Publicado en el Periódico El Restaurador - Año IV N° 16 - Setiembre 2010 - Pags. 1 y 2
A
160 años del paso a la inmortalidad del Brig. Gral. de
Su apoyo a la política de Rosas. Consideraciones acerca de la salud del Libertador
Por Norberto Jorge Chiviló
(1) |
El 17 de agosto ppdo. se cumplieron
160 años del fallecimiento del Padre de
Los Padres de
San Martín, había regresado desde
Europa al Río de
La
amistad, entre estos dos grandes y máximos personajes de
Con esa carta se iniciaba su
correspondencia con Rosas, que duraría doce años, siendo la última la que
remitió San Martín el 6 de mayo de 1850, es decir tres meses antes de su
fallecimiento (ocurrido el 17 de agosto).
En esta última carta le manifestó a su
amigo Rosas, su satisfacción por cómo se encontraba
Esa amistad entre San Martín y Rosas,
fue ignorada y silenciada durante muchísimo tiempo por la llamada “Historia
Oficial”, ya que era inconcebible para los historiadores de esa línea histórica
que Don José de San Martín –consagrado como personaje máximo de la nacionalidad
argentina y héroe de toda América–, llegara a tener amistad y aprobara los
actos de gobierno de quien ellos consideran un “tirano sangriento”.
Esa amistad entre estos dos hombres
públicos, sumada al hecho del legado por parte de San Martín, en la cláusula 3º
de su testamento fechado en 23 de enero de 1844 de su glorioso sable corvo, y
al apoyo que dio siempre a la gestión pública de Rosas, turbó la mente de los
unitarios y posteriormente de los historiadores liberales y a los que aún hoy
siguen esa corriente historiográfica.
En aquella época, el unitario Valentín
Alsina en carta del 9 de noviembre de 1850 remitida a su correligionario Félix
Frías, dijo de San Martín: “Como militar fue intachable, un héroe; pero en lo
demás era muy mal mirado por los enemigos de Rosas. Ha hecho un gran daño a
nuestra causa (la de los unitarios) con sus prevenciones, casi agrestes y
serviles, contra el extranjero copiando el estilo y fraseología de aquél
(Rosas)… Nos ha dañado mucho fortificando allá (Europa) y aquí (América) la
causa de Rosas, con sus opiniones y con su nombre; y todavía lega a un Rosas,
tan luego su espada. Esto aturde, humilla e indigna… pero mejor es no hablar de
esto”.
Esos hechos, como ya dije, fueron
completamente silenciados y ocultados a los argentinos por la “Historia
Oficial” y sus seguidores. Tan es así que la figura de San Martín “desaparece”
de
A raíz del trabajo tesonero de
escritores e historiadores de la talla de Adolfo Saldías y Ernesto Quesada en
el S. XIX, de Carlos Ibarguren, los hermanos Irazusta, Font Ezcurra, Mario
César Gras, Ernesto Palacio, Manuel Gálvez, José María Rosa, en el siglo pasado,
para nombrar a algunos, y a la acción esclarecedora desarrollada por el
“Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas”, fundado en
1938, se fue conociendo poco a poco cual fue la verdad histórica.
Si bien nadie se atreve ahora a
desconocer esa amistad y los gestos de San Martín hacia Rosas y
En el año 1973, en
En ese momento remití una carta a la
sección Correo de Lectores del diario “
Días más tarde,
el 12 de noviembre, salió publicada en ese diario y en la misma Sección, una
carta el
Sr. Luis José Vincent de Urquiza, –miembro de varias instituciones como
Como el lector apreciará, si bien no
se lo dice directamente, se pone un manto de duda acerca de la capacidad del
Brigadier General Don José de San Martín, para así descalificar su adhesión a
la política de Rosas. ¡Menos mal que reconoció que la carta era verdadera!
Recibí varios correos electrónicos que adherían a mi postura y algún otro que trataba de descalificar la actitud del Libertador, argumentando que cuando remitió esa carta, ya era “viejo” y no estaba en sus “cabales”.
Inmediatamente contesté a
dicho diario, con los argumentos que expongo en este artículo, pero la misma no
fue publicada.
En primer lugar es necesario aclarar
que los que adhieren a esas posturas descalificatorias no abonan sus dichos con
prueba alguna, sino que son simples conjeturas o suposiciones personales que además
difieren de la opinión de personajes de la época que convivieron con el
Libertador o se cartearon con él.
El Libertador fue una persona bien
informada, él sabía bien lo que pasaba no sólo en nuestro país sino en el mundo
de aquél entonces. Pero como toda su correspondencia y opinión es favorable a
Rosas y los federales, entonces hay que sembrar la duda –“muy poco o nada podía
saber acerca de lo que aquí pasaba”, dicen–. Cuando alguien o algo beneficia a
Rosas entonces viene… “si,… pero…”, como hacen con respecto a la defensa de la
soberanía, que la reconocen pero alegremente tras cartón afirman “pero no
aprobaba la política interna de Rosas”, sembrando
así la duda en personas que no son entendidas en el tema y que pueden llevarlas
a caer en el engaño, pero no ocurre así con quienes conocen toda la
correspondencia del Libertador intercambiada con Juan Manuel de Rosas, con Tomás
Guido y con otros personajes de aquella época.
Estos “historiadores” tendrían que
escribir con más rigor científico y no afirmar vaguedades y faltos de todo
apoyo documental.
Para descalificar al Gral. San Martín,
refieren que era mayor cuando redactó el testamento – próximo a cumplir 66 años-
y 72 años al escribir la mencionada carta. Cuántos personajes históricos de
nuestra historia llegaron a tener más que aquella edad: ¿Cuántos años tenía
Mitre, cuando fue elegido senador nacional?: 73; ¿Cuántos Sarmiento cuando
fundó el diario “El Censor”?: 74; ¿Cuántos cuando Juan D. Perón accedió a su
tercer mandato?: 78 y ello para referirnos a algunos personajes de la historia
nacional y que decir de los que podemos encontrar en la historia universal.
¿Es la edad un signo de decadencia
mental… o en realidad es totalmente lo contrario?. La persona con los años va
teniendo una visión más acertada de las cosas que le dan su experiencia de vida
y más tratándose –como el Gral. San Martín– de un personaje con una experiencia
de vida y política poco común.
Además debemos presumir que una
persona está en pleno uso de sus facultades mentales y es justamente el que
alega lo contrario quien debe probarlo. No hay que probar que al momento de la
redacción de su testamento o de su fallecimiento el Gral. San Martín se
encontraba en pleno uso de sus facultades mentales. Pero no obstante lo haré,
porque hay pruebas mas que suficientes que me permiten afirmar que el Gral. San
Martín, había mantenido su lucidez hasta sus últimos instantes. Y a las pruebas
voy.
Dormitorio del Gral. San Martín |
Vamos a otra prueba: Después del fallecimiento del General, su yerno Don Mariano Balcarce, en la carta de fecha 30 de agosto de 1850, en la que comunica al gobierno de Buenos Aires el fallecimiento del prócer, expresa lo siguiente: “Aunque una larga y penosa enfermedad había agotado sus fuerzas físicas, conservó sin embargo hasta el postrer momento, toda la energía y lucidez de su ánimo, y con toda la serenidad que inspira una conciencia pura y sin tacha, rodeado de sus amados hijos exaló tranquilamente su último suspiro”.
Por lo tanto, el deseo expresado por el Gral. San Martín, en su carta del 6 de mayo, reflejaba sus reales sentimientos. Además debemos decir que esa no fue la única carta que escribió San Martín a su amigo Rosas, ya que el intercambio epistolar fue muy interesante durante aquellos doce años y cuya lectura recomiendo a todo aquél que tenga interés en conocer nuestra verdadera historia. De esa lectura puede advertirse el respeto, la consideración y la admiración que la figura del gobernante argentino, despertaba en el Libertador San Martín.
Saque Ud. amigo lector sus propias conclusiones.
(1) El óleo sobre tela del Gral. José de San Martín, fue realizado en Bruselas aproximadamente en 1829. Para algunos, este óleo es de autor anónimo, mientras que para otros fue pintado por su hija Merceditas con la dirección de su profesora de pintura.
Este fue el retrato favorito del Libertador,
que lo acompañó hasta el momento de su fallecimiento.
Actualmente
se lo exhibe en el Museo Histórico Nacional.