jueves, 27 de mayo de 2021

Cuando el Estado destruye la moneda - Daniel Larriqueta

Equivocadas opiniones del escritor Daniel Larriqueta sobre Juan Manuel de Rosas                                                    por Norberto Jorge Chiviló

El día 28 de abril del año 2014, se publicó en el diario La Nación, en la sección "Opinión", el siguiente artículo autoría del Sr. Daniel Larriqueta.

Juan Manuel de Rosas

En el siguiente link, se podrá encontrar el artículo para poder leerlo con comodidad:

https://www.lanacion.com.ar/opinion/cuando-el-estado-destruye-la-moneda-nid1685732/ 

Llamó mi atención uno de los párrafos, que transcribo a continuación:

“Durante más de un siglo, todo el papel moneda emitido en nuestro país por los gobiernos provinciales y luego el gobierno nacional estuvo siempre referido de un modo o de otro a las tendencias de oro y plata de los emisores. La referencia era fluctuante y siempre motivo de conflicto, porque con la facilidad de imprimir “dinero” con ínfimo costo la fe pública era burlada con frecuencia. El gobierno de Juan Manuel de Rosas recibió la provincia con un circulante de 15.000.000 de pesos y la dejó empapelada con 119.000.000. De más está decir que esos pesos valían muy poco en referencia al oro y la plata. Es interesante observar que ese gobierno, poco cuidadoso de las instituciones y de vocación populista, fue el primer gran usador de la inflación como recurso de la política económica”.

Como quien esto lee, observará que se hace referencia concreta a un gobierno en especial, el de Juan Manuel de Rosas, poco se dice sobre los anteriores y nada sobre los posteriores. Para muchos, todos los males hay que adjudicárselo a Rosas y su gobierno, en forma muy simplista e interesada, tratando de envolver al lector desprevenido sobre una situación histórica totalmente alejada de la realidad.

Según se puede ver por internet, se define al autor de la nota, Sr. Daniel Larriqueta, como mendocino, Licenciado en economía, profesor universitario, historiador, periodista y escritor, autor, de varios ensayos históricos y políticos, como La Argentina renegada, La Argentina Imperial, Cómo empezamos la democracia, Democracia sin República, La furia de Buenos Aires, entre otras. También los diarios Clarín y La Nación, han publicado sus artículos 

Como lo señalado sobre Rosas en el artículo no coincidía con lo que yo había leído durante años sobre el tema, ubiqué el teléfono de dicha persona y decidí llamarlo, a fin de que me indicara sobre que fuentes basaba su nota a lo que me contestó que su fuente era el historiador Miron Burgin, a su vez le solicité su correo electrónico para mandarle mi parecer sobre su artículo, cosa que hice pocos días después, con la siguiente carta.


Villa Ballester, 7 de mayo de 2014.

Sr. Daniel Larriqueta.

De mi mayor consideración.

Antes que nada paso a presentarme. Soy Norberto Jorge Chiviló, abogado y además director y propietario del Periódico cultural independiente de la Ciudad de General San Martín, "El Restaurador". Soy también la persona que el día domingo pasado lo llamó a su teléfono particular para que me pasara la dirección de su correo electrónico.

El motivo de la presente tiene que ver con el artículo de su autoría que salió publicado en el diario "La Nación" el día 28 de abril ppdo. titulado "Cuando el estado destruye la moneda".

Soy asiduo lector de ese diario, como de otros medios de prensa, pero a veces no tengo tiempo de leer todos los artículos y el suyo se me había pasado. Dos días después, una persona amiga me comentó del mismo y de la referencia que Ud. había hecho sobre el gobierno de Juan Manuel de Rosas y ubiqué el ejemplar para leerlo.

Comentarios y afirmaciones parecidas como las que hizo, se vienen repitiendo desde hace muchísimos años y en lectores desprevenidos o poco informados del tema, seguramente les creará una idea errónea de lo realmente sucedido históricamente.

En este caso concreto, tengo que objetar -disculpe mi atrevimiento- el que no haya Ud. hecho ninguna referencia al momento histórico en el que tales hechos ocurrieron, como así también a todas las dificultades que dicho gobierno debió sortear durante todo el período y me estoy refiriendo a las agresiones que nuestro país sufrió en las décadas del 30, 40 y principios del 50 del siglo XIX primero de Francia, luego de Francia e Inglaterra coaligadas y por último del Imperio del Brasil, sin contar además con el conflicto con Montevideo, la guerra contra Bolivia y el acoso constante del partido unitario que no le dieron minuto de respiro al gobierno de Rosas, y al evitar mencionar tales hechos me parece que no se está actuando de buena fe. Si se hiciera referencia a esto, el lector seguramente tendría elementos que le permitieran 

La persona que leyó su artículo -y desinformada sobre hechos históricos-, podría creer que la época en la que le tocó gobernar a Rosas fue de absoluta calma, cuando ello evidentemente no fue así.

Según se tenga conocimiento de cómo fue la realidad, el juicio sobre el mencionado gobierno, puede variar notablemente.

Muchos de los hechos que se le atribuyen a Rosas, si los contextualizamos en el tiempo histórico, resultan más que justificados.

Ya en diciembre del año 1939, apareció publicada en el N° 4 de la Revista del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, el artículo de Juan Pablo Oliver "La política económica de Rosas", cuyas partes pertinentes al emisionismo me permito acompañar como archivos adjuntos a la presente y que rebaten aquellas afirmaciones que Ud. hizo en el artículo.

Es importantísima la opinión de José Antonio Terry (ver pág. 57 del referido artículo) vertida en el artículo  "Contribución a la historia financiera" publicada en la edición especial de este diario "La Nación" con motivo del primer centenario de Mayo, hace ya más de 104 años y que Ud. puede leer en el archivo adjunto, correspondiente a la pág. 57 de la revista del Instituto Rosas.

Por si Ud. no conociere quien fue Terry, aclaro que fue ministro de hacienda de tres presidentes: Luis Sáenz Peña, Julio A. Roca y Manuel Quintana y algo sabría sobre el tema... y no podemos decir que Terry fuera rosista...!

Con respecto a su afirmación de que "ese gobierno, (fue) poco cuidadoso de las instituciones...", tampoco se ajusta a la verdad histórica. Si hubo un gobierno más cuidadoso de las instituciones y apegado a la ley, ese gobierno fue el de Rosas. Rosas aplicó la ley y la hizo observar a amigos y enemigos y creo que con los amigos fue más estricto. Lo reconoció su más enconado enemigo, Sarmiento, quien vio en él a un republicano (léalo en el "Facundo").

No creo que en un solo correo electrónico entren todos los archivos adjuntos, por lo que le enviaré dos.

Me permito hacerle llegar el último número (30) de "El Restaurador", en la versión PDF.

Desde ya muchísimas gracias por la atención que ha bridado a esta carta y aprovecho para saludarlo con la mayor consideración.

                                                      Norberto Jorge Chiviló


No recibí acuse de recibo, ni ninguna contestación y me parece que estas personas con tan frondosos antecedentes, se creen superiores a los demás, sobre todo a quienes no están de acuerdo con sus puntos de vista. No son capaces de contestar, cuando alguien con respeto les hace algún cuestionamiento, sobre temas que tendrían que salir a defender, si contaran con el debido aval basado en fuentes históricas irrefutables.

Juan Manuel de Rosas
Debo confesar que hasta ese momento yo no tenía un conocimiento de quien era el historiador Burgin, que según él le había servido de fuente y por eso traté de informarme. Averigüé que Miron Burgin, nació en 1900 en Varsovia, integrante en aquél entonces del Imperio Ruso, actual Polonia. Después de la primera guerra mundial, emigró a los Estados Unidos, donde se naturalizó y prosiguió sus estudios de derecho. Se sintió interesado en la historia latinoamericana. Trabajó en el servicio oficial estadounidenses, donde ocupó importantes cargos en la Biblioteca del Congreso, en los Departamentos de Estado y en el de Comercio y en la Dirección de Investigaciones de las Repúblicas Americanas. Realizó estudios en Harvard y con el patrocinio de dicha Universidad, llegó a nuestro país en el año 1938, a fin indagar e investigar en los archivos argentinos con el objeto de preparar su tesis doctoral The Economic Aspects of Argentine Federalism sobre la historia económica nacional, tesis con la cual se doctoró en aquella Universidad en 1941 y que fue editada cinco años después por ese alto centro de estudios. Esa obra fue traducida y publicada en nuestro país en el año 1960 con el título Aspectos económicos del federalismo argentino, reimpreso luego por Ediciones Solar, (Buenos Aires, 1982). Burgin falleció en Washington en 1957.

Una persona amiga consiguió que una biblioteca de la zona me prestara esa obra "Aspectos económicos del federalismo argentino", la cual leí con total atención. Grande fue mi sorpresa cuando leí, entre otras cosas los siguientes párrafos y conceptos, sobre Rosas como gobernante, como así aspectos financieros y económicos de su gobierno, que justamente contradicen lo afirmado por Larriqueta, debo decir en honor a la verdad que también Burgin no ahorra juicios críticos contra el Restaurador:


Un aspecto que muchos historiadores le critican a Rosas, es no haber dado un texto constitucional, pero Burgin justamente destacó que "A diferencia de los unitarios, Rosas reconoció formalmente el principio de la autonomía política y económica de las provincias, y tuvo además buen cuidado de dejar abierta la puerta para solucionar en alguna oportunidad futura el problema constitucional. Declaró asimismo que esa solución debería reposar sobre principios federalistas, lo cual ya era por sí mismo un paso adelante dado hacia el objetivo final... El problema constitucional no era el único que Rosas y su partido tenían que resolver. Igualmente importante y, quizá más inmediato era el problema de consolidar el régimen federal y rehacer el sistema, económico y financiero de la provincia. La estabilización política se cumplió con relativa rapidez y eficacia..."

También encuentra justificación al otorgamiento de las facultades extraordinarias conferidas al gobernante porteño por la legislatura provincial en 1829, ya que "...respondía a la demanda bastante generalizada de un gobierno fuerte, que fuera capaz de emprender una acción rápida y decisiva, y no estuviera estorbado por los requisitos y las dilaciones del trámite parlamentario. La provincia necesitaba paz, necesitaba un respiro para restaurar la economía, despedazada por la guerra, las revoluciones y la sequía. La suspensión temporaria de las libertades políticas sería un sacrificio relativamente pequeño, si era para asegurar el orden y evitar los disturbios políticos".

Asimismo coincide con lo que han afirmado otros reconocidos escritores, como Ricardo Rojas en cuanto destacan la popularidad de Rosas en todas las capas de la sociedad: "[En 1835]...Rosas halló en la provincia poca oposición. En realidad nunca había tenido la provincia un gobierno más popular que el que encabezaba Rosas. No sólo los terratenientes y los gauchos del campo, sino también los productores de carne, los artesanos y los pequeños comerciantes de la ciudad aclamaban a Rosas y a su gobierno como la única forma de restaurar la paz y el orden en la provincia destrozada por la guerra. Los elementos disidentes, exhaustos y desilusionados, eran impotentes frente al entusiasmo de la enorme mayoría".

En cuanto a las dificultades económicas y financieras en las que se encontró Rosas, dice: "Durante los tres años de su primer gobierno Rosas no logró operar la total recuperación económica y financiera. No pudo reducir la deuda pública de la provincia ni equilibrar el presupuesto. Pero consiguió detener el proceso de la ruina financiera. Demostró que los gastos podían ser considerablemente reducidos, que se podía mejorar la contabilidad de los fondos públicos y que el crédito público podía ser rehabilitado. Además, absteniéndose de realizar nuevas emisiones monetarias Rosas consiguió estabilizar el valor del papel moneda. Estos éxitos, por modestos que hayan sido, no dejaron de producir una honda impresión. Se destacaron con mayor relieve aún durante los meses que siguieron al retiro de Rosas, cuando al renacer las disensiones políticas internas la provincia se encontró una vez más al borde de la bancarrota financiera. Rosas y la mayor parte de sus colaboradores se convencieron de que solamente una dictadura podía salvar a la provincia del desastre".

"La ley del 7 de marzo de 1835, que daba a Rosas poderes dictatoriales, fue no solamente un arma de lucha política sino también un instrumento de política económica y financiera".

"Cuando apareció en el Registro Oficial [1836] el decreto anunciando la liquidación del Banco Nacional, hacía más de un año que Rosas se hallaba en el poder. Había heredado de sus predecesores un déficit enorme, una moneda muy depreciada y una gran deuda pública. El problema financiero de su gobierno era fundamentalmente el mismo que habían tenido que enfrentar todas las administraciones anteriores. Pero a diferencia de Viamonte, Rosas no trató de restablecer el valor oro del peso. Estricta economía en los gastos, eficiencia en la administración y percepción de las rentas, fueron los principios sobre los cuales Rosas basó su programa de rehabilitación financiera. En ningún momento de sus diecisiete años de gobierno se desvió de estos principios".

"El conservatismo de Rosas en materia de finanzas públicas fue un cambio bien recibido. Apaciguó inmediatamente toda la agitación sobre cambios totales y soluciones radicales basadas más bien en generalizaciones abstractas que en una cuidadosa valoración de la realidad económica. Aseguró el mantenimiento del statu quo en la distribución de los dividendos nacionales, y permitió asimismo el examen más detallado del sistema fiscal existente y una apreciación más desapasionada de la estructura financiera de la provincia".

En su obra, Burgin también se refiere a las dificultades con las que se encontró Rosas, durante todo su gobierno, por rebeliones internas y guerras internacionales y sus consecuencias. "El resultado que la rebelión y las guerras con otros países continuaron intermitentemente durante todo el gobierno de Rosas. El conflicto con Francia, la revolución del sur de la provincia, la guerra con Santa Cruz, el dictador de Bolivia, la intervención en el Uruguay y el bloqueo anglofrancés, fueron conflictos que impusieron pesadas cargas a la Tesorería provincial. Rosas se vio obligado a mantener un ejército permanente bastante grande, para defender el régimen contra los ataques, directos e indirectos, de los unitarios, y a enviar ayuda, en hombres, dinero y materiales a sus aliados de las otras provincias y del exterior".

Este autor también reconoce, los esfuerzos del gobierno de Rosas, para mantener el equilibrio del presupuesto: "A pesar de todos sus esfuerzos Rosas no pudo cubrir los gastos con las entradas corrientes. Mediante una estricta economía y cuidadosa contabilidad logró reducirlos en algunos departamentos, pero eran economías demasiado pequeñas para que influyeran en el balance de la Tesorería. Las expensas militares y los pagos a cuenta de la deuda pública no podían ser reducidos fácilmente, y por esta razón más que por otra el equilibrio del presupuesto dependía en gran parte de la capacidad que pudiera tener Rosas para aumentar los ingresos. Pero los ingresos provenientes de otras fuentes distintas de los derechos aduaneros eran desalentadoramente escasos, y Rosas se resistía singularmente a aumentar los impuestos. Los déficit eran, por lo tanto, inevitables, y el gobierno continuaba luchando con las dificultades económicas".

"En su mensaje a la legislatura [27 de diciembre de 1837] Rosas reconoció los peligros de la inflación y reiteró su determinación de evitar en lo futuro nuevas emisiones de papel moneda". 

"Es muy posible que Rosas habría cumplido su palabra si no fuera por el bloqueo francés. Los efectos financieros del bloqueo fueron desastrosos. En poco tiempo la Tesorería quedó despojada de su fuente más grande de ingresos, mientras los gastos militares aumentaban aceleradamente".

También hace mención a la Ley de Aduanas, que benefició a las economías provinciales: "La ley arancelaria del 18 de diciembre de 1835 marcó el punto crítico de la política bonaerense sobre comercio exterior... por primera vez el gobierno hacía un serio esfuerzo para adaptar su política arancelaria al esquema económico de la provincia y del interior..."

"El gobierno también tenía motivos para estar satisfecho con el cambio que había introducido en su política agrícola. Un año después de promulgada la nueva ley arancelaria [de 1835], Rosas llamó la atención de la legislatura provincial sobre la rápida expansión de los cultivos de cereales en la provincia. Se había producido un notable aumento del área sembrada, y una mayor diversificación de la explotación agrícola. Se cosechaban otros granos, aparte del trigo, en cantidades superiores a todas las precedentes, y el país ya no dependía de la inestabilidad del tiempo o de las importaciones del exterior".

"A la industria nacional la nueva tarifa le prometía mayores beneficios aún que a la agricultura. La industria manual de Buenos Aires recibió un grado de protección que nunca había tenido anteriormente. Lo mismo ocurrió con las industrias vinícola y licorera de las provincias de Cuyo y Tucumán, las textiles y de productos alimenticios de Córdoba y Santiago del Estero, y la ovina de las provincias del litoral. Liberalizando las reglamentaciones sobre el uso del puerto de Buenos Aires, Rosas estimuló las relaciones comerciales entre Buenos Aires y los puertos fluviales y mejoró con ello la posición de las provincias litorales en los mercados extranjeros".

"Las implicaciones políticas de la nueva tarifa no eran menos importantes. Rosas podía contar ahora con el apoyo unánime de las clases medias de Buenos Aires, y ver aumentado enormemente su prestigio más allá de las fronteras provinciales. Se convirtió para las provincias en el más argentino de todos los gobernantes porteños, en realidad el único gobernante que había antepuesto los intereses económicos de la nación al de los comerciantes extranjeros. El gobierno de Buenos Aires se había revelado como un gobierno nacional, y Rosas se transformó en el jefe reconocido de la nación".

¿Qué dijo sobre el primer conflicto con Francia?: "Rosas salió victorioso del conflicto con Francia. Logró conservar intacta la soberanía de la Argentina. Defendió con éxito el principio de la autodeterminación en el continente sudamericano. Al final del conflicto su prestigio político en la Argentina y en todo el continente era mayor aún que antes".

Así se refiere a los altos salarios abonados durante todo el gobierno de Rosas: "Las quejas de que los salarios eran altos fueron muy comunes durante todo el gobierno de Rosas. Rosas trató de resolver la falta de obreros aumentando el número anual de días laborables".

"Se adujo en Buenos Aires que la mano obra no era escasa, sino que el costo de la vida era bajo. 'No faltan obreros en nuestro país, afirmaba el Archivo Americano [30 de abril de 1845], si los salarios son altos es más bien como consecuencia de la facilidad que existe para la subsistencia, por la abundancia que se suministran los principales artículos necesarios para la vida' ". 

Destaca también que Rosas "Era un hombre práctico, no un doctrinario; un comerciante por sobre todo".


Quien quiera releer el artículo de Juan Pablo Oliver, lo puede hacer a través de este link: https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2020/11/politica-economica-de-rosas-juan-pablo.html