Publicado en el Periódico El Restaurador - Año IV N° 16 - Setiembre 2010 - Pags. 8 a 10
A 185 AÑOS DE UNA GESTA
LOS 33 ORIENTALES
Por El Federal Apostólico
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Juan Antonio Lavalleja |
Como
fue explicado en el número anterior de este periódico, a raíz de la firma del
tratado de Tordesillas entre castellanos y portugueses se delimitaron las
nuevas tierras de Indias entre Castilla y Portugal, y desde el principio del establecimiento de
estos reinos en América, se produjo un avance de los lusitanos hacia el
occidente y el sur del continente, con la intención de ocupar nuevas tierras y
dominar el Plata que era una zona altamente estratégica y extender así las
fronteras del Brasil hasta estos territorios. Debemos tener en cuenta que el
Río de la Plata
era la entrada y salida a una extensa cuenca fluvial, que llegaba tanto al Mato
Grosso, como hasta Potosí y el Paraguay. Así también la Banda Oriental –que comprendía
lo que hoy es la
República Oriental del Uruguay y parte del actual estado
brasileño de Río Grande do Sul– era una tierra de gran riqueza agropecuaria,
donde se producía el tasajo, que era el alimento de la población esclava del
Brasil y era codiciada por los hacendados del sur de Brasil.
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Limite entre los dominios castellanos y portugueses establecidos por el Tratado de Tordesillas. |
A
raíz de esa política expansionista lusitana y para poner coto a la misma había
sido creado el Virreinato del Río de la Plata en 1776 y se había dado curso a la
expedición Cevallos.
Las
cruentas luchas entre españoles y portugueses y posteriormente por sus
descendientes americanos, se extendieron a través de tres siglos.
El
conflicto se agravó después de 1808 con la instalación en Río de Janeiro de la Corte portuguesa que había
huido de Portugal a raíz de la invasión napoleónica. Prácticamente el Brasil
dejaba de ser colonia, convirtiéndose en el centro del poder portugués y sede
de sus autoridades, transformándose en reino el 16 de julio de 1815. En
1816 el príncipe regente, al fallecer su madre, toma la corona con el nombre de
Juan VI y se proclama rey de Portugal, Brasil y Algarve. La política expansionista se incrementó, con vista
a la creación de un imperio.
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(1) |
Durante
el período comprendido entre 1816 y 1820 se había producido un conflicto en la
mesopotamia argentina, parte del sur de Brasil y aquella otra provincia
argentina de la Banda Oriental,
donde José Gervasio de Artigas, el “Protector de los Pueblos Libres”, había
conformado la Liga Federal.
Artigas con sus ideas republicanas y federalistas, ejercía su influencia en esa
vasta región.
A
Artigas se le opusieron por un lado los directoriales (unitarios partidarios
del Directorio) de Buenos Aires y los monárquicos del Brasil quienes lo
consideraban un propagador de la “anarquía” y la “barbarie” y sobre todo, éstos
últimos que lo consideraban peligroso por sus ideas republicanas.
Se
produjo así en la Banda Oriental
la invasión portuguesa –de 16.000 hombres– con el fin de combatirlo y anular la
influencia del caudillo y sus ideas “perniciosas” para la supervivencia de
aquel reino, pero con intenciones concretas de conquista de este importante y
rico territorio. Esa invasión contó con la neutralidad para no hablar del
consentimiento y la complicidad del gobierno directorial que gobernaba en las
Provincias Unidas del Río de la
Plata, quienes también veían a Artigas y a otros caudillos
que lo seguían como sus enemigos y en realidad lo que solo les interesaba era
la derrota a cualquier precio de Artigas, no importándoles incluso perder la Provincia Oriental
a manos de los portugueses y brasileños.
Producida
la invasión portuguesa-brasileña a la Provincia Oriental,
en 1816, el Director Supremo de las Provincias Unidas, Juan Martín de
Pueyrredón, no sólo no declaró la guerra al Reino de Portugal y Brasil por esa
invasión que mancillaba a una provincia argentina, sino que por el contrario
atacó de manera constante a las provincias que conformaban la Liga Federal, las que por ese
motivo no pudieron colaborar con Artigas para rechazar al invasor portugués. Pese
a la resistencia opuesta principalmente por Artigas y sus orientales, los
brasileños se impusieron después de una lucha de cuatro años y ocuparon toda la Banda Oriental y el
30 de junio de 1821 la anexaron y la incorporaron al Reino Unido de Portugal,
Brasil y Algarve con el nombre de Provincia
Cisplatina. Así la
Provincia Oriental dejaba de ser argentina para pasar a
formar parte del Brasil. Instalados en suelo Oriental, los portugueses
otorgaron títulos nobiliarios a nativos partidarios del Brasil.
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Don Pedro I |
Juan
VI de Portugal había regresado a la metrópoli (fines de abril de 1821), dejando
a su hijo el príncipe Pedro como regente en el Brasil, quien posteriormente fue
requerido también por las Cortes y su padre para regresar a la metrópoli, ya
que habían decidido volver a convertir al Brasil en colonia. El príncipe Pedro
resolvió quedarse en América y declaró la independencia del Brasil –conocido el
hecho como “Grito de Ipiranga”–, siendo proclamado emperador y Defensor
Perpetuo del Brasil como Pedro I, el 12 de octubre de 1822.
Pero
muchos argentinos, de una y otra orilla no se conformaron con esa situación,
sino que por el contrario trataron de revertirla. Muchos orientales, entre los
que se encontraban Lavalleja y los hermanos Oribe formaron en Buenos Aires un
centro de resistencia, con la intención de invadir aquel territorio para
insurreccionar a su población y lograr la expulsión de los portugueses, siendo
ayudados con dinero y medios por muchos
hacendados y hombres de negocios, de este lado del Plata, como Terrero, Lezica,
Rosas, Dorrego, los hermanos Anchorena y otros federales.
Juan Manuel de Rosas, uno
de los principales hacendados de la provincia de Buenos Aires, con el pretexto
de comprar campos se había dirigido primero a Santa Fe y Entre Ríos para no
despertar sospechas y luego pasó a la Banda Oriental, pero su intención real era llevar
cartas de Lavalleja y de los Oribe, comprobar in situ en este último lugar, las posibilidades reales de éxito de
la cruzada libertadora, reuniéndose con personalidades y comprometer a los
patriotas para que apoyaran la empresa, a la par de ver y estudiar a las tropas
portuguesas ocupantes.
Muchos años después y
encontrándose Rosas
en el exilio –1868– dirá: "Recuerdo, dice, al fijarme en
los sucesos de la
República Oriental la
parte que tuve en la empresa de los 33 patriotas". Luego de referirse al itinerario
que siguió con el objeto aparente de su viaje de la compra de campos, agregará:
"Ello era una trampa armada a las
autoridades brasileras en esa provincia (la Oriental) para que no sospecharan el verdadero
importante objeto de mi viaje, que era conocer personalmente la opinión de los
patriotas, comprometerlos a que apoyasen la empresa, y ver el estado y número
de las fuerzas brasileras. Así procedí de acuerdo en un todo con el ilustre
general don Juan Antonio Lavalleja; y fuí también quien facilitó una gran
parte del dinero necesario para la empresa de los 33…".
La expedición para la
invasión a la banda oriental, se prepara en forma cuidadosa.
Así, a
mediados de abril de 1825, Juan Antonio de Lavalleja y sus compañeros se
lanzaron a la empresa, embarcándose desde los puertos de San Isidro y Quilmes,
pasando por las islas del delta del Paraná y cruzando con mucho sigilo el río
Uruguay, tratando de evitar el contacto con la flota portuguesa, para por fin
desembarcar en la madrugada del día 19 en la otra orilla, en la Playa de la Agraciada o Arenal
Grande, donde los aguardan otros insurrectos, dando inicio así a lo que en la
historia se conoce como la gesta de “Los 33 Orientales”.
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El Juramento de los Treinta y Tres (2) |
Hay controversias entre
los historiadores en cuanto al número exacto de los miembros de la cruzada, ya
que según algunos, los integrantes de la fuerza llegaron al medio centenar. No
eran todos orientales, ya que se encontraban también nativos de otras
provincias argentinas (entrerrianos, bonaerenses y paraguayos). Pero la
tradición los denomina como los “33 Orientales”.
La bandera de los 33 era
la misma que había enarbolado Artigas en la Liga Federal, era tricolor, con
franjas horizontales, con los colores azul (que simboliza la grandeza), blanco
(simboliza la república) y rojo (por la sangre derramada por la libertad y la
independencia), y sobre la franja blanca llevaba la siguiente leyenda: “Libertad o muerte“, como
reafirmación del juramento realizado por los integrantes de la Cruzada.
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Bandera de los 33 (3) |
Una vez en suelo oriental,
los invasores fueron incrementando sus fuerzas con la incorporación de gran
cantidad de paisanos, logrando la adhesión de la mayoría del pueblo oriental,
llegando a formar un pequeño ejército, al cual se le agregan contingentes
llegados desde todas partes –no sólo de la Banda Oriental, sino también de
Santa Fé y Entre Ríos– y así fueron tomando distintos pueblos y villas, llegando
pocos días después a Montevideo, poniendo sitio a la ciudad desde el Cerrito y
en poco tiempo llegaron a dominar toda la campaña de la provincia Cisplatina,
con la excepción de algunos centros poblados.
Desde el 19 de abril la autoridad de
hecho recayó en el Gral. Lavalleja.
El 14 de junio se
estableció en el pueblo de la
Florida, un “gobierno provisorio de la Provincia Oriental
del Río de la Plata”,
nombrando a Lavalleja generalísimo. Se organizó un Gobierno provincial, con un Poder
Ejecutivo en cabeza de Lavalleja y un Poder Legislativo a cargo de la Sala de Representantes.
A pedido de Lavalleja, las
autoridades locales enviaron diputados a la Sala de Representantes de los Pueblos, la que quedó
integrada con catorce miembros bajo la presidencia del cura
de Canelones Juan Francisco Larrobla.
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Sala de Representantes de la Provincia Oriental (4) |
Es allí en la Florida, donde esa Sala,
reunida el 25 de agosto de 1825, votó “con valor y fuerza de ley
fundamental” la declaración de independencia del Brasil y su reincorporación a
las Provincias Unidas:
“1)
Siendo írritos, nulos, disueltos, y de ningún valor para siempre todos los
actos de incorporación, reconocimiento, aclamaciones y juramentos arrancados a
los pueblos de la
Provincia Oriental por la violencia de la fuerza, unida a la
perfidia de los intrusos poderes de Portugal y el Brasil, que la han
tiranizado, hollado y usurpado sus inalienables derechos y sujetándola al yugo
de un absoluto despotismo desde el año 1817 hasta el presente de 1825. 2) En
consecuencia de la antecedente declaración reasume la Provincia Oriental
la plenitud de sus derechos, libertades y prerrogativas inherentes a los demás
pueblos de le tierra; se declara de hecho y de derecho independiente del rey de
Portugal, del emperador del Brasil y de cualquiera otro del universo con amplio
poder para darse la forma que en uso y ejercicio de su soberanía estime
convenientes”… “Siendo que el voto general, decidido y constante de la Provincia Oriental,
era por la unidad con las demás provincias argentinas a que siempre perteneció
por los vínculos más sagrados que el mundo conoce, queda la Provincia Oriental
del Río de la Plata
unida a las demás de este nombre en el territorio de Sud América, por ser la
libre y espontánea voluntad de los pueblos que la componen, manifestada con
testimonios irrefragables y esfuerzos heroicos desde el primer día de la
regeneración política de dichas provincias”.
Por
fin el gobierno de Buenos Aires acuciado por la creciente presión de la opinión
pública, tomó partido y el 24 de octubre de 1825 el Congreso reunido en Buenos
Aires, dictó la siguiente ley: “1º -
De conformidad con el voto unánime de las Provincias del Estado, y con el que
deliberadamente ha reproducido la Provincia Oriental por el órgano legítimo de sus
representantes en la ley del 25 de agosto del presente año, el Congreso General
Constituyente, a nombre de los pueblos que representa, la reconoce de hecho
incorporada a las Provincias Unidas del Río de la Plata a que por derecho ha
pertenecido y quiere pertenecer. 2º - En consecuencia, el gobierno encargado
del Poder Ejecutivo Nacional proveerá a su defensa y seguridad”. Así la Provincia de la Banda Oriental, quedó
reincorporada a las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Notificado
el gobierno del Brasil de esa decisión del Congreso y de la Asamblea de Florida, su respuesta del 10 de diciembre fue la
declaración de guerra y el 1º de enero de 1826, lo hacen las Provincias Unidas
del Río de la Plata,
dando inicio así a la primera guerra argentino-brasileña.
Contrariamente a lo que
afirman algunos historiadores, la empresa de los 33 Orientales no tenía como
finalidad la de constituir un nuevo estado independiente de las Provincias Unidas. Esos patriotas, que se sentían argentinos como
el que más y que cruzaron el río, lo hicieron para iniciar una sublevación
contra los brasileños que ocupaban esas tierras, para reincorporar esa
provincia oriental, junto a sus hermanas argentinas como había sido la
visión de Artigas de formar una confederación de pueblos en el Río de la Plata.
Fuentes:
“Historia
Argentina”, José M. Rosa
“Historia
de la Confederación
Argentina”, Adolfo Saldías
“Crónica
Histórica Argentina”, Editorial Codex S.A.
www.lagazeta.com.ar
(1) “Artigas en la Ciudadela”, Oleo de Juan
Manuel Blanes. 1884.
(2) "El juramento de los
Treinta y Tres". Oleo de Juan Manuel Blanes, 1875/1877. Museo Nacional de
Bellas Artes de Montevideo
(3) Bandera original de los 33. Fue sustraida de un Museo en el año 1969 y todavía no fue hallada.
(4) Sesión
de la Sala de Representantes
de la Provincia
Oriental,
Óleo de Eduardo Amézaga, Museo Histórico Nacional, Montevideo.
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PROCLAMA DEL GENERAL LAVALLEJA
"Llegó en fin el momento de redimir nuestra amada patria de
la ignominiosa esclavitud con que ha gemido por tantos años y elevarla con
nuestro esfuerzo al puesto eminente que le reserva el destino sobre los pueblos
libres del nuevo mundo. El grito heroico de libertad retumba ya por nuestros
dilatados campos con el estrépito belicoso de la guerra. El negro pabellón de
la venganza se ha desplegado, y el exterminio de los tiranos es indudable.
¡Argentinos, Orientales! Aquellos compatriotas nuestros, en cuyos pechos arde
inexhausto el fuego sagrado del amor patrio, y de que más de uno ha dado
relevantes pruebas de su entusiasmo y su valor, no han podido mirar con
indiferencia el triste cuadro que ofrece nuestro desdichado país, bajo el yugo
ominoso del déspota del Brasil. Unidos por su patriotismo, guiados por su
magnanimidad, han emprendido el noble designio de libertadores. Decididos a
arrostrar con frente serena toda clase de peligros se han lanzado al campo de
Marte con la firme resolución de sacrificarse en aras de la patria o
reconquistar su libertad, sus derechos, su tranquilidad y su gloria.
Vosotros que os habéis distinguido siempre por vuestra decisión y
energía, por vuestro entusiasmo y bravura, ¿consentiréis aún en oprobio vuestro
el infame yugo de un cobarde usurpador? ¿Seréis insensibles al eco dolorido de
la patria, que implora vuestro auxilio? ¿Miraréis con indiferencia el rol
degradante que ocupamos entre los pueblos? ¿No os conmoverá vuestra misma
infeliz situación, vuestro abatimiento, vuestra deshonra? No, compatriotas; los
libres os hacen la justicia de creer que vuestro patriotismo y valor no se han
extinguido, y que vuestra indignación se inflama al ver la Provincia Oriental
como un conjunto de seres esclavos sin gobierno, sin nada propio más que sus
deshonras y sus desgracias. Cesen ya, pues, nuestros sufrimientos. Empuñemos la
espada, corramos al combate y mostremos al mundo entero que merecemos ser
libres. Venguemos nuestra patria; venguemos nuestro honor, y purifiquemos
nuestro suelo con sangre de traidores y tiranos. Tiemble el déspota del Brasil
de nuestra justa venganza. Su cetro tiránico será convertido en polvo, y
nuestra cara patria verá brillar en sus sienes el laurel augusto de una gloria
inmortal.
Argentinos Orientales: las Provincias hermanas sólo esperan
vuestro pronunciamiento para protegeros en la heroica empresa de reconquistar
vuestros derechos. La gran nación argentina, de que sois parte, tiene gran
interés de que seáis libres, y el Congreso que rige sus destinos no trepidará
en asegurar los vuestros. Decidios, pues, y que el árbol de la libertad,
fecundizado con sangre, vuelva a aclimatarse para siempre en la Provincia Oriental.
Compatriotas: Vuestros libertadores confían en vuestra cooperación a la honrosa
empresa que han principiado.
Colocado por voto unánime a la cabeza de estos héroes, yo tengo el
honor de protestaros en su nombre y en el mío propio, que nuestras aspiraciones
sólo llevan por objeto la felicidad de nuestro país, adquirirle su libertad.
Constituir la provincia bajo el régimen representativo republicano, en
uniformidad a las demás de la antigua unión. Estrechar con ellas los dulces
vínculos que antes la ligaban. Preservarla de la horrible plaga de la anarquía
y fundar el imperio de la ley. He aquí nuestros votos. Retirados a nuestros
hogares después de terminar la guerra, nuestra más digna recompensa será la
gratitud de nuestros conciudadanos.
Argentinos - Orientales: El
mundo ha fijado sobre vosotros su atención. La guerra va a sellar nuestros
destinos. Combatid, pues, y reconquistad el hecho más precioso del hombre digno
de serlo.
Campo volante, abril de 1825. — Juan A. Lavalleja."