martes, 20 de agosto de 2024

Intento para lograr la defección del Alte. Brown de la causa de la Confederación Argentina

 REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA

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  En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años.

El 30 de octubre de 1938, en la Segunda Sección del diario La Prensa fue publicado el siguiente artículo sobre el fallido intento de lograr la defección del almirante Guillermo Brown de la causa nacional de la Confederación Argentina. 

Almirante Brown




Tentativas para obtener la defección del Almirante Brown

Por el Teniente de navío 
Homero Martínez Montero

Especial para La Prensa
Montevideo, 1938

I
Uno de los enigmas históricos cuya dilucidación ha escapado al empeño o a la afortunada información de los investigadores, es el que se refiere a las tentativas tendientes a lograr que el almirante Guillermo Brown abandonase la causa rosista durante la llamada Guerra Grande, para abrazar la de Montevideo en forma activa o pasiva, que tanto en la acción como en la inhibición el pronunciamiento de aquel jefe redundaría en apreciables beneficios para los enemigos del dictador porteño.
Historiadores hay que creen en la existencia de tales tentativas, y quienes califican la versión de inventiva puesta en circulación  por el encono político de la época que, en su exaltación, no se detenía ni ante el glorioso soldado de las guerras de la independencia. Para unos, la iniciativa de las negociaciones correspondería al mismo Brown, y otros la imputan a los unitarios emigrados en el Uruguay y también a su gobierno. Así, por ejemplo, Antonio Díaz consigna en su conocida obra refiriéndose a la difundida noticia de la posible deserción, que “conocido el carácter del General Brown, esta patraña no podía tener otro objeto que un tiro directo a la susceptibilidad y desconfianza del General Rosas, y al genio atrabiliario del  General Brown para que por lo menos dejase el mando de la escuadra” (1).
El general José María Paz, en cambio, no sólo asegura la existencia de la tentativa para obtener la defección, sino que afirma haber correspondido a Brown la iniciativa. “Otro incidente de diverso género —dice— tuvo lugar en esta época fecunda, que pudo haber influido  poderosamente en el éxito favorable de la guerra, y que se inutilizó completamente, por nuestras desgraciadas divergencias. Hablo de la que mandaba la escuadra de Rosas, entabló con el gobierno de Montevideo. Según ella el Almirante y la escuadra debían dejar el servicio del dictador, sin dejar el pabellón argentino, mediante la suma de doscientos mil pesos fuertes que se le darían para gratificar las tripulaciones. Esta negociación, cuyos detalles no son bien conocidos, ha sido el objeto de mis más prolijas indagaciones y de todo he deducido, que fue iniciada de buena fe por el General Brown, con el decidido fin de separarse de Rosas y pasar al partido de sus adversarios políticos, sin abjurar por eso de su nacionalidad, ni dejar de ser argentino” (2).
La disparidad de versiones sobre el suceso y la vaguedad con que se le presenta, manifiestan claramente que hasta el momento no se dispuso de las pruebas fehacientes en que afirmar la noticia y el comentario. En lo que coinciden los historiadores, en cambio, es en la fecha del ecaecimiento: abril de 1842. Ángel Justiniano Carranza dice textualmente, refiriéndose e la aparición de la escuadra argentina frente a Montevideo en la fecha arriba señalada: “Fue entonces que, impotente el adversario para domar su bravura, tentó por primera vez poner a prueba su Lealtad” (3).
Esas pruebas fehacientes existían, sin embargo, y evidencian, además, que la tentativa de soborno del almirante data de un año anterior a la fecha en que los historiadores fijan su comisión”.

II
Los comprobantes aludidos están representados por tres cartas de Ignacio Álvarez y un borrador de otra del general Enrique Martínez, y se hallan en el Archivo General de la Nación, Montevideo, caja número 184, fondo documental “ex Archivo y Museo Histórico Nacional”, carpeta de Ignacio Álvarez.
Sobre los personajes de la trama no hay mucho que informar.
El general Enrique Martínez es figura bien conocida. Hombre de confianza de Fructuoso Rivera, en 1841, desempeña el cargo de ministro de Guerra y Marina. En cuanto al segundo personaje, cuya identidad parece diluirse en la vaguedad de un hombre vulgar, es el Director porteño de 1815 Ignacio Álvarez Thomas, a quien se deben las instrucciones consignadas a Brown para el ejercicio de su campaña de corso en el Pacífico, hecho del cual hace derivar, a nuestro juicio, la autoridad que, como veremos en una de sus cartas, manifiesta tener sobre el almirante y a la cual pone como garantía de éxito en sus proposiciones al gobierno uruguayo.
Figura de segundo orden  en el escenario político rioplatense, su sola calidad de unitario le vale la proscripción, buscando refugio en el Uruguay, desde donde conspira con los demás emigrados argentinos para cambiar el régimen de gobierno de su país. La revolución de Rivera contra Oribe lo encuentra en Colonia presidiendo una logia, reminiscencia de la Lautaro, cuya acción se orienta en el sentido de la destrucción del gobierno de Oribe —ya lugarteniente de la influencia rosista— y exaltación al poder de Rivera, quien debería proporcionar recursos y elementos a sus amigos unitarios para llevar la guerra a Buenos Aires (4). En su casa, como en la de Lavalle y Rivadavia, al ser escrupulosamente  revisadas con el estallido de la revolución riverista, se hallan unas claves secretas que le valen la detención y su nombre (Ignacio Álvarez) figura en la lista que el agente de Rosas en Montevideo, Juan Correa Morales, envía el 20 de octubre de 1836 sobre los “individuos que han sido puestos en prisión y desterrados de esta República por haber tomado parte en la rebelión del candidato Don Fructuoso Rivera”.
La adversidad política le ha dejado en precarias condiciones de fortuna; en 1841 está al frente de un pequeño establecimiento de campo coloniense temporalmente cedido por Brown y cuya explotación no basta a subvenir las necesidades familiares a punto de tener que solicitar ayuda del gobierno oriental haciendo invocación de sus servicios, “Apartando el ...me causa la confesión de mi estado doméstico, y fiando en las  consideraz. de amistad que V. me dispensa, me resuelbo a implorar en su capacidad oficial algún alivio de que no abusare tan pronto como cesen mis urgencias actuales i si para ello fuese necesaria la concurrencia de S. E. el Sor. Rivera, no dudo encontrarla en la benevolencia con que siempre me ha tratado. Ruego á V. que por algnos. momtos. fije su atencion en la suerte aflijente de su viejo amigo que no cuenta recurso alguno para proveer á las économicas erogaciones de su familia, pues que el pequeño  establecimto. de Campo que posee no le produce pa. redimir sus empeños i cubrir los gastos”.
Tal es la situación del ex Director en el momento en que se dirige al gobierno oriental en carta un tanto extraña por la seguridad con que pretende dominar la conciencia de hombres eminentes, proponiéndole gestionar la defección de Brown. 

III
Esta carta tiene carácter reservado y dice textualmente: “Sor. Generl. Dn. Enrrique Martinez — Reservada — Colonia Febo. 13 1841 — Compañero i amigo — Desde que se asegura que el generl. Brown está puesto á la caveza de la Esquadra de Rosas, lo que hé ofresido toda mí cooperasion á la Admon. de que V. hace parte, boy a trasmitirle un pensamto, que puede producir los mas fecundos resultados en provecho de la causa pública — Creo pues, que prosediendose con la mayor cautela, podría atra. se  á aql. Gefe dejando burlados los planes del Regulo— Las relaciones de amistad con mi compadre Brown son tan antiguas, como sinceras i no interrumpidas y aun me atrevo á asegurar que á ninga. persona daria preferencia en sus consejos— En tal supuesto, si el Gobno Supmo juzgase útil i combente. adoptar el pensamto., teniendo por base el indemnisarle en una manera generosa la perdida de sus intereses, del modo  qe, io indicaria i bajo Ja inmediata garantia de... Sor. Pres(idente) Rivera, la negosiacion (¿podría?)  consertarse, aunqe. para ello fuese indispensable trasladarme á esa capital, lo que en la falta de recursos con que me hallo me aparejaria un grande perjuicio.
“Quiera V—si le parece, embiarme sus ideas á este respecto con aquella precausion que écsije la gravedad del negocio; i aceptar los sentimtos. de la buena amistad con que és su affmo Servor, y Compaño. —Igno. Alvarez”.
Estas carta fue contestada por el ministro Martínez según el tenor del borrador que transcribimos:  “Sor. D. Ygo. Alvarez — Montevo. Marzo 12 de 1841. — Amigo y Compañero. — Dije a Vd. en mi carta anterior qe. debia consultar el asunto de qe. V. me trataba en la suya de 13 de Febo. respecto del pensamiento de establecer relaciones con el Gral. Brown: En consecuencia pues de ello he sido autorizado por el Gono. pa. manjfestarle qe. esta en un todo de acuerdo con V— y quiere qe. empiese sus trabajos; mas al mismo tiempo me encarga dirija a V algunas obserbacion qe puedan servir de base en el asunto, Parece dificil crer qe. el Gral. Brown este conforme conla conducta de Rosas y quizá su compromiso no sea sino por su situacion — Establecido esto como un principio, claro es qe. es indispensable estimular el honor de aquel, y por lo tanto el Govno, cre qe el medio mas seguro pa. arribar al objeto qe. V se propone sin qe. se resienta es indicarle que si (se) separa de Rosas con los buques a sus ordenes lo puede verificar declarando qe. no siendole posible por mas tiempo: estar sometido a un tirano juzgaba qe. su honor le exige unir sus esfuerzos a los Argentinos qe, pelean por destruir aquel y continuar por si la gra. Considerándose aliado de la Repa. Oriental— Un paso de esa naturaleza le seria muy honorífico, pues qe. se habria un camino de gloria inmensa en la Repca. Argentina— Porlo qe. hase a la Oriental echa la declaratoria qe. ha indicado antes el Govno. esta dispuesto (y lo hara en el acto) a indemisarle al S Brown en metalico aquello qe. el - dijese importaría la perdida de sus bienes para lo qe. estoy tambien autorisado a decirlo a  V y asegurarle qe. tal como se ofrece se hara.
“El Govno. a considerado qe. lo qe. antes se dice a V es lo qe. cre mas aesequible consultando la  dignidad del S Brown pero si encasos se quiere por aquel señor alguna otra cosa fácil sera decirlo y V. me lo trasmitira para ponerlo en conocimiento del Govno.
“Respecto ala facilidad con qe. V deve entenderse con migo se le ordena al Comte. de ese destino qe. toda ves en qe. V ponga en sus manos alguna comunicacion pa mi (5) la haga salir ganado horas.
"Quiera la suerte pueda V llenar sus deseos cuyos servicios...es grande magnitud... qe se le pueda.:... Repa.  Argentina.— Es como siempre de V affmo amigo Q B S M".
Desde el punto de vista del rigorismo histórico podría parecer prueba inconsistente dar a un borrador el valor de un documento definitivo; mas según se desprende de la segunda carta del ex Director, la intención del general Martínez no quedó en proyecto, sino que el trascripto borrador fué regularizado y expedido, si no en la forma que aparece a través de tantas enmiendas, por lo menos en coincidencia con las ideas apuntadas en su preparación.
Dicha segunda carta dice así: “Sor. Generl. Dn. Enrriqe. Martinez. — Colonia Marzo 17 — 1841.— Mi distingdo. amigo i compaño. — Tenia preparada la inclusa carta para V que hiva ádespachar por mar cuando ha llegado a mis manos su posterior del 12.
"Impuesto de su contenido i desceoso de propender á los deseos del Gobno. Supmo. haré á V las observaciores  que me sujiere el mejor écsito del negocio— En la imposivilidad que estoi de trasladarme á esa Capital, por razones que á V. son conosidas, pa. consertar mejor la operasion de su referencia, y la de encontrar aqui un sugeto aparente pa. confla(rle) la mision delicada cerca de la persona de mi compadre, se hace neceso, que V se lo proporslone (en) esa,: que á mi juicio, deberá ser Ingles ó extragero al menos, el que conferensiando antes conmigo le conduseca una carta obstensible bajo el fundamto, de interesarse en la compra del campo que temporalte, me tiene cedido, i otra que contenga el verdadero motibo con las reflecciones analogas á descidirlo á tomar una resolucion digna de su nombre i provechosa á la libertad de la Repca. (Argentina). 
“Podria. Embiar á V ahora ambas mis(ivas)… será facil conocer que ellas llegarian de... en tanto que la persona conductora le dijese haverlas tomado de ajena mano en Montevo. — Ademas, pa. mover éficazmte, el animo de Brown se necesita que no le quede ninga. duda en el cumplimto.  De las ofertas por parte del Gobno. de este Estado, i esto á mi vér se lograría, depositando en mi poder una declarasion oficial (reservada) con referencia á un previo, acuerdo de S E el Sr. Pte. Rivera qe. contuviese  ademas de las bases que V. me indica en su confidencial, la seguridad de que todos los buques seran mantenidos como propiedad nacion. Argentina, i sostenidos en el pie de guerra, por el Erario Oriental hasta Ja caida del Tirano: Que no solo á él (Brown). sino á todos los Gefes i oficiales qe. cooperasen á la empresa y qe este señalase, se les hara una compensacion. Confe. á su regulasion conservando: sus rangos Militares… aunqe. tales érogacions, queden á cargo del pais á que pertenesen pa. ser rembolsadas en su caso; i finalmte., que el mando en Gefe de las Esquadras  reunidas, le será confiado si asi lo solicitase.
“Resta solo el hallanar la dificultad que ofrece encontrar la persona aparente que haya de desempeñar la Comison con el pulso,  sijilo, i discresion que ella requiere, pues que deve ir encargada de consertar la operacion (si llega a prestarse) pa. en conseqr. Poner (de) acuerdo i en el secreto, al Sr. Coee para qe. … practicarse, repito que aqui és (imposible?) buscarla, i V puede ofreser la garantia de que aun en el caso de negarse á todo B. nada tiene que temer en el modo que lo consevire la recomendasion á su favor: ademas, devera venir provisto de un pasavante para seguridad de la embarcan. menor qe le haya de conducir, i autorizado para los gastos que Je sean indispensables; encargandole qe desde su llegada se mantenga en distancia mía pa. no llemar la atension de los observadores que aquí abundan — También: el Comandte. Militar devera estar prevenido de auxiliar lo que io le indicare, sin descubrir el verdado objeto (?)
“Creo lo anteriormte dicho suficte para que V. forme idéa de cuanto haya de practicarse en mi modo de vér: quiza se omita algo substancial qe su penetrasion  sabra suplir con acuerdo del Sr Vice-Presidte ojala qe me tocase el honor: de sér el intermediario para el logro de una empreza que tanto importa á la humanidad afligida...! - Es como spre. su amigo affmo y Compaño Q. S. M. B. — Y. Alvarez” (6).
Como puede observarse, la posición de Álvarez Thomas es la del enemigo del gobierno de su país que procura derrocar por todos los medios, manteniendo, empero, los derechos de su patria. La escuadra es argentina y como tal debe mantenerse. Es lo justo. ¿Llegó el gobernante de 1815 a realizar los propósitos del proscripto?

IV
Parece muy difícil: dar a la interrogación una contestación afirmativa.
En su carta del 17 de marzo plantea situaciones que el gobierno de Montevideo debe resolver; entre ellas, la búsqueda del hombre apto para comisión tan difícil el cual, aun antes de pasar a Buenos Aires ha de detenerse en Colonia para conferenciar con Álvarez. Todos estos detalles y los posteriores hasta el arribo del comisionado junto al almirante, no podrían insumir un tiempo menor de una semana a diez días; entretanto, la escuadra de Rosas, el mismo 17 de marzo, ha cambiado de fondeadero: Los Pozos por la rada exterior, y hacia el 27 zarpa para presentarse frente a Montevideo el día 30.
Cierto que si todos los pormenores dirigidos por la materialización de la tentativa pudieron ser resueltos con la diligencia y prudencia exigida por los sucesos, relativamente fácil le pudo ser al emisario llegar junto a Brown aprovechando la continua comunicación mantenida con tierra por la escuadra en sus preparativos; pero si tal hizo, es evidente que no sólo procedió con la discreción que reclamaba Álvarez  Thomas, sino con la mala  fortuna que éste no admitía fácilmente. 
Da derecho a admitir esto último la conducta de Brown y los hechos acaecidos. En el correr del año en que por cuatro veces se bate contra la escuadra oriental, quedando al fin solo en el Plata.
En abril del año siguiente: (1842) el almirante se halla frente a Montevideo; sólo entonces voces y hechos ponen de manifiesto las tentativas del gobierno de la Defensa para atraerse a Brown. ¿En qué condiciones? Una  comunicación del 24 de abril de 1842 de Julián Paz, encargado de Negocios del gobierno de Corrientes en Montevideo, a Pedro Ferré, las denuncia. “El general recibe doscientos mil (pesos) fuertes — comunica a su gobierno — A título de indemnización por las propiedades que á él y á sus oficiales les serán confiscadas en Buenos Aires y someterá la escuadra de su mando al jefe o gobierno argentino que esté en operaciones sobre el tirano Rosas, tremolando el verdadero pabellón argentino en lugar del manchado con letreros de muerte que el tirano le había sustituido”. Es decir: mantenimiento de la nacionalidad de la escuadra y compensación a su personal por parte del gobierno oriental.
Son, como se ve, las condiciones acordadas por éste y Álvarez Thomas en 1841, coincidencia que viene a robustecer nuestra hipótesis de que en tal año no pudo darse realización, al proyecto de  soborno. Fue mantenido, sin embargo, por los gobernantes de Montevideo, logrando darle comienzo de realización un año más tarde en circunstancias más apremiantes.
Cuál  fue la reacción psíquica del viejo almirante ante la sugestión; qué influencia pudo tener en su fuero interno, son misterios que acaso nunca serán revelados. Su conducta frente a los sucesos, en cambio, ratifica el derecho que tiene a la glorificación de su recuerdo por parte del pueblo de la patria que defendió contra españoles y lusitanos, que confió en su rectitud aun en las guerras fratricidas.

1) A. Díaz. “Historia política y militar de las repúblicas del Plata”. Montevideo, 1868, Tomo V, página 183.
2) Memorias póstumas del General José M. Paz. La Plata, 1892, Tomo III, página 223.
3) Carranza. “Costa Brava” Revista Nacional, Buenos Aires, 1900, Tomo 29, página: 102. La existencia de este trabajo nos fue comunicada por “el fecundo historiador argentino y respetado amigo señor capitán de fragata T. Caillet Bois, a quien expresamos nuestro público reconocimiento.
Sobre la materia de nuestro trabajo el capitán Caillet Bois tiene un Interesante aporte en su obra: “Los marinos durante la dictadura”, Buenos Aires, 1935, página 99.
4) Felipe Ferreiro. “Documentos, referentes a la guerra civil 1836-1838". Rev. del Instituto Histórico y Geográfico. Montevideo. Tomo II. Volumen 2, página 639.
5) La parte final de esta carta no es muy clara y contiene líneas que expresan las mismas ideas con semejantes palabras. Tratándose de un borrador, cabo pensar que su autor no se preocupó de borrar lo enmendado.
6) La tercera carta de Álvarez Thomas aludida, si bien contiene cuatro líneas referentes al asunto que tratamos, no interesa porque nada nuevo agrega. Casi toda ella se contrae a enterar al General Martínez de su precaria condición económica. Hemos dado un fragmento al individualizar  al corresponsal del ministro de Rivera.

Clickeando en el siguiente link se puede acceder al artículo "Tentativas para hacer defeccionar al Alte. Brown" de Pablo Santos Muñoz:

https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2023/09/guillermo-brown-intentos-realizados.html