Publicado en el Periódico El Restaurador - Año IX N° 36 - Setiembre 2015 - Pag. 9
Su testamento
El testamento otorgado por González y que fue elevado a escritura pública el 24 de agosto de 1949 por ante el registro del Escribano José Antonio Basso, dice así:
"Muero en la fe de mis padres en la que he vivido. Pido ser enterrado con toda modestia como corresponde a mi carácter de católico, como hijo del seráfico padre San Francisco, a cuya tercera orden pertenezco, suplico con amor de Dios, la limosna del hábito franciscano como mortaja y la plegaria de todos mis hermanos en perdón de mis pecados y en sufragio de mi alma.
No tengo ascendientes vivos y no he tenido descendientes de ninguna naturaleza, por lo que a mi muerte y de acuerdo a la ley nadie podrá, invocando parentesco ni consanguinidad con el otorgante, reclamar al Estado favor, emolumento, beneficios o pensión alguna.
Es mi última voluntad, por otra parte, que no se decreten honores ni honras oficiales de ninguna especie. No hago institución alguna de herederos, porque no tengo ningún bien de que disponer.
Declaro además que toda mi vida pública ha sido siempre inspirada y regida por los principios y doctrinas de la Unión Cívica Radical, manteniéndome en todas las horas identificado con el pensamiento y la conducta del eminente republico doctor Hipólito Yrigoyen.
Que la Unión Cívica Radical a la cual dedique todos mis fervores y desvelos de ciudadano es una, indivisible y absoluta y que cualesquiera sean las contingencias que ella soporta sobrevivirá siempre como imperativo histórico de la conciencia democrática argentina.
Declaro que este es mi único testamento firme y valido, que revoco cualquier otro anterior y que dejo encomendado a mis amigos el doctor Silvio E. Bonardi, el señor Elvio Gabriel Anchieri y el señor Carlos Borzani el cumplimiento de estas disposiciones".