viernes, 30 de agosto de 2024

Los barberos de Rozas - Revista Caras y Caretas

REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA

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En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años.

A continuación publicamos un interesante artículo aparecido en la revista Caras y Caretas N° 541 del 13 de febrero de 1909, sobre "Los barberos de Rozas".

Los barberos de Rozas - Caras y Caretas


Los barberos de Rozas

Se ha dicho por los mismos contemporáneos de aquel «tirano de circunstancias», según unos; según otros, «tirano neurótico», y, según los de más allá, «tirano de pura sangre», aunque si a atenernos vamos a los Sanchos de la santa federación, no hubo, había, mi habrá un gobernante criollo más patriota, desinteresado, guapo e inteligente… —Se ha dicho,—decía,—que don Juan Manuel de Rozas, — cuya vida privada y mucho más la pública, dió, da y dará, «per seculam seculorum», tela larga y muy larga, para hacer historia, anécdota y cuento, — que así nomás no ponía en mano de cualquier «fígaro» su importante pescuezo. Y razones muy fundadas se dan para ello. Saltan a la vista del más ciego en el conocimiento de aquellos tiempos de degollatina por «quítate de ahí, no me tiznés», Rozas, —y allá va para el que no lo sepa, — subió al poder cuando aún los «unitarios» no habían restañado la huella siniestra que dejara el cadáver de Dorrego. Su misión era de lucha contra sus mismos paisanos, y sobre todo de venganza, según él lo entendía… Y se vengó derramando torrentes por cada gota de sangre vertida en los campos de Navarro el 13 de diciembre de 1828. Ya pueden ustedes imaginarse sí el que tal «papelito» representaba en aquella tragedia de veinta años; aquel al que se le enviaban máquinas «infernales», salvando de ellas «milagrosamente»; aquél de quien se decía; «es misión santa matar a Rozas», —iba a poner su importante pescuezo al alcance de la navaja del primer rasurador que se le presentara... Sin embargo, cosas más sorprendentes se han visto y oído y ahí tenemos a don Julio Guyot, anciano respetable, que pasa sus ocios a los ochenta y siete años de bien conservada edad, en las escribanías, estudios de abogados y en todo aquello que se refiere a las cosas de muestro justicia criolla, que niega a pie juntillas, fuera un solo barbero el que anduviera en el pezcuezo de aquel benemérito de la patria en grado heroico…

—¿Con que, no fué el mulato?... Qué mulato ni qué mulato; fuimos muchos los que afeitamos a su excelencia.

—¿Muchos?

—Como que yo también lo afeité.

—¡No diga!.

—Que sí, digo. Vea, yo soy francés…

—¡Y francés, por añadidura!

—Aunque no lo parezco, ¿verdad? Ha pasado tanto tiempo. Yo vine a Buenos Aires en el año de 1844...

—Ya ha llovido...

—Consignado a Dalás ¿No ha conocido usted a M. Dalás? La peluquería de Dalás fue la primera peluquería francesa que se estableció en Buenos Aros y en la que recién entonces conocieron el «confort» que debe dársele a esa clase de establecimientos, regenteados por negros y mulatos y alguno que otro gallego o andaluz... Los peluqueros y barberos tenían varias ocupaciones y lo mismo le enjabonaban a usted la cara a mano no muy limpia, —pues aún no se conocía aquí la brocha, —que le plantaban una docena de sanguijuelas, le hacían una sangría o comadreaban a una  parturienta.

—Pero, ¿la afeitada a Rozas?

—Fueron muchos los que lo afeitaron: el mulato Jordán, otro mulato, cuyo nombre no recuerdo, y sobre todo, el gallego Zuviría, de la calle de Defensa, por más señas jorobado. Ese era el predilecto. Había además, otros del barrio de Monserrat y en la calle de Cuyo…

 —Pero, ¿usted?

—Verá. ¿Con qué no ha conocido usted la peluquería de Dalás? Hombre, la peluquería de Dalás estaba en la calle de Florida, al lado del palacio de la familia Dorrego, cuyo solar, por más señas, lo ocupaba entonces un gran corralón... Consignado a mi colega M. Dalás —porque yo también he sido peluquero, pero de los de tono, —aconteció que un día se presentó allí el edecán de Rozas, señor Corvalán y se empeñó en que yo lo rasurara… Manos a la obra y de conversación en conversación, caímos en que yo debía ir a Palermo, porque su excelencia, que ya conocía mi llegada, estaba extrañando que no lo hubiera ido a ver—«Con que me dijo el edecán,— mañana le mandaré a usted mi hijo que lo acompañará. Ah, no se olvide de ponerse el cintillo, porque aunque usted es extranjero, eso le agrada»  —Y dicho y hecho, al día siguiente, cabalgando en buenos pingos, con mi frac de color pasa, según la moda, mi sombrero de felpa y sin olvidar, que digo el cintillo, ni las herramientas, por un por si acaso, allá fuimos el hijo del edecán y yo. Mi recibimiento fue de embajador: cuatro soldados, con sus coloradas gorras de manga y bien armados, nos tomaron los caballos y otros tantos, con cierta solemnidad, nos condujeron a presencia de Rozas, que se hallaba, no en su despacho, sino junto a un árbol, limpiando las hojas con un cepillito. Vestía de saco y pantalón azul y llevaba una gorra de paja, como esas que usan los motoristas de ahora. Me saludó con franqueza y como si mucho nos hubiéramos conocido, me ofreció un mate y yo le ofrecí… mis servicios profesionales.—«Ahora tengo, mi amigo; pero no faltará ocasión. Vayan a pasear por el bosque y, cuidado, no me toquen los árboles… Paseamos, volvimos y...

—¿Lo afeitó usted?

—No, señor; en esa ocasión lo afeitaba el gallego Zuviría, por quien ya le dije que tenía predilección su excelencia a causa, según creo, de que, como era jorobado, Rozas se entretenía, mientras Zuviría trabaja, en pasarle la mano por la joroba, para que le diera suerte, En otra ocasión, que yo andaba por Palermo, me hizo llamar y como yo no abandonaba nunca las herramientas….

—¿Consumó el acto?

—Con toda tranquilidad conversamos de muchas cosas; pero como yo no tenía joroba...

—¿Y no le dieron a usted tentaciones de…

— ¿De qué?

—De inmortalizarse. ¿Con que tuvo usted en sus manos la carótida de aquel Holofernes y no se acordó usted de Judith?

—Pa los pavos, mi amigo. ¿Qué daño me había hecho aquel buen señor? Rozas era para mí un cliente como otro cualquiera.

—Pues he ahí una cosa que los «unitarios» nunca supieron: que se hubiera dejado afeitar por usted.  ¡Tener la carótida de Rozas a tiro de navaja... y no inmortalizarse!

—¡Caramba! ¡Y yo que tengo tantos amigos entre los «unitarios»! Bueno, vea: pata evitar rencores y discusiones molestas, hágame el servicio de no contarlo a nadie eso de que yo afeité a Rozas…

—Ni que lo piense, don Julio, ni que lo piense…

—Pues yo diré que no es cierto, ¿oye?

                                          Rafael BARREDA


miércoles, 28 de agosto de 2024

Reportaje al historiador Ismael Arce

 Publicado en el portal Infobae en 17 de agosto de 2024   


El 17 de agosto de 2024, con motivo de recordarse un nuevo aniversario del fallecimiento del brigadier general don José de San Martín, se publicó en el portal de Infobae un reportaje al profesor e historiador Ismael Arce. 
Si bien coincidí con muchos de los conceptos allí vertidos y considerando algunas respuestas poco claras, le envié a dicha persona una carta al correo electrónico que me informó la editorial "El emporio ediciones":  ismaarce@hotmail.com , que publicó uno de sus libros.
El reportaje puede leerse a través del siguiente link:

y la carta que le envié se transcribe a continuación. 
Aclaro que en caso de recibir respuesta, la misma la publicaré en este Blog. 

Villa Ballester, 22 de agosto de 2024.

Sr. profesor Ismael Arce

De mi consideración.

Con motivo de un nuevo aniversario del fallecimiento del Brigadier General de la Confederación Argentina, don José de San Martín, se publicó en el portal INFOBAE el 17 ppdo. un reportaje que le hizo el periodista Luciano Sáliche, sobre distintas características del prócer, titulado el mismo “San Martín ‘detrás del mito’: monárquico, austero e imperfecto”.

Antes de proseguir, me voy a presentar. Soy Norberto Jorge Chiviló, tengo 77 años, soy abogado, tengo el honor de haber nacido en la ciudad que lleva el nombre del Padre de la Patria, de la provincia de Buenos Aires.

Fundé en mi ciudad natal dos periódicos, uno EL GRAN AMERICANO en el año 2004 y que dirigí en sus tres primeros números y en diciembre de 2006, fundé el periódico cultural EL RESTAURADOR, de aparición trimestral, de distribución gratuita y normalmente de 16 págs. Se editó en formato papel y también en versión PDF. Pude publicar 54 números hasta que por la pandemia del Covid 19, no pude seguir con esa tarea. Una persona muy generosa, armó un blog Periódico El Restaurador, que contiene más de 900 artículos. Además soy colaborador de la revista Todo es Historia.

Como Ud. cuenta en ese reportaje, yo también me interesé por nuestra historia desde la preadolescencia, allá por fines de la década del ’50 y principios de la del ’60 del siglo pasado. En aquel entonces, en la escuela nos enseñaban sobre lo mejor de San Martín y lo peor sobre Rosas, el cuentito de las persecuciones, la Mazorca y demás mentiras.

Pero en aquellos años pude leer la cláusula 3ra. del testamento del prócer, donde lega su sable al Restaurador. Mi mente infantil hizo un click, pues razoné que si San Martín era tan bueno, no podía haberle legado su sable a un tirano como nos lo pintaban a Rosas.

Gracias a San Martín, llego a considerar a Rosas como gran personaje de nuestra historia. Seguí con las lecturas históricas y mi consideración hacia Rosas se fue acrecentando día a día. Soy rosista porque soy sanmartiniano.

Como les digo a muchas personas, yo me avivé –gracias a San Martín- de cómo venía la historia, quienes eran los verdaderos próceres y quienes eran los otros de pacotilla. Pero como yo me avivé de chico, hay otros grandulotes, que siguen las huellas de la llamada historia oficial, la “gran historieta”, como yo la denomino. Otros, que se definen como sanmartinianos pero son contrarios a Rosas, como no lo fue nuestro querido Padre de la Patria, muy por el contrario, pero bueno, allá ellos.

En la revista SER EN LA CULTURA N° 28, escribí el artículo “El General San Martín, el primer rosista”, al cual puede acceder para su lectura, mediante el link que figura más abajo.

Ya que pude informarle algo de mí, vuelvo al reportaje. Si bien concuerdo con muchas de sus apreciaciones sobre San Martín, me llamaron la atención algunas de sus manifestaciones, cuando Ud. dice:

1. Sobre San Martín que tiene “sus cosas no tan buenas”. Le pregunto, ¿cuáles son a su entender esas “cosas no tan buenas”?.

2. Cuando le asigna a San Martín, participación en el reconocimiento por parte de Gran Bretaña, de nuestra independencia (Tratado de 1825), atribuyéndoles funciones de “diplomático”. No tengo registro de que ello hubiera sido así. Cuando San Martín, se alejó de Buenos Aires, rumbo a Europa,  lo hizo motivado por la hostilidad del gobierno de Buenos Aires hacia su persona, por lo cual hubiera sido insólito que le hubiera encomendado funciones como “diplomático” o de cualquier otra índole. ¿Qué gestiones realizó para lograr el reconocimiento?. Le agradecería si Ud. me diera a conocer las fuentes de su afirmación.

2.1. Durante el gobierno de Rosas, sí se le propuso ser representante en el Perú, pero por razones éticas, San Martín no aceptó.

2.2 Durante la intervención anglofrancesa, si bien San Martín, no tenía el carácter oficial de embajador, si prestó importante servicio a la Confederación Argentina en Europa, a favor de los intereses de nuestro país. Le paso el link, de un artículo publicado en mi periódico donde traté ese tema.

3. Ud. dijo: “Sí, es un personaje que tanto la extrema izquierda como la extrema derecha, como para catalogar a las ideologías a grandes rasgos, pasando por el centro, por supuesto, tienen en San Martín un punto de referencia ineludible. Y por otro lado, aún contra algunas verdades y atribuyéndole pensamientos o posturas o actitudes que son un poco forzadas para adaptarlas a la ideología que esté apropiándose de San Martín. Por ejemplo, el extremo nacionalismo, que uno tiene más asociado a lo que sería la derecha, hace mucho hincapié en la relación con Rosas, entonces toman una parte y otra parte la dejan de lado porque no eran tan buenos los conceptos de San Martín sobre Rosas…”

Le pido si puede aclarar que quiso significar con “…aún contra algunas verdades y atribuyéndole pensamientos o posturas o actitudes que son un poco forzadas para adaptarlas a la ideología que esté apropiándose de San Martín”. ¿Cuáles son “algunas verdades”?, ¿Cuáles son los “pensamientos o posturas o actitudes que son un poco forzadas para adaptarlas a la ideología que esté apropiándose de San Martín”. Con respecto a la relación de San Martín con Rosas: ¿Cuáles elementos son tomados en cuenta por los partidarios de Rosas y que otras dejan de lado “porque no eran tan buenos los conceptos de San Martín sobre Rosas…”?.

Ud. ¿puede indicar cuál era el pensamiento político de San Martín, con respecto a Rosas?, ¿cómo fue la relación entre ambos? ¿Leyó la correspondencia que intercambiaron durante doce años? Y en caso afirmativo ¡qué podría comentar al respecto?.

En su reportaje, no hace ninguna mención a un hecho político importantísimo de la vida del Libertador, cual es el legado del sable corvo a Rosas. No mencionar ese acto trascendental en el reportaje, es ningunear en cierta forma a San Martín, además no mencionar la relación y conceptos que tuvo sobre Rosas y la Confederación Argentina y la opinión que tenía sobre los unitarios, es otra de las “ninguneadas”.

Le mando el link sobre el artículo que en el mes de enero pasado publicó la revistas Todo es Historia de mi autoría sobre el testamento de San Martín.

4. Ud dijo: “…Porque Rosas es otra figura multifacética que no podés abarcar en dos palabras: tiene cosas que vos podés aplaudir y otras cosas que, por lo menos en mi criterio, son horribles”.

Le pregunto ¿Qué cosas de Rosas, a su criterio, son para “aplaudir”? y ¿qué otras cosas “son horribles? .

Desde ya y a la espera de su contestación, le mando un atento saludo.

                                  Norberto Jorge Chiviló


Links:

lunes, 26 de agosto de 2024

Guillermo Furlong, los gauchos y Charles Darwin

 Publicado en el diario La Nación/Campo el 15 de junio de 2024   


El Padre Guillermo Furlong rescató las observaciones de Charles Darwin sobre los gauchos argentinos
Por Roberto L. Ellisalde
Guillermo Furlong


Se cumple el 50° aniversario del fallecimiento del sacerdote jesuita e historiador, que también fue un profundo conocedor del Martín Fierro


El R.P. Guillermo Furlong S.J., concurrió a la sesión privada de la Academia Nacional de la Historia en su nueva sede del Antiguo Congreso de la Nación. Llevaba más de tres décadas y media ocupando ese sitial, y era el cuarto académico en orden de precedencia; disciplinado y laborioso, había pedido el uso la palabra para leer una comunicación titulada: “Cómo juzgó Darwin a nuestros gauchos”.

El padre Furlong había nacido en Villa Constitución en 1889, en el medio rural. Hijo de irlandeses, estuvo ligado en esos años juveniles al campo; estudió al gaucho a través de las notas de algunos de los padres de la Compañía de Jesús, cuyo hábito hizo suyo. Era un profundo conocedor del Martín Fierro.

En esa sesión de la Academia, recordó que en 1914 en una tertulia en la casa de don Enrique Peña, con Samuel Lafone y Quevedo, estuvieron conversando sobre los indios y qué es civilización y qué cultura, y afirmó en forma tajante: “Es indiscutible que esa prosapia de hombres, llamados gauchos, a lo menos de la provincia de Buenos Aires, al sur del río Salado, no eran unos bárbaros, unos idiotas, unos tarados; no eran un insulto a la cultura y a la civilización. En la época hispana, si no eran apreciados ni tenidos en consideración tampoco fueron perseguidos, ni se trató jamás de eliminarlos por la fuerza de las armas, como tampoco se pensó jamás en acabar cruelmente con los indígenas”.

Recordó que después de 1810 se vio en el gaucho “la materia prima, ideal y abundante, para integrar los ejércitos y remitirlos a los fortines, donde, lejos de sus hogares, perecieron de miseria y melancolía”. Afirmó que después de Caseros fueron perseguidos como en la antigua Grecia se hizo con los ilotas, y rescató la voz de Nicasio Oroño en el parlamento denunciando procedimientos “bárbaramente antihumanos”. Rescató los escritos de Sarmiento, alguna vez simpáticos para con el gaucho, pero no omitió aquella carta a Mitre del 24 de setiembre de 1861: “Tengo odio a la barbarie popular… Mientras haya chiripá, no habrá ciudadanos…. ¿Son acaso las masas la única fuente de poder y de legitimidad? El poncho, el chiripá y el rancho son de origen salvaje”.

Exageración

En todas esas manifestaciones contra el gaucho, Furlong sentía que “debía haber exageración, ya que no era concebible que José Hernández, que durante tantos años vivió como gaucho entre los gauchos, hubiese idealizado en forma tan extraordinaria al gaucho, que llegara a ser el reverso de la medalla sarmientina”. En esas disgregaciones estaba nuestro buen cura cuando confesó que hacía pocos meses había leído el libro escrito por Charles Darwin durante su estadía entre nosotros entre fines de 1832 y comienzo del año siguiente en el que describe a nuestros gauchos con aquella frase: “los gauchos o gentes del campo son muy superiores a las gentes que residen en las ciudades, es siempre más agradable y más simpático, es más atento o educado, y es más hospitalario”.

Lo impresionó a Furlong esa frase “muy superior” y le vino a la mente el elogio del padre Castañeda, cuya biografía estaba escribiendo, y que había sido “rescatado del basurero por Saldías y por Capdevila”, en sus conceptos sobre el gaucho.

Furlong finalizó recordando que el crítico francés Nicolás Boileay “agudamente dijo que los hombres más sabios han sido aquellos que ignoraban que eran sabios, y tal fue el caso de nuestros gauchos, cuya modestia no estaba reñida con aquel vigor con que doblegaban las fuerzas de la naturaleza, cuyo bajo sentir de sí mismos no les amilanaba para las empresas más arriesgadas y bravías”.

Junto a los aplausos de rigor, no habrán faltado los comentarios de los colegas. Presuroso, el padre Furlong cruzó la Plaza de Mayo rumbo al subte, que lo iba a dejar a un par de cuadras del Colegio del Salvador. Lejos estaba de pensar que esa era la última vez que iba a estar en la Academia. El lunes 20 de mayo de 1974, poco después del mediodía, cuando volvía de dar una clase en el Seminario Metropolitano de Villa Devoto y marchaba al Archivo General de la Nación, la muerte lo sorprendió en el subterráneo en la proximidad a la estación Plaza de Mayo, curiosamente donde había instalado su primer templo en Buenos Aires, la Compañía de Jesús a la que consagró su existencia.

Hombre pródigo de su tiempo y de su saber, su generosidad intelectual fue uno de sus rasgos sobresalientes, no dudaba en orientar a veteranos historiadores y a dedicarle tiempo a noveles aspirantes, que a él se acercaban con inquietudes juveniles, entre los que me encuentro y evoco con gratitud y emoción.

jueves, 22 de agosto de 2024

Inquisición - De Galileo Galilei y otras mentiras

Publicado en el diario La Nación el 29 de julio de 2023   


Reproducimos este interesante artículo sobre Galileo Galilei, publicado en el diario La Nación.

INQUISICIÓN
DE GALILEO GALILEI Y OTRAS MENTIRAS
por Carlos Manfroni


Cualquier profesor universitario puede hacer la prueba de preguntar a sus alumnos cómo terminó su vida Galileo Galilei. Muy probablemente, la mayoría responderá que murió en la hoguera, torturado, encarcelado hasta su muerte o cosas parecidas. En cambio, si en el estado actual de nuestra educación se lanzara la misma pregunta en un colegio secundario, es probable que la mitad de los estudiantes no sepan quién era Galileo.

La cuestión es que la prueba fue hecha, y no precisamente en la Argentina. Una encuesta lanzada hace años por el Consejo de Europa entre estudiantes de ciencias de todos los países de la Unión Europea reveló que casi el 30% de ellos creía que Galileo había sido quemado vivo en la hoguera por la Iglesia. Y, más asombrosamente, el 97% estaba convencido de que había sido sometido a torturas. Ni siquiera fue real la famosa frase que, según la leyenda, Galileo habría lanzado desafiante contra los jueces eclesiásticos: “Eppur si muove”.

Así lo muestra el escritor Vittorio Messori en su libro Leyendas negras de la Iglesia. Allí destaca que aquel supuesto desafío del “sin embargo se mueve” fue inventado en 1757, en Londres, por el periodista Giuseppe Baretti y nunca fue pronunciado por el científico pisano.

Galileo murió en su cama, de muerte natural, nueve años después de aquel famoso juicio, que tuvo lugar en 1633; no pasó un solo día en la cárcel y nunca fue torturado. En realidad, tras la sentencia, agradeció a los cardenales que lo evaluaron, ya que no se le impidió seguir con su trabajo de investigación. Durante el proceso, se alojó, a cargo de la Santa Sede, en una residencia de cinco habitaciones con vista a los jardines del Vaticano y servidumbre personal. Terminada la causa, se hospedó en la estupenda Villa Medici, en la región de la Toscana; después, en el Palacio del arzobispo de Siena –quien lo había ayudado y apoyado en sus estudios– y, hasta su muerte, en la villa Il Gioiello (La Joya), siempre rodeado de atenciones y en excelente trato con los más altos dignatarios de la Iglesia.

La sentencia le había impuesto la penitencia de rezar siete salmos una vez a la semana durante tres años, oraciones con las que él continuó voluntariamente hasta el final de sus días, ya que era un católico practicante y convencido. Tanto lo fue que, en 1629, cuatro años antes del juicio, cuando la Universidad de Pisa, su ciudad de origen, recortó sus honorarios, el papa Urbano VII le otorgó una pensión para que pudiera continuar sus estudios con autonomía.

Aun frente a semejante panorama, muy diferente al del relato divulgado, y tal vez por eso mismo, cualquiera podría preguntarse –como se hizo durante tanto tiempo– por qué fue juzgado un científico por un tribunal eclesiástico y con qué motivo se le impuso una pena, por leve que fuera.

La falla más difundida en la comunicación de nuestro tiempo es la aplicación de las categorías actuales a los hechos ocurridos hace siglos. Ya resulta bastante difícil comprender los acontecimientos y hasta el sentido de las palabras de hace unas pocas décadas con los cánones de hoy. Pero la pretensión de juzgar con esos mismos parámetros la historia de hace 400 o 500 años es una verdadera insensatez.

Está claro que se cometieron barbaridades en nombre de la fe. Hasta Juana de Arco, después declarada santa por la Iglesia, murió en el fuego de la Inquisición. Pero lo que se escribió, se dijo y se repite hasta el cansancio acerca del motivo del enjuiciamiento de Galileo no resiste el menor análisis.

De acuerdo con el relato, Galileo habría sido juzgado por sostener que la Tierra gira alrededor del sol. ¿De verdad? El clérigo polaco Nicolás Copérnico había lanzado la misma hipótesis un siglo antes que Galileo. Llamamos “giro copernicano” a esa revolución en la astronomía y no “giro galileano”. Y aún hoy denominamos “giro copernicano”, como una metáfora, a un cambio agonal de perspectiva sobre lo establecido.

Pero el sacerdote católico y astrónomo Nicolás Copérnico no fue perseguido por ese descubrimiento o, al menos, no fue perseguido por la Iglesia. Fue, en cambio, vapuleado por los protestantes de la época, lo mismo que el profesor luterano Johannes Kepler, quien descubrió las leyes del movimiento de los planetas en nuestro sistema solar y que terminó enseñando en la entonces católica Universidad de Bolonia.

Tampoco se puede juzgar al protestantismo con las categorías de nuestro tiempo. La interpretación literal de la Biblia formaba parte de la columna vertebral de la Reforma. Cualquier teoría que pusiera en tela de juicio la lectura lineal de los textos sagrados significaba en ese tiempo una conmoción de los cimientos de la fe. Lo que resulta llamativo es que haya sido la Iglesia Católica la que cargó con la culpa de la oposición al sistema heliocéntrico y que el “caso Galileo” se haya tomado como símbolo de esa supuesta confrontación entre la religión y la ciencia.

Pero entonces, una vez más: ¿por qué fue juzgado Galileo? La respuesta la dio entre nosotros el padre Javier Bocci, en su libro El proceso romano a Galileo Galilei, en el que analiza pormenorizadamente todas las instancias de aquel famoso y nunca bien contado juicio.

Galileo no se conformaba con ser un científico, sino que se consideraba a sí mismo un filósofo e incluso se creyó intelectualmente preparado para incursionar en la teología. En ese contexto, pretendió que las Sagradas Escrituras fueran interpretadas y se sometieran a los cambiantes y no siempre acertados descubrimientos científicos, por expresarlo en términos extremadamente simples y resumidos.

¿Era aquello para un juicio? No a los ojos de hoy. Veamos cómo se juzga en el futuro a la nueva inquisición que se levanta en nuestro tiempo contra todo aquel que cree y practica coherentemente su fe. Una nueva inquisición que quema en las llamas de la cancelación y de la infamia a todos aquellos que se atrevan a pronunciar una palabra contra los dogmas de una agenda mundialista en la que están escritas las nuevas tablas de lo “políticamente correcto”.

Esta moderna inquisición no se ejerce desde un solo tribunal, sino desde una amplia red de organismos internacionales, organizaciones de la sociedad civil y comunicadores, con su feminismo radicalizado, sus políticas de género, su indigenismo prepotente, su ateísmo militante, su sostenida defensa de quienes atacan y su constante condena a quienes se defienden. Sus procedimientos no necesitan de la lógica ni aceptan el principio de no-contradicción; sólo resulta suficiente con sujetarse al catálogo. Por eso pueden clamar hasta por los mínimos derechos de los culpables mientras proclaman sin pudor la muerte de los inocentes. No hay libertad de expresión para la moral tradicional.

A pesar de todo, hay una buena noticia. Este fantasma que sobrevuela occidente sólo tiene poder contra los temerosos. La mala noticia es que los temerosos son demasiados. Para ellos, un cuaderno en el que escriban mil veces “¡Y qué!”, hasta que pierdan el miedo a las izquierdas.

Resulta imperiosa una alianza de las religiones tradicionales y de las fuerzas políticas conservadoras en el mundo, en defensa propia y de las sociedades prooccidentales. Esa corriente ya está fluyendo sobre la Tierra y la Argentina forma parte de ella.


Pedido para la instalación de un mástil en la Casa de Rosas

 REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA

258

  En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años.

En el presente caso no se trata de presentar una publicación sino unas notas presentadas en la Municipalidad y el Honorable Concejo Deliberante de General San Martín, solicitando la autorización para instalar en la Casa de Rosas -Museo Regional Juan Manuel de Rosas- un mástil para el izamiento de la bandera histórica de la Confederación Argentina.

Dicho pedido no mereció la consideración de las autoridades municipales.

Para conocimiento de los lectores de este Blog, se agregan a continuación las notas presentadas a la autoridades municipales.

Museo Casa de Rosas
Casa de Rosas en San Andrés

Mástil en la Casa de Rosas

Casa de Rosas - Museo Regional

Museo regional de San Martín


Casa de Rosas - Museo Rosas


miércoles, 21 de agosto de 2024

Monumento a Camila O'Gorman en la Casa de Rosas

REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA

257

  En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años.

En el presente caso no se trata de presentar una publicación sino una nota presentada en la Municipalidad y dirigida al Intendente en esos momentos, Dr. Ivoskus, oponiéndome a la instalación de una "monumento" de Camila O'Gorman en la Casa de Rosas. 

Para conocimiento de los lectores de este Blog, se agrega a continuación la nota presentada, que no fue contestada por la autoridad municipal. 


Monumento a Camila O'Gorman

Casa de Rosas


martes, 20 de agosto de 2024

Intento para lograr la defección del Alte. Brown de la causa de la Confederación Argentina

 REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA

256

  En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años.

El 30 de octubre de 1938, en la Segunda Sección del diario La Prensa fue publicado el siguiente artículo sobre el fallido intento de lograr la defección del almirante Guillermo Brown de la causa nacional de la Confederación Argentina. 

Almirante Brown




Tentativas para obtener la defección del Almirante Brown

Por el Teniente de navío 
Homero Martínez Montero

Especial para La Prensa
Montevideo, 1938

I
Uno de los enigmas históricos cuya dilucidación ha escapado al empeño o a la afortunada información de los investigadores, es el que se refiere a las tentativas tendientes a lograr que el almirante Guillermo Brown abandonase la causa rosista durante la llamada Guerra Grande, para abrazar la de Montevideo en forma activa o pasiva, que tanto en la acción como en la inhibición el pronunciamiento de aquel jefe redundaría en apreciables beneficios para los enemigos del dictador porteño.
Historiadores hay que creen en la existencia de tales tentativas, y quienes califican la versión de inventiva puesta en circulación  por el encono político de la época que, en su exaltación, no se detenía ni ante el glorioso soldado de las guerras de la independencia. Para unos, la iniciativa de las negociaciones correspondería al mismo Brown, y otros la imputan a los unitarios emigrados en el Uruguay y también a su gobierno. Así, por ejemplo, Antonio Díaz consigna en su conocida obra refiriéndose a la difundida noticia de la posible deserción, que “conocido el carácter del General Brown, esta patraña no podía tener otro objeto que un tiro directo a la susceptibilidad y desconfianza del General Rosas, y al genio atrabiliario del  General Brown para que por lo menos dejase el mando de la escuadra” (1).
El general José María Paz, en cambio, no sólo asegura la existencia de la tentativa para obtener la defección, sino que afirma haber correspondido a Brown la iniciativa. “Otro incidente de diverso género —dice— tuvo lugar en esta época fecunda, que pudo haber influido  poderosamente en el éxito favorable de la guerra, y que se inutilizó completamente, por nuestras desgraciadas divergencias. Hablo de la que mandaba la escuadra de Rosas, entabló con el gobierno de Montevideo. Según ella el Almirante y la escuadra debían dejar el servicio del dictador, sin dejar el pabellón argentino, mediante la suma de doscientos mil pesos fuertes que se le darían para gratificar las tripulaciones. Esta negociación, cuyos detalles no son bien conocidos, ha sido el objeto de mis más prolijas indagaciones y de todo he deducido, que fue iniciada de buena fe por el General Brown, con el decidido fin de separarse de Rosas y pasar al partido de sus adversarios políticos, sin abjurar por eso de su nacionalidad, ni dejar de ser argentino” (2).
La disparidad de versiones sobre el suceso y la vaguedad con que se le presenta, manifiestan claramente que hasta el momento no se dispuso de las pruebas fehacientes en que afirmar la noticia y el comentario. En lo que coinciden los historiadores, en cambio, es en la fecha del ecaecimiento: abril de 1842. Ángel Justiniano Carranza dice textualmente, refiriéndose e la aparición de la escuadra argentina frente a Montevideo en la fecha arriba señalada: “Fue entonces que, impotente el adversario para domar su bravura, tentó por primera vez poner a prueba su Lealtad” (3).
Esas pruebas fehacientes existían, sin embargo, y evidencian, además, que la tentativa de soborno del almirante data de un año anterior a la fecha en que los historiadores fijan su comisión”.

II
Los comprobantes aludidos están representados por tres cartas de Ignacio Álvarez y un borrador de otra del general Enrique Martínez, y se hallan en el Archivo General de la Nación, Montevideo, caja número 184, fondo documental “ex Archivo y Museo Histórico Nacional”, carpeta de Ignacio Álvarez.
Sobre los personajes de la trama no hay mucho que informar.
El general Enrique Martínez es figura bien conocida. Hombre de confianza de Fructuoso Rivera, en 1841, desempeña el cargo de ministro de Guerra y Marina. En cuanto al segundo personaje, cuya identidad parece diluirse en la vaguedad de un hombre vulgar, es el Director porteño de 1815 Ignacio Álvarez Thomas, a quien se deben las instrucciones consignadas a Brown para el ejercicio de su campaña de corso en el Pacífico, hecho del cual hace derivar, a nuestro juicio, la autoridad que, como veremos en una de sus cartas, manifiesta tener sobre el almirante y a la cual pone como garantía de éxito en sus proposiciones al gobierno uruguayo.
Figura de segundo orden  en el escenario político rioplatense, su sola calidad de unitario le vale la proscripción, buscando refugio en el Uruguay, desde donde conspira con los demás emigrados argentinos para cambiar el régimen de gobierno de su país. La revolución de Rivera contra Oribe lo encuentra en Colonia presidiendo una logia, reminiscencia de la Lautaro, cuya acción se orienta en el sentido de la destrucción del gobierno de Oribe —ya lugarteniente de la influencia rosista— y exaltación al poder de Rivera, quien debería proporcionar recursos y elementos a sus amigos unitarios para llevar la guerra a Buenos Aires (4). En su casa, como en la de Lavalle y Rivadavia, al ser escrupulosamente  revisadas con el estallido de la revolución riverista, se hallan unas claves secretas que le valen la detención y su nombre (Ignacio Álvarez) figura en la lista que el agente de Rosas en Montevideo, Juan Correa Morales, envía el 20 de octubre de 1836 sobre los “individuos que han sido puestos en prisión y desterrados de esta República por haber tomado parte en la rebelión del candidato Don Fructuoso Rivera”.
La adversidad política le ha dejado en precarias condiciones de fortuna; en 1841 está al frente de un pequeño establecimiento de campo coloniense temporalmente cedido por Brown y cuya explotación no basta a subvenir las necesidades familiares a punto de tener que solicitar ayuda del gobierno oriental haciendo invocación de sus servicios, “Apartando el ...me causa la confesión de mi estado doméstico, y fiando en las  consideraz. de amistad que V. me dispensa, me resuelbo a implorar en su capacidad oficial algún alivio de que no abusare tan pronto como cesen mis urgencias actuales i si para ello fuese necesaria la concurrencia de S. E. el Sor. Rivera, no dudo encontrarla en la benevolencia con que siempre me ha tratado. Ruego á V. que por algnos. momtos. fije su atencion en la suerte aflijente de su viejo amigo que no cuenta recurso alguno para proveer á las économicas erogaciones de su familia, pues que el pequeño  establecimto. de Campo que posee no le produce pa. redimir sus empeños i cubrir los gastos”.
Tal es la situación del ex Director en el momento en que se dirige al gobierno oriental en carta un tanto extraña por la seguridad con que pretende dominar la conciencia de hombres eminentes, proponiéndole gestionar la defección de Brown. 

III
Esta carta tiene carácter reservado y dice textualmente: “Sor. Generl. Dn. Enrrique Martinez — Reservada — Colonia Febo. 13 1841 — Compañero i amigo — Desde que se asegura que el generl. Brown está puesto á la caveza de la Esquadra de Rosas, lo que hé ofresido toda mí cooperasion á la Admon. de que V. hace parte, boy a trasmitirle un pensamto, que puede producir los mas fecundos resultados en provecho de la causa pública — Creo pues, que prosediendose con la mayor cautela, podría atra. se  á aql. Gefe dejando burlados los planes del Regulo— Las relaciones de amistad con mi compadre Brown son tan antiguas, como sinceras i no interrumpidas y aun me atrevo á asegurar que á ninga. persona daria preferencia en sus consejos— En tal supuesto, si el Gobno Supmo juzgase útil i combente. adoptar el pensamto., teniendo por base el indemnisarle en una manera generosa la perdida de sus intereses, del modo  qe, io indicaria i bajo Ja inmediata garantia de... Sor. Pres(idente) Rivera, la negosiacion (¿podría?)  consertarse, aunqe. para ello fuese indispensable trasladarme á esa capital, lo que en la falta de recursos con que me hallo me aparejaria un grande perjuicio.
“Quiera V—si le parece, embiarme sus ideas á este respecto con aquella precausion que écsije la gravedad del negocio; i aceptar los sentimtos. de la buena amistad con que és su affmo Servor, y Compaño. —Igno. Alvarez”.
Estas carta fue contestada por el ministro Martínez según el tenor del borrador que transcribimos:  “Sor. D. Ygo. Alvarez — Montevo. Marzo 12 de 1841. — Amigo y Compañero. — Dije a Vd. en mi carta anterior qe. debia consultar el asunto de qe. V. me trataba en la suya de 13 de Febo. respecto del pensamiento de establecer relaciones con el Gral. Brown: En consecuencia pues de ello he sido autorizado por el Gono. pa. manjfestarle qe. esta en un todo de acuerdo con V— y quiere qe. empiese sus trabajos; mas al mismo tiempo me encarga dirija a V algunas obserbacion qe puedan servir de base en el asunto, Parece dificil crer qe. el Gral. Brown este conforme conla conducta de Rosas y quizá su compromiso no sea sino por su situacion — Establecido esto como un principio, claro es qe. es indispensable estimular el honor de aquel, y por lo tanto el Govno, cre qe el medio mas seguro pa. arribar al objeto qe. V se propone sin qe. se resienta es indicarle que si (se) separa de Rosas con los buques a sus ordenes lo puede verificar declarando qe. no siendole posible por mas tiempo: estar sometido a un tirano juzgaba qe. su honor le exige unir sus esfuerzos a los Argentinos qe, pelean por destruir aquel y continuar por si la gra. Considerándose aliado de la Repa. Oriental— Un paso de esa naturaleza le seria muy honorífico, pues qe. se habria un camino de gloria inmensa en la Repca. Argentina— Porlo qe. hase a la Oriental echa la declaratoria qe. ha indicado antes el Govno. esta dispuesto (y lo hara en el acto) a indemisarle al S Brown en metalico aquello qe. el - dijese importaría la perdida de sus bienes para lo qe. estoy tambien autorisado a decirlo a  V y asegurarle qe. tal como se ofrece se hara.
“El Govno. a considerado qe. lo qe. antes se dice a V es lo qe. cre mas aesequible consultando la  dignidad del S Brown pero si encasos se quiere por aquel señor alguna otra cosa fácil sera decirlo y V. me lo trasmitira para ponerlo en conocimiento del Govno.
“Respecto ala facilidad con qe. V deve entenderse con migo se le ordena al Comte. de ese destino qe. toda ves en qe. V ponga en sus manos alguna comunicacion pa mi (5) la haga salir ganado horas.
"Quiera la suerte pueda V llenar sus deseos cuyos servicios...es grande magnitud... qe se le pueda.:... Repa.  Argentina.— Es como siempre de V affmo amigo Q B S M".
Desde el punto de vista del rigorismo histórico podría parecer prueba inconsistente dar a un borrador el valor de un documento definitivo; mas según se desprende de la segunda carta del ex Director, la intención del general Martínez no quedó en proyecto, sino que el trascripto borrador fué regularizado y expedido, si no en la forma que aparece a través de tantas enmiendas, por lo menos en coincidencia con las ideas apuntadas en su preparación.
Dicha segunda carta dice así: “Sor. Generl. Dn. Enrriqe. Martinez. — Colonia Marzo 17 — 1841.— Mi distingdo. amigo i compaño. — Tenia preparada la inclusa carta para V que hiva ádespachar por mar cuando ha llegado a mis manos su posterior del 12.
"Impuesto de su contenido i desceoso de propender á los deseos del Gobno. Supmo. haré á V las observaciores  que me sujiere el mejor écsito del negocio— En la imposivilidad que estoi de trasladarme á esa Capital, por razones que á V. son conosidas, pa. consertar mejor la operasion de su referencia, y la de encontrar aqui un sugeto aparente pa. confla(rle) la mision delicada cerca de la persona de mi compadre, se hace neceso, que V se lo proporslone (en) esa,: que á mi juicio, deberá ser Ingles ó extragero al menos, el que conferensiando antes conmigo le conduseca una carta obstensible bajo el fundamto, de interesarse en la compra del campo que temporalte, me tiene cedido, i otra que contenga el verdadero motibo con las reflecciones analogas á descidirlo á tomar una resolucion digna de su nombre i provechosa á la libertad de la Repca. (Argentina). 
“Podria. Embiar á V ahora ambas mis(ivas)… será facil conocer que ellas llegarian de... en tanto que la persona conductora le dijese haverlas tomado de ajena mano en Montevo. — Ademas, pa. mover éficazmte, el animo de Brown se necesita que no le quede ninga. duda en el cumplimto.  De las ofertas por parte del Gobno. de este Estado, i esto á mi vér se lograría, depositando en mi poder una declarasion oficial (reservada) con referencia á un previo, acuerdo de S E el Sr. Pte. Rivera qe. contuviese  ademas de las bases que V. me indica en su confidencial, la seguridad de que todos los buques seran mantenidos como propiedad nacion. Argentina, i sostenidos en el pie de guerra, por el Erario Oriental hasta Ja caida del Tirano: Que no solo á él (Brown). sino á todos los Gefes i oficiales qe. cooperasen á la empresa y qe este señalase, se les hara una compensacion. Confe. á su regulasion conservando: sus rangos Militares… aunqe. tales érogacions, queden á cargo del pais á que pertenesen pa. ser rembolsadas en su caso; i finalmte., que el mando en Gefe de las Esquadras  reunidas, le será confiado si asi lo solicitase.
“Resta solo el hallanar la dificultad que ofrece encontrar la persona aparente que haya de desempeñar la Comison con el pulso,  sijilo, i discresion que ella requiere, pues que deve ir encargada de consertar la operacion (si llega a prestarse) pa. en conseqr. Poner (de) acuerdo i en el secreto, al Sr. Coee para qe. … practicarse, repito que aqui és (imposible?) buscarla, i V puede ofreser la garantia de que aun en el caso de negarse á todo B. nada tiene que temer en el modo que lo consevire la recomendasion á su favor: ademas, devera venir provisto de un pasavante para seguridad de la embarcan. menor qe le haya de conducir, i autorizado para los gastos que Je sean indispensables; encargandole qe desde su llegada se mantenga en distancia mía pa. no llemar la atension de los observadores que aquí abundan — También: el Comandte. Militar devera estar prevenido de auxiliar lo que io le indicare, sin descubrir el verdado objeto (?)
“Creo lo anteriormte dicho suficte para que V. forme idéa de cuanto haya de practicarse en mi modo de vér: quiza se omita algo substancial qe su penetrasion  sabra suplir con acuerdo del Sr Vice-Presidte ojala qe me tocase el honor: de sér el intermediario para el logro de una empreza que tanto importa á la humanidad afligida...! - Es como spre. su amigo affmo y Compaño Q. S. M. B. — Y. Alvarez” (6).
Como puede observarse, la posición de Álvarez Thomas es la del enemigo del gobierno de su país que procura derrocar por todos los medios, manteniendo, empero, los derechos de su patria. La escuadra es argentina y como tal debe mantenerse. Es lo justo. ¿Llegó el gobernante de 1815 a realizar los propósitos del proscripto?

IV
Parece muy difícil: dar a la interrogación una contestación afirmativa.
En su carta del 17 de marzo plantea situaciones que el gobierno de Montevideo debe resolver; entre ellas, la búsqueda del hombre apto para comisión tan difícil el cual, aun antes de pasar a Buenos Aires ha de detenerse en Colonia para conferenciar con Álvarez. Todos estos detalles y los posteriores hasta el arribo del comisionado junto al almirante, no podrían insumir un tiempo menor de una semana a diez días; entretanto, la escuadra de Rosas, el mismo 17 de marzo, ha cambiado de fondeadero: Los Pozos por la rada exterior, y hacia el 27 zarpa para presentarse frente a Montevideo el día 30.
Cierto que si todos los pormenores dirigidos por la materialización de la tentativa pudieron ser resueltos con la diligencia y prudencia exigida por los sucesos, relativamente fácil le pudo ser al emisario llegar junto a Brown aprovechando la continua comunicación mantenida con tierra por la escuadra en sus preparativos; pero si tal hizo, es evidente que no sólo procedió con la discreción que reclamaba Álvarez  Thomas, sino con la mala  fortuna que éste no admitía fácilmente. 
Da derecho a admitir esto último la conducta de Brown y los hechos acaecidos. En el correr del año en que por cuatro veces se bate contra la escuadra oriental, quedando al fin solo en el Plata.
En abril del año siguiente: (1842) el almirante se halla frente a Montevideo; sólo entonces voces y hechos ponen de manifiesto las tentativas del gobierno de la Defensa para atraerse a Brown. ¿En qué condiciones? Una  comunicación del 24 de abril de 1842 de Julián Paz, encargado de Negocios del gobierno de Corrientes en Montevideo, a Pedro Ferré, las denuncia. “El general recibe doscientos mil (pesos) fuertes — comunica a su gobierno — A título de indemnización por las propiedades que á él y á sus oficiales les serán confiscadas en Buenos Aires y someterá la escuadra de su mando al jefe o gobierno argentino que esté en operaciones sobre el tirano Rosas, tremolando el verdadero pabellón argentino en lugar del manchado con letreros de muerte que el tirano le había sustituido”. Es decir: mantenimiento de la nacionalidad de la escuadra y compensación a su personal por parte del gobierno oriental.
Son, como se ve, las condiciones acordadas por éste y Álvarez Thomas en 1841, coincidencia que viene a robustecer nuestra hipótesis de que en tal año no pudo darse realización, al proyecto de  soborno. Fue mantenido, sin embargo, por los gobernantes de Montevideo, logrando darle comienzo de realización un año más tarde en circunstancias más apremiantes.
Cuál  fue la reacción psíquica del viejo almirante ante la sugestión; qué influencia pudo tener en su fuero interno, son misterios que acaso nunca serán revelados. Su conducta frente a los sucesos, en cambio, ratifica el derecho que tiene a la glorificación de su recuerdo por parte del pueblo de la patria que defendió contra españoles y lusitanos, que confió en su rectitud aun en las guerras fratricidas.

1) A. Díaz. “Historia política y militar de las repúblicas del Plata”. Montevideo, 1868, Tomo V, página 183.
2) Memorias póstumas del General José M. Paz. La Plata, 1892, Tomo III, página 223.
3) Carranza. “Costa Brava” Revista Nacional, Buenos Aires, 1900, Tomo 29, página: 102. La existencia de este trabajo nos fue comunicada por “el fecundo historiador argentino y respetado amigo señor capitán de fragata T. Caillet Bois, a quien expresamos nuestro público reconocimiento.
Sobre la materia de nuestro trabajo el capitán Caillet Bois tiene un Interesante aporte en su obra: “Los marinos durante la dictadura”, Buenos Aires, 1935, página 99.
4) Felipe Ferreiro. “Documentos, referentes a la guerra civil 1836-1838". Rev. del Instituto Histórico y Geográfico. Montevideo. Tomo II. Volumen 2, página 639.
5) La parte final de esta carta no es muy clara y contiene líneas que expresan las mismas ideas con semejantes palabras. Tratándose de un borrador, cabo pensar que su autor no se preocupó de borrar lo enmendado.
6) La tercera carta de Álvarez Thomas aludida, si bien contiene cuatro líneas referentes al asunto que tratamos, no interesa porque nada nuevo agrega. Casi toda ella se contrae a enterar al General Martínez de su precaria condición económica. Hemos dado un fragmento al individualizar  al corresponsal del ministro de Rivera.

Clickeando en el siguiente link se puede acceder al artículo "Tentativas para hacer defeccionar al Alte. Brown" de Pablo Santos Muñoz:

https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2023/09/guillermo-brown-intentos-realizados.html


martes, 13 de agosto de 2024

Día de la Soberanía Nacional- Diario La Razón

 REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA

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  En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años.

El 20 de noviembre de 1974, con motivo de declararse el día 20 de noviembre como "Día de la Soberanía", los diarios de la época, se refirieron al hecho, publicando artículos y propagandas alusivas.
Los diarios La Razón y La Nación, en una página de sus respectivas ediciones publicaron este interesante y vistoso aviso. El que publicamos a continuación, corresponde a La Razón.


Día de la Soberanía


TEXTO QUE SE ENCUENTRA NO MUY  LEGIBLE: 

El 20 de noviembre de 1845, un puñado de argentinos, a las órdenes del general Lucio Norberto Mansilla, libró una heroica y desigual batalla en defensa de la dignidad nacional, frente a la agresión militar desatada por las dos potencias más importantes del mundo en esa época.
La energía y decisión puestas de manifiesto por nuestras tropas, promovieron la inmediata solidaridad de las naciones del continente y motivaron las expresiones de adhesión de todos los argentinos amantes de la libertad que, en un magnífico y precursor ejemplo de unidad nacional, cerraron filas ante la invasión extranjera. El propio Libertador de América, don José de San Martín, testimonió su orgullo por la actitud asumida por los soldados le la Patria, reflejado en los elocuentes conceptos que fundamentan su voluntad de entregar al Brigadier General Juan Manuel de Rosas. el sable que lo acompañara en sus campañas libertadoras.
La Vuelta de Obligado representa un hito fundamental en la histórica lucha que viene Iibrando el pueblo argentino en procura de su emancipación definitiva, y en la defensa de su soberanía amenazada por las acechanzas de los imperialismos.
Constituye además, una de las páginas más gloriosas escritas por el Ejército Argentino que, ferreamente unido a su pueblo, asumió la responsabilidad de reivindicar el honor nacional. Hoy como entonces, los imperialismos. y sus aliados internos trabajan para destruir la soberanía nacional. El combate contra el enemigo de la Nación se da todos los días y en cada lugar donde haya un argentino cabal.
Que el ejemplo de Obligado nos ilumine.