inacción meses y meses? ¿Abandonarse a discusiones estériles?" Como se ve, exige la mayor urgencia.

¿Es Sarmiento el primero que se interesa por que Chile ocupe el Estrecho? El escritor chileno Armando Braun Menéndez demuestra, en Fuerte Bulnes, que el general O'Higgins pensaba en eso por lo menos desde 1841. En febrero del 42 le había escrito al Presidente Bulnes, y en agosto del mismo año al ministro Irarrázaval, sobre sus deseos de que se colonizara el Estrecho. Bulnes aceptó la idea, tanto que el 6 de abril del 42 nombró una persona para que, desde Chiloé, estudiara el asunto e informara. Pero hasta la campaña de Sarmiento no se había salido de este período previo. Por otra parte, Mebon, tan enterado de cuanto se refiere a la marina mercante y al asunto de Magallanes, creía que nada se había hecho, por cuanto se dirigió a Sarmiento. Es evidente que Mebon nada espera del Gobierno chileno, a lo menos para esos días. Más aún: existe una comisión especial para estudiar un proyecto de Mebon de organizar un servicio de remolcadores en el Estrecho -lo que, naturalmente, está relacionado con la ocupación de sus márgenes- y esta comisión, que ha dejado pasar un año, se expide al mes siguiente de terminada la campaña de Sarmiento. Y en fin, aunque el Gobierno de Chile se hubiera preocupado de ocupar Magallanes, eso no cambia en lo más mínimo la situación de Sarmiento como argentino.

El Gobierno de Chile resuélvese a proceder con rapidez, según los consejos de Sarmiento, y organiza la expedición, que parte el 21 de mayo de 1843. Y el 21 de setiembre de ese año, los expedicionarios, entre los cuales va Mebon, ocuparán en nombre de Chile, esas tierras que la Argentina considera suyas...

Estas páginas de Sarmiento no figuran en sus obras completas. El compilador dice, en una nota del tomo XXXV, no poseer la colección de El Progreso correspondiente a ese año... Pero esto es falso, pues en el tomo II figuran nueve artículos publicados por los mismos días.

Y si el compilador argentino no hizo sino reproducir una edición anterior publicada en Chile, quiere decir que el compilador chileno escondió los artículos. Sarmiento, años más tarde, en su periódico La Crónica, defenderá, en otra campaña, los "derechos" de Chile. Y en Recuerdos de Provincia se alabará así: "La ocupación de Magallanes ha salido de los trabajos de El Progreso, como la reivindicación de los títulos de posesión de Chile salió después de las investigaciones de La Crónica".

¿Cómo explicar esta actitud antiargentina? ¿Deseaba agradecer a sus favorecedores? ¿Hacer algo por Chile, para que no se le maltratara? ¿Siéntese chileno? 


Estrecho de Magallanes
Manuel Bulnes (C)


En el último artículo, editorial, que se publicó en El Progreso, el 28 de noviembre de 1842, el "argentino" Sarmiento dirá: "Concluiremos con algunas  reflexiones generales la ya harto difusa investigación sobre la posibilidad y ventajas de la colonización del Estrecho ¿Qué falta mientras tanto para que todos esos bienes puedan contarse en el número de las cosas positivas, para que en lugar de ser meras conjeturas o ilusiones risueñas pasen a ser hechos? Nada. Pues que nada sería dar el primer paso que es mandar al Estrecho algunas compañías de soldados y los víveres necesarios para su mantenimiento..."

Años después y cuando el gobierno argentino en 1847, reclama por la ocupación del estrecho por parte de Chile, Sarmiento, esta vez, desde las páginas de La Crónica, periódico que él dirige y que se edita desde principios de enero de 1849 en la imprenta que su yerno Julio Belín, ha instalado en Santiago, se dedica a defender la ocupación chilena, contra la integridad territorial argentina.

Pero sigamos el interesante relato de Gálvez.

Su más importante trabajo en La Crónica aparece el 11 de marzo (de 1849). En él ataca al gobierno de Buenos Aires, que ha reclamado a Chile, poco antes, por la ocupación del estrecho de Magallanes.

Empieza condenando estas querellas internacionales por "intereses frívolos". Cuestiones como la que "tan a deshora" suscita Rosas son indignas, mezquinas y ociosas e "invierten fondos, tiempo, atención, que debieran ser consagrados a otros intereses"; y promoverlas es propio sólo de "gobiernos engañados por una falsa gloria". Esta cuestión "ociosa improductiva para el Gobierno que la provoca", es indigna de aumentar un escándalo más en América, una desavenencia, acaso una guerra, Así estima Sarmiento la pérdida, para su patria, de territorios de formidable valor estratégico, de una de las grandes rutas del mundo...

El primer argumento que da en favor de Chile es que "un territorio limítrofe pertenecerá a aquel de dos estados a quien aproveche su ocupación, sin dañar ni menoscabar los intereses del otro". El Estrecho y sus márgenes son necesarios a Chile, en su camino hacia Europa; y para la Argentina, una posesión inútil. Si Chile abandonara el estrecho -se pregunta- "¿lo ocuparía Buenos Aires? ¿Para qué?". Y agrega: "Magallanes, pues, pertenece a Chile, por el principio de conveniencia propia, sin daño de tercero".

A este argumento se le puede objetar: que no debe considerarse sólo el interés momentáneo sino también el futuro; que la posesión del Estrecho por Chile, nación que siendo vecina de nuestra patria, pudiera llegar a ser su rival, perjudica a nuestros intereses para el porvenir; que no existe tal "principio", pues lo que Sarmiento llama así es una invención suya; y, finalmente, que, aun cuando fuese cierto lo que dice, no le corresponde decirlo a un argentino. 

El segundo argumento es el del derecho del primer ocupante. Sarmiento pregunta: "¿Quién no se siente humillado -en Chile, hay que interrumpirle- a la idea sola de mandar Chile, a consecuencia de las reclamaciones de Buenos Aires, a recoger sus colores, destruir sus poblaciones y abandonar su posesión, por condescender con un gobierno extraño?" El derecho de Chile es para Sarmiento un derecho de decoro, de dignidad, que el gobierno de Buenos Aires, "hermano del de Chile, debe cuidar de no atropellar".

El tercer argumento es que Buenos Aires ha dado su aquiescencia tácita. Sostiene él que ese gobierno ha consentido con su silencio de seis años. Este argumento, como el anterior, es bueno para Chile, pero, por eso mismo, muy malo para la Argentina.

Sarmiento considera la "pretensión" de Rosas como extemporánea, infundada, atentatoria y "provocativa de un conflicto sin motivo, y manifestación pura de un capricho y de un pretexto para encubrir malquerencia e intenciones hostiles a Chile".

Y no sólo cree Sarmiento, que el Estrecho pertenece a Chile, sino también que puede pertenecerle toda la Patagonia. Después de citar la ley de Indias de 1609, agrega: "Quedaría por saber aún si el título de erección del Virreinato de Buenos Aires expresa que las tierras al sur de Mendoza, y poseídas aún hoy por chilenos, entraron en la demarcación del Virreinato, que, a no hacerlo, Chile pudiera reclamar todo el territorio que media entre Magallanes y las provincias de Cuyo". Hoy se defiende a Sarmiento afirmando que en esos años nadie cree en el valor de la Patagonia. Pero es falso. Alberdi, en Montevideo, en El Edén del 6 de abril de 1843, había dicho: "la Patagonia, tan rica en minerales, campos, bosques, bahías, ríos navegables"...

Termina diciendo que sus consejos a Buenos Aires de dejar a Chile el Estrecho, no significan ni entrometimiento ni reproche. Y asegura que los verdaderos intereses de los pueblos "y el blanco de una política sabia, justa y provechosa" son: comercio, industria, población, inmigración, educación pública. De modo que para Sarmiento la defensa de territorios que el país creía suyos no figura entre sus verdaderos intereses...

El 29 de abril nuevo artículo, titulado Cuestiones de límites. De la Argentina le han escrito que sus páginas del 11 de marzo han desagradado, aun a personas que le son muy adictas. El autor de la carta exprésale que Magallanes, por su posición topográfica, nos pertenece y que, al crearse el Virreinato, después de creada la Audiencia de Chile, se reconocía que de él formaban parte "las provincias de Cuyo y de Magallanes".

Sarmiento contesta: sus principios son absolutos, y no datan de hoy ni se refieren solamente a Magallanes. Son aplicables a todas las cuestiones americanas, "deplorables en sus resultados, inútiles en sus consecuencias, vergonzosas en el principio que las mueve". Como se ve, a Sarmiento le parece vergonzoso el reclamar territorios que consideramos nuestros...

Aconseja a los argentinos ocuparse en reconquistar "sus propias casas, amenazadas por los salvajes", en vez de inquietarse por lugares lejanos, "sin provecho próximo ni futuro". Dice que millones de pesos y millares de víctimas se han sacrificado en los últimos diez años "a lo que se llama la integridad del pueblo argentino, aunque en cambio hayan desaparecido del mapa ciudades del interior". ¿Qué ciudades han desaparecido?

Va a repetir sus argumentos. Pero antes, declara que la cuestión de Magallanes le interesa también por un motivo personal. Recuerda, cómo en 1842, llevando adelante una idea, fecunda en bienes para Chile, "insistimos porque se colonizase aquel punto". Ahora, como entonces, tiene la convicción de que ese territorio era útil a Chile e inútil a la Argentina. Luego habla de la Patagonia, que figura en los mapas europeos cómo tierra no ocupada, y, olvidándose de que los pueblos del interior y los campos se han despoblado por causa, de las guerras que unitarios y, extranjeros promovieron a Rosas, agrega: "y no sabemos si sería obra de caridad arrebatar el terreno, para poblarlo, a un gobierno como el argentino, que no es capaz de conservar poblado el que le dejó sometido y pacífico la España".

Estrecho de Magallanes
Bernardo de Irigoyen (D)



En Mendoza, la revista La Ilustración Argentina, cuyo primer número apareció el 1° de mayo de 1849, que dirigían Bernardo de Irigoyen y Juan Llerena, tenía entre sus finalidades apoyar los intereses argentinos en la cuestión Magallanes y también contrabalancear la campaña que Sarmiento hacía en Chile contra la política de la Confederación Argentina.

Sarmiento en un nuevo artículo del 14 de julio intenta refutar los argumentos de La lustración Argentina, e insiste en la importancia de la Cédula real de creación de la Audiencia de Chile. La Ilustración Argentina lo ha tildado de "traidor".

El 29 de julio, Sarmiento en un nuevo artículo, trata de refutar los argumentos de La Ilustración Argentina.

El 5 de agosto se publica un nuevo artículo de Sarmiento, en el que recuerda todos los antecedentes, la visita de Mebon quien le pidió su concurso para incitar al gobierno chileno a la ocupación del estrecho, etc.

Sigue contando Gálvez:

Va ahora a comparar los títulos de ambas naciones a la propiedad de Magallanes, según su entender; pero, antes, expresa que sus móviles, al ventilar esta cuestión, han sido: "Defender la colonia a cuya fundación había contribuido con mis escritos; ahorrar a los argentinos un nuevo enredo, del cual no saldrían en diez años sino por una guerra ruinosa; y romperle en las manos al tirano el instrumento con que esclaviza a mi patria". Y lo hace él, un argentino, en vez del Gobierno de Chile, para que el amor propio nacional no quede interesado. Transcribe los títulos a dos columnas, frente a frente: los de Buenos Aires -no dice "Rosas"- y los de Chile, y termina con estas palabras, que un verdadero argentino sólo las cree después de haberlas visto en La Crónica y firmadas por Sarmiento: "No me ocurre como se atreve el Gobierno de Buenos Aires, en vistas de estas demostraciones, a sostener ni mentar siquiera sus derechos al estrecho de Magallanes, si bien sé que una vez que toma el freno, no suele largarlo si no le rompen las quijadas a golpes. Pero para Chile, para los argentinos, para mí, bástenos la seguridad de que ni sombra ni pretexto de controversia le queda, con los documentos y razones que dejo colacionados".

Aún no concluye aquí el asunto. La Gaceta (de Buenos Aires) le cita documentos en favor de los derechos argentinos a Magallanes, cuyo valor probatorio reconocerá él mismo cerca de treinta años más tarde.

Poco menos de tres años más tarde, el 3 de febrero de 1852, Rosas es desalojado del poder. La cuestión de Magallanes deja de tener importancia para los gobiernos que lo suceden.

En 1868 Sarmiento, el que otrora y casi un cuarto de siglo atrás, había renegado de su nacionalidad argentina, es elegido nuevo presidente de la República Argentina. Pocos días antes del 12 de octubre de dicho año, fecha ésta en la cual debía ceñirse la banda presidencial, el diario La Nación Argentina, dirigido por Bartolomé Mitre, trae nuevamente a colación el tema Magallanes y la posición sostenida antes por Sarmiento.

Sigamos con el relato de Gálvez.

En el editorial El primer disparo, establece posición frente al nuevo gobierno, y, recogiendo una "tremenda acusación" que acaba de hacer al Presidente electo El Pueblo Argentino, asegura que Sarmiento "ha sostenido en Chile, contra su patria, los pretendidos derechos de un país extranjero para despojarla de su territorio". Como el sarmientista El Nacional, no pudiendo desmentir, dijera que el futuro Presidente, "cualesquiera que hayan sido sus opiniones no puede hoy tener otras que las que sostengan el decoro y la integridad de nuestro territorio", La Nación Argentina, arguye: "como si un argentino, por no ser Presidente, estuviera exonerado de los más sagrados deberes del patriotismo". Y termina con las siguientes palabras: "Si esto resultase plenamente probado; no creemos que haya ningún hombre, cualquiera que sea su nacionalidad, que intente justificar al señor Sarmiento; pues hasta hoy; todos los pueblos del mundo han condenado del modo más terrible al que atenta contra la integridad del territorio de su país, en beneficio de un gobierno extranjero".

La denuncia causa estupor. Muchos no la creen, la suponen una calumnia. Nadie sabía palabra del asunto de Magallanes, y sorprende que los enemigos de Sarmiento no hayan utilizado semejante arma terrible durante los días de la lucha presidencial. Pero el 6 de octubre la ciudad sale de dudas. Con el título El cuerpo del delito y sin mayores comentarios, La Nación Argentina reproduce el artículo publicado por Sarmiento en La Crónica, en Chile, el 4 de mayo de 1849. Son cuatro columnas y media, precedidas por estas frases: "Vamos a entrar a la prueba que hemos ofrecido". Dice también el diario que Sarmiento "ha sido el abogado de un gobierno extranjero contra su propio país y que él "ha sugerido, ha propagado y ha hecho triunfar la idea de hacer despojar a la República Argentina de sus territorios". Y terminada la transcripción del artículo, agrega que Sarmiento, después de eso, "inició en la prensa la tarea de probar que no pertenecían, a la República Argentina, sino a Chile los territorios de la Patagonia que hoy Chile señala en sus mapas bajo el nombre de Chile oriental".

El 8 de octubre, La Nación Argentina vuelve a hablar del asunto. Transcribe el Resumen de la Cuestión Magallanes, publicado por Sarmiento en La Crónica. Sucede también que, El Nacional, el diario de Vélez Sársfield, no encontrando modo de defender a Sarmiento, dice que esa cuestión de Magallanes la hizo por atacar a Rosas; recuerda que Florencio Varela y Valentín Alsina llamaron a las armas francesas contra Buenos Aires, e invita al diario mitrista a considerar como traidores a "esos venerables argentinos"; y vuelve a asegurar que Sarmiento no entregará a Chile las tierras magallánicas. A esto último contesta La Nación Argentina, sarcásticamente, que habrá que pedir "un voto de gracia para Sarmiento, por tanta generosidad". En cuanto a lo primero, pregunta si es atacar a Rosas o a la República Argentina "el aconsejar a los gobiernos extranjeros que le arrebaten sus territorios", y exclama: "¿Son acaso de Rosas o de la República Argentina, las tierras de Magallanes?" Y en cuanto a Varela y a Alsina, no niega el órgano mitrista, vale decir, liberal y unitario, que llamaran a las armas francesas, pero dice que ellas no entraron nunca en territorio argentino y que esos "venerables ciudadanos" no ofrecieron a Francia tierras argentinas. La Nación olvida que los franceses ocuparon Martín García, y que Varela, como está probado por el testimonio del general Paz, unitario como ellos, pretendía agregar al Uruguay; las provincias de Entre Ríos y de Corrientes. ¡Como habrá gozado en Southampton don Juan Manuel, al saber que sus antiguos enemigos se llaman traidores unos a otros!

Por esos días, el marino y patriota Luis Piedrabuena, quien tanto hizo por el sur argentino, tiene intenciones de ocupar la costa del Estrecho. Viene a Buenos Aires para obtener los recursos para la empresa. A pocos días de dejar la presidencia, Mitre le promete los recursos, pero Piedrabuena espera la asunción de Sarmiento para hablar con él. Sarmiento, según Piedrabuena, le dirá: "que no teníamos marina, que costaba mucho mantener un buque de guerra; que estábamos muy pobres y que ese territorio, más bien les convenía a los chilenos por ser el paso para el Pacífico..."

Hemos visto así, quien instigó la ocupación chilena del estrecho de Magallanes. Por falta de espacio en esta edición no podemos desarrollar el tema de la actitud que ante ese hecho asumió el gobierno de Rosas, pero lo abordaremos en el próximo número de este periódico.


Fuentes

Font Ezcurra, Ricardo. "La unidad nacional", Edición Theoría, Buenos Aires, 1961.

Gálvez, Manuel. "Vida de Sarmiento - El hombre de autoridad", 3° edición, Editorial Tor SRL, Buenos Aires, 1957.

Sierra, Vicente. "Historia de la Argentina, Tomo IX, Gobierno de Rosas - Su caída - Hacia un nuevo régimen,1840-1852". Editorial Científica Argentina, 1972.


(A) "Tabula Magellanica" realizada en 1635 por el cartógrafo holandés Willem Janszoon Blaeu.

(B) Fernando o Hernando de Magallanes (1480-1521), marino portugués al servicio de la Corona española.

(C) Gral. Manuel Bulnes, Presidente de Chile en el período 1841-1851. Pintura realizada en 1841 por Raymond Monvoisin.

(D) El joven Bernardo de Irigoyen, en "La Ilustración Argentina" defendió los derechos argentinos, sobre las tierras magallánicas.

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El escritor chileno José Miguel Irarrazábal Larrain llama a Sarmiento "el antiguo campeón de los derechos de Chile a la región de Magallanes".

"La ocupación de Magallanes había sido pedida muchas veces por la prensa"(Diego Barros Arana, historiador chileno, en Un Decenio en la Historia de Chile)

Francisco J. Rosales, encargado de negocios chileno en París, publica un folleto que titula "Apuntes sobre Chile", en el cual aconseja el abandono de la colonia instalada en el Estrecho, por considerar que el mismo se encontraba en territorio argentino.