Publicado en el Periódico El Restaurador - Año II N° 7 - Junio 2008 - Pags. 6 y 7
En
el texto transcripto a continuación y para facilitar su lectura no se ha
respetado literalmente al original (En
el original de la obra aparecen las palabras “Arjentina”, “arjentino”,
“estranjero”, “soi”, etc.)
La
obra completa en su redacción original, se puede leer en la página web de la
Biblioteca Nacional: www.bibnal.edu.ar/webpub/digital.asp
Hoy más que nunca, el que ha nacido en el hermoso país situado entre la Cordillera de los Andes y el Río de la Plata, tiene derecho a exclamar con orgullo: soy argentino
En el suelo extranjero en que resido, no como proscripto, pues he salido de mi patria
según sus leyes, sino por franca y libre elección, como puede residir un inglés
o un francés alejado de su país por conveniencia propia; en el lindo país que
me hospeda y que tantos goces brinda al que es de fuera; sin agravio a su
bandera, beso con amor los colores argentinos y me siento vano al verles más
ufanos y dignos que nunca.
La
verdad sea dicha sin mengua de nadie: los colores del Río de
Guarden,
pues, sus lágrimas los generosos llorones de nuestras desgracias; que a pesar
de ellas, ningún pueblo de esta parte del Continente tiene derecho a
tributarnos piedad.
Lleno
de efusión patriótica y poseído de esa imparcialidad que da el sentimiento puro
del propio nacionalismo, quiero abrazarlos todos y encerrarlos en un cuadro;
cegado alguna vez, del espíritu de partido, he dicho cosas que han podido
halagar el oído de los celos rivales; que me oigan ellos hoy algo que no les
parecerá tan halagüeño ¿no habrá disculpa para el egoísmo de mi patriotismo
local, cuando la parcialidad a favor del propio suelo es un derecho de todos?
…Rosas
no es un simple tirano a mis ojos. Si en su mano hay una vara sangrienta de
hierro, también veo en su cabeza la escarapela de Belgrano. No me ciega tanto
el amor de partido para no conocer lo que es Rosas, bajo ciertos aspectos.
Sé,
por ejemplo, que Simón Bolívar no ocupó tanto el mundo con su nombre, como el
actual Gobernador de Buenos Aires.
Sé
que el nombre de Washington es adorado en el mundo, pero no más conocido que el
de Rosas.
Los
Estados Unidos, a pesar de su celebridad, no tienen hoy un hombre público más
espectable que el general Rosas. Se habla de él popularmente de un cabo a otro
de América, sin haber hecho tanto como Cristóbal Colón. Se le conoce en el
interior de Europa, más o menos como a un hombre visible de Francia o
Inglaterra; y no hay lugar en el mundo donde no sea conocido su nombre, porque
no hay uno a donde no llegue la prensa inglesa y francesa, que hace diez años
le repiten día por día. ¿Qué orador, qué escritor célebre del siglo XIX no le
ha nombrado, no ha hablado de él muchas veces? Guizot, Thiers, O’Conell,
Lamartine, Palmerston, Aberdeen ¿cuál es la celebridad parlamentaria de esta
época que no se haya ocupado de él, hablando a la faz de Europa?
…Así
yo diré con toda sinceridad una cosa que considero consecuente con lo que dejo
expuesto: Si se perdiesen los títulos de Rosas a la nacionalidad argentina, yo
contribuiría con un sacrificio no pequeño al logro de su rescate. Me es más
fácil declarar que explicar el motivo porqué me complazco en pensar que Rosas
pertenece al Río de
Pero,
cuando hablando así, se nombra a Rosas, se habla de un general argentino, se
habla de un hombre del Plata, o más propiamente, se habla de
Suprimid Buenos Aires, y sus masas, y
sus innumerables hombres de capacidad, y no tendréis Rosas…
Rosas, óleo de Fernando
García del Molino. Museo Histórico Nacional |