Gral. José de San Martín |
El Gral. San Martín,
el primer rosista
Norberto Jorge Chiviló *
San Martín y Rosas, estos dos personajes históricos de nuestra argentina, los dos Padres de la Patria, uno por habernos dado la libertad e independencia de nuestra Madre Patria y el otro por haberla afianzado en todo su gobierno contra las pretensiones de la dos mas importantes potencias de la época –Inglaterra y Francia– y haber evitado la desintegración territorial de nuestra querida Argentina, son los dos máximos exponentes de la nacionalidad.
Sin haberse llegado a conocer personalmente, lograron a cimentar una amistad por medio de la correspondencia que mantuvieron desde 1838 hasta la muerte del Libertador en 1850. Esa correspondencia debiera ser conocida por todo argentino para comprender los hechos acaecidos en nuestro país en el segundo cuarto del S. XIX.
¿Porqué afirmo que el Gral. San Martín, fue el primer rosista?. Sucintamente lo voy a explicar:
Cuando San Martín, se enteró que Juan Manuel de Rosas había sido elegido Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, en carta a su amigo Tomás Guido, manifestó su satisfacción por esa designación. Rosas fue también la mano firme y el brazo vigoroso que quería el Gral. San Martín para poner orden en la Patria, anarquizada por muchos años de disensiones y luchas civiles.
Mas tarde y ante las injustas agresiones hacia la Confederación Argentina, por Francia primero y por Francia e Inglaterra posteriormente, San Martín, no dudó un instante en ponerse a disposición del gobierno argentino a cargo de Rosas, apoyando su política externa e interna, criticando a su vez a los integrantes del partido unitario quienes traidoramente forjaban alianzas con las potencias extranjeras para someter a nuestro país.
En cartas que San Martín les remitió a Rosas y a Tomás Guido, siempre manifestó su satisfacción al ver como el Gobernador Rosas, defendió el honor nacional. Así en carta al gobernante argentino le expresó el 2/11/1848 que “jamás he dudado que nuestra patria tuviese que avergonzarse de ninguna concesión humillante presidiendo usted a sus destinos; por el contrario, más bien he creído no tirase usted demasiado la cuerda de las negociaciones seguidas cuando se trataba del honor nacional”. El ejemplo a seguir, como lo manifestó Rosas, lo había dado el propio Gral. San Martín.
En su última carta remitida el 6/5/1850 el Libertador señala a “Mi respetado General y amigo (Rosas) …que como argentino me llena de un verdadero orgullo, al ver la prosperidad, la paz interior, el orden y el honor restablecidos en nuestra querida patria; y todos estos progresos efectuados en medio de circunstancias tan difíciles, en que pocos Estados se habrán hallado” y a continuación, le dice: “Por tantos bienes realizados, yo felicito a Ud. sinceramente, como igualmente a toda la Confederación Argentina” y le desea:
“Que goce Ud. de salud completa, y que al terminar su vida pública, sea colmado del justo reconocimiento de todo Argentino, son los votos que hace y hará siempre en favor de Ud. este su apasionado Amigo y compatriota”.
Aquí es, una vez mas, donde el Libertador se muestra como el primer admirador de la obra que Rosas realizó en nuestra Patria y por ello digo que fue el primer rosista.
Pero no debemos dejar pasar por alto que seis años y medio antes de su fallecimiento, el Libertador en su testamento, también había legado a Juan Manuel de Rosas, el elemento mas preciado por todo militar, que es su sable, en este caso el sable libertador de media América “…como una prueba de la satisfacción que como Argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla.”
El legado del sable que acompañó al Gral. San Martín, en toda su campaña libertadora, es el mayor reconocimiento que pudo obtener un argentino, no superado ni ayer, ni hoy, ni mañana por nada ni por nadie. El privilegio del Gral. Rosas de haber tenido en sus manos y en su casa ese sable, es lo máximo que pudo obtener un argentino y quien se lo legó no pudo ser sino el primer rosista.
Sin haberse llegado a conocer personalmente, lograron a cimentar una amistad por medio de la correspondencia que mantuvieron desde 1838 hasta la muerte del Libertador en 1850. Esa correspondencia debiera ser conocida por todo argentino para comprender los hechos acaecidos en nuestro país en el segundo cuarto del S. XIX.
¿Porqué afirmo que el Gral. San Martín, fue el primer rosista?. Sucintamente lo voy a explicar:
Cuando San Martín, se enteró que Juan Manuel de Rosas había sido elegido Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, en carta a su amigo Tomás Guido, manifestó su satisfacción por esa designación. Rosas fue también la mano firme y el brazo vigoroso que quería el Gral. San Martín para poner orden en la Patria, anarquizada por muchos años de disensiones y luchas civiles.
Mas tarde y ante las injustas agresiones hacia la Confederación Argentina, por Francia primero y por Francia e Inglaterra posteriormente, San Martín, no dudó un instante en ponerse a disposición del gobierno argentino a cargo de Rosas, apoyando su política externa e interna, criticando a su vez a los integrantes del partido unitario quienes traidoramente forjaban alianzas con las potencias extranjeras para someter a nuestro país.
En cartas que San Martín les remitió a Rosas y a Tomás Guido, siempre manifestó su satisfacción al ver como el Gobernador Rosas, defendió el honor nacional. Así en carta al gobernante argentino le expresó el 2/11/1848 que “jamás he dudado que nuestra patria tuviese que avergonzarse de ninguna concesión humillante presidiendo usted a sus destinos; por el contrario, más bien he creído no tirase usted demasiado la cuerda de las negociaciones seguidas cuando se trataba del honor nacional”. El ejemplo a seguir, como lo manifestó Rosas, lo había dado el propio Gral. San Martín.
En su última carta remitida el 6/5/1850 el Libertador señala a “Mi respetado General y amigo (Rosas) …que como argentino me llena de un verdadero orgullo, al ver la prosperidad, la paz interior, el orden y el honor restablecidos en nuestra querida patria; y todos estos progresos efectuados en medio de circunstancias tan difíciles, en que pocos Estados se habrán hallado” y a continuación, le dice: “Por tantos bienes realizados, yo felicito a Ud. sinceramente, como igualmente a toda la Confederación Argentina” y le desea:
“Que goce Ud. de salud completa, y que al terminar su vida pública, sea colmado del justo reconocimiento de todo Argentino, son los votos que hace y hará siempre en favor de Ud. este su apasionado Amigo y compatriota”.
Aquí es, una vez mas, donde el Libertador se muestra como el primer admirador de la obra que Rosas realizó en nuestra Patria y por ello digo que fue el primer rosista.
Pero no debemos dejar pasar por alto que seis años y medio antes de su fallecimiento, el Libertador en su testamento, también había legado a Juan Manuel de Rosas, el elemento mas preciado por todo militar, que es su sable, en este caso el sable libertador de media América “…como una prueba de la satisfacción que como Argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla.”
El legado del sable que acompañó al Gral. San Martín, en toda su campaña libertadora, es el mayor reconocimiento que pudo obtener un argentino, no superado ni ayer, ni hoy, ni mañana por nada ni por nadie. El privilegio del Gral. Rosas de haber tenido en sus manos y en su casa ese sable, es lo máximo que pudo obtener un argentino y quien se lo legó no pudo ser sino el primer rosista.
*Abogado y Escribano. Director del periódico cultural “El Restaurador”
En
la Revista de Artes y Letras “SER EN LA CULTURA”, Año 25, N° 28
editada en Noviembre de 2010, fue publicado el artículo “El
General San Martín el primer rosista”.