lunes, 17 de mayo de 2021

Fusilamiento de Liniers

REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA

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En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años. 

Encontramos este artículo de Marcos Luis Castrogiovanni, publicado en la revista "El Resero" N° 32 de agosto del año 2005, sobre el  fusilamiento de Santiago de Liniers. 
Don Santiago de Liniers  héroe de la Reconquista
por Marcos Luis Castrogiovanni

Santiago de Liniers
Fusilamiento de Liniers y sus compañeros

Si bien podemos llamar a Agosto Mes del Libertador, debido a que la figura del General José de San Martín, cuya muerte se conmemora el 17, es absolutamente preponderante, se recuerdan en este mes otras fechas que son de gran importancia en la historia patria y específicamente voy a referirme a dos hechos que involucran a otro gran protagonista de nuestro acontecer histórico. Me refiero a Don Santiago de Liniers. Héroe de la Reconquista de Buenos Aires que culminara con la rendición del general invasor inglés Guillermo C. Beresford el 12 de Agosto de 1806, y caudillo de la gloriosa Defensa de Buenos Aires frente a la segunda invasión inglesa del año siguiente.

Fue el caudillo del primer acto de defensa territorial en estos pagos. Encarnó la voluntad criolla de no dejarse avasallar y menos por los herejes ingleses, pues tuvo vital importancia en estos acontecimientos la férrea voluntad de afirmar la Tradición Hispano Católica, aunque para ello el pueblo de una pequeña ciudad perdida en los confines del mundo tuviera que enfrentar a regimientos de los ejércitos más poderosos del momento y veteranos de cien batallas a lo largo del mundo. Y esto lo reconoce el mismo Whitelocke, quien en su consejo de guerra afirma: “...haber decidido rendirse para no quedar a merced de la violencia de una vengativa chusma inflamada con un odio de superstición y un fanatismo religioso”. Don Santiago de Liniers emergió de las invasiones inglesas, con el prestigio de un HÉROE, su sencillez, su bonhomía y su fisonomía abierta y simpática lo convirtieron en el auténtico caudillo del pueblo de Buenos Aires.

De todo esto resulta incomprensible que este hombre, protagonista de los hechos que fueron germen del espíritu de independencia criolla fuera inútilmente ejecutado tres años después, el 26 de Agosto de 1810 por orden de la Primera Junta de Gobierno Patrio. Más exactamente por orden de la facción liberal de la Junta encabezada por Moreno y Castelli. Repasemos brevemente los hechos.

La Expedición Auxiliadora enviada a Córdoba, bajo el mando de Ortiz de Ocampo, para sofocar la rebelión de quienes no acataban la autoridad de la Junta y enviar detenidos a los cabecillas a Buenos Aires, recibió imprevistamente la orden de: “...arcabucearlos en el momento que todos o cada uno sean pillados, sean cuales fueran las circunstancias se ejecutará esta resolución sin dar lugar a minutos que proporcionasen ruegos y relaciones capaces de comprometer el cumplimiento de esta orden”.

Creo que es un digno antecedente de aquellas cartas con que los miembros de la logia unitaria aconsejaron a Lavalle fusilar al Coronel Dorrego. En ambos casos quienes ordenan o “aconsejan” las ejecuciones no son hombres de armas sino intelectuales imbuidos de doctrinas que nada tenían que ver con las realidades que estaban viviendo.

Pero en el caso que estamos analizando la actitud del general a cargo de la expedición fue distinta, puesto que Ortiz de Ocampo, de acuerdo con Vieytes (que iba como comisionado de la Junta en el ejército) desobedece la orden y escribe a la Junta comunicándole que: “la mayor parte del pueblo se cubriría de luto si los prisioneros eran ejecutados y, dominando en todas las ciudades la consternación y el terror, no hallaría entrada en los corazones de sus habitantes la alegría que se debería esperar, los dominaría la fuerza y no el amor que es por tantos títulos la base más regular para cimentar el nuevo sistema de gobierno”.

Ante esto la Junta envió a Castelli de inmediato a hacer cumplir la ejecución, y así en la madrugada del domingo 26 de Agosto de 1810 Castelli leyó a los prisioneros la sentencia de la Junta (librando sólo al Obispo Orellana, por su investidura) y a las 7:30 es fusilado en la posta de Cabeza de Tigre el héroe de la Reconquista, junto con sus compañeros Rodríguez, Allende, Moreno, y Gutiérrez de la Concha.

Ejecución absurda, ya estaba desbaratada la insurrección y todos sus cabecillas prisioneros, ya no eran peligrosos para la causa de la revolución.

Evidentemente no comprendieron quienes así actuaron que la revolución no se lograría por el terror sino por el respaldo del pueblo criollo, a quien parecían querer mantener al margen y sólo utilizarlo para entregar su sangre en las patriadas.

En una carta que Mariano Moreno le envía a Chiclana, le escribe sobre la actitud de Ortiz de Ocampo y Vieytes: “...Qué seguridad tendrá la Junta en esos hombres que llaman a examen sus órdenes y suspenden las que no les acomodan? Preferiría una derrota a la desobediencia de los jefes”. 

Juan Manuel Beruti, en sus Memorias, brinda una explicación que interpreta la posición de la Junta al decir “La Junta determinó quitarle la vida porque de traerlo a esta ciudad hubiera todo el pueblo y tropas pedido por Liniers, y habría sido ocasión de una sublevación general, y por obviarla se ejecutó”.

Este es el primero de los crímenes (disfrazados de ejecuciones o no) que jalonan la historia patria, cometidos por aquellos que al descubrir que sus teorías no encajaban en la realidad histórica, no hallaban mejor solución que intentar afirmar sus ideologías y destruir la realidad que no podían comprender.

Pero este crimen tiene, a mi ver, un aditamento que lo hace más atroz que otros (por ejemplo el fusilamiento de Dorrego o el asesinato de Peñaloza) y es la terrible muestra de ingratitud hacia un hombre que tan sólo cuatro años antes había interpretado el sentimiento del pueblo de Buenos Aires y lo condujo a la victoria.

Creo que podemos encontrar la explicación de estos hechos en las siguientes palabras escritas por Don José María Rosa: “Son muchos los documentos de la fría crueldad que Moreno impuso a una revolución, cuya naturaleza popular no entendió. Era un revolucionario de biblioteca: había creado un mundo que no existía e imaginado una revolución que nada tenía que ver con la que estaba ocurriendo...pero si la revolución era diferente a la que vivía, en cambio él, Mariano Moreno, era una realidad; su energía se había impuesto a la Junta y sus decretos de muerte tenían fuerza ejecutiva”.

Que la conmemoración del 12 de Agosto nos muestre el camino de la RECONQUISTA definitiva de la PATRIA y el recuerdo del 26 de Agosto de 1810 no nos permita caer en uno de los peores defectos que puede tener un ser humano: la ingratitud.