martes, 1 de septiembre de 2015

Juan Melchor Bosco - Aniversario de su nacimiento

    Publicado en el Periódico El Restaurador - Año IX N° 36 - Setiembre 2015 - Pags. 10 y 11 

EN EL 200° ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE JUAN MELCHOR BOSCO

Padre, maestro y amigo.

Por Norberto E. Chindemi


Salesianos
Don Bosco, circa 1865 - 1868


Del matrimonio de Francisco Bosco -que era viudo y con un hijo del primer matrimonio llamado Antonio- y Margarita Occhiena, hubieron dos vástagos, José, dos años mayor que Juan, nacido el 16 de agosto de 1815 en Castelnuovo D'Asti, región perteneciente al reino del Piamonte-Cerdeña.

Francisco falleció cuando el menor de sus hijos -el futuro Don Bosco- tenía un año, afrontando su viuda y heroica madre el manejo del hogar y la educación de los tres niños. En ese humilde hogar, nunca se cerró la puerta a otros pobres. El rezo diario del Santo Rosario, fue forjando el corazón de Juan.

A los 9 años, tuvo una visión -como tantas otras-, que él humildemente llamaba sueño. En esta visión, estaba rodeado de mozalbetes que peleaban, blasfemaban y arremetió contra ellos. De pronto sintió una voz que le decía que no era así, sino con dulzura y caridad, como los habría de ganar. "Yo te daré la Maestra" -le dijo una voz- y apareció majestuosa la imagen de la Santísima Virgen María. "A su tiempo todo lo comprenderás", escuchó.

De inteligencia y memoria fabulosa, hizo de todo: pastor, sastre, cantor de iglesia, hasta que encontró a su primer bienhechor, el P. Juan Calosso, quien fue su primer maestro de gramática y latín. Queriendo ser franciscano, el después santificado P. José Cafasso le aconsejó el Seminario, recibiéndose de sacerdote en 1841.

El 8 de diciembre de ese año, estando por oficiar la Misa, vio al sacristán maltratar a un joven de 16 años, que no sabía ayudar en la Misa. Don Bosco se interpuso y después de la ceremonia religiosa, le dio a Bartolomé Garelli -así se llamaba el primero de sus birichini (1)- la primera clase de catecismo; a la semana siguiente el muchacho trajo a veinte jóvenes más.

En esos momentos Italia hervía por la unitá manejada por carbonarios, liberales y masones, siendo Pontífice Pio IX -futuro santo-.

Don Bosco les enseñaba a sus chicos no gritar "¡Viva Pío IX!", sino "¡Viva el Papa!", queriendo significar con esto que independientemente de la persona, el Sumo Pontífice es el Vicario de Cristo en la tierra.

Su Obra fue el Oratorio, base fundamental de su accionar, con talleres y escuelas que completaron su perfil. Su propia madre, dejando la tranquilidad de su casa se transformó en "Mamá Margarita" de los birichini desde 1848.

Un ministro ultraliberal, Urbano Ratazzi, quien en 1855 había cerrado 334 colegios religiosos, fue quien le aconsejó la fundación -¡cosa de Dios!- de una institución de religiosos y ciudadanos, naciendo así la Sociedad de San Francisco de Sales el 16 de diciembre de 1859 (conocida popularmente como Sociedad Salesiana), basado en el espíritu suave del Santo Protector, cuyo lema "Razón, religión, amabilidad" y un sistema preventivo, ponía a los muchachos en la imposibilidad moral de pecar, que produjo la excelencia de la educación domboscana. 

En 1864, encontró a una joven de Mornese, Dominga Mazzarelo (1837-1881, futura santa) que será la cofundadora de las Hijas de María Auxiliadora.

Don Bosco leía los corazones, produjo incontables milagros en vida y enseñaba "Propagad la devoción a Jesús sacramentado y a la Virgen y veréis lo que son los milagros".

El Oratorio fue para los chicos el lugar de encuentro con Dios: "Dios quiere que estén siempre alegres". En cuatro años (1864-1868) construyó la Basílica de María Auxiliadora "Cada ladrillo es una gracia de la Santísima Virgen", decía, y hacia el fin de su vida en 1887, construyó la Basílica del Sagrado Corazón, en Roma. Allí fue, cuando durante la Misa, se le vio elevarse del pavimento; había comprendido todo.

Nuestra Patagonia era la terra incognita o res nullus. En un nuevo sueño, vio a hombres fornidos, semidesnudos, matar misioneros, cuando de repente tiene una visión de una falange de salesianos. Temió, pero los indios se acercaron, escucharon y terminaron cantando "Load a María". Entendió que su misión estaba en la Patagonia donde sus hijos fueron llamados saleses durante los primeros años y realizaron la proeza inimaginable de la evangelización levantando también la bandera argentina.

Uno de los primeros colaboradores de la institución fue el entonces Arzobispo de Buenos Aires, Mons. León Federico Aneiros.

Una vez llegados los salesianos a Buenos Aires, se lanzó la misión hacia la Patagonia y fue providencial para la Argentina, realizando un trabajo descomunal, ya del jefe de la primera expedición, el P. Juan Cagliero y de otros salesianos como Santiago Costamagna, José Fagnano, que galopó miles de kilómetros en busca de sus amados indios, Domingo Milanesio, que aconsejó rendirse a Manuel Namuncurá, padre de Ceferino Namuncurá, el "santito de la toldería", como lo llamó Manuel Gálvez en su magnífica biografía.

  Namuncurá bautizado con toda su tribu por los salesianos, expresó: "Ahora morir contento, morir ahora buen cristiano". (2)

¿Que hubiera sido ese inmenso territorio de la Patagonia, sin los salesianos?: una empresa de negreros.

El 30 y 31 de agosto de 1883, en una conferencia se refirió a las inmensas riquezas de América de Sur. A un allegado le confió: "Cuando se conozcan las inmensas riquezas que hacen excelente a la Patagonia, esas tierras serán de un vigor comercial extraordinario" -el científico británico Charles Darwin por el contrario, años antes se había referido a esas tierras como "malditas"-.

Bajo el lema labor et temperantia (trabajo y templanza) dieron sólida formación a los salesianos, incansables en su trabajo civilizador y religioso, tenaces e intrépidos, verdaderos gladiadores de la verdad en la actividad apostólica de nuestra patria: pane - lavoro - paradiso, les prometió Don Bosco.

Fue importante también su actividad científica, ya que emtre otras cosas, fundaron cinco observatorios meteorológicos, en Buenos Aires, Montevideo y Chile.

Los amores de Don Bosco: Jesús Sacramentado, María Auxiliadora, el Papa, la juventud pobre y abandonada.

Cuando ya al final de su vida, allá por enero de 1888 (falleció el 31 de ese mes) le pidieron unas palabras para sus jóvenes, expresó "Díganle a mis birichini que los espero a todos en el paraíso".

Los "Exploradores Argentinos de Don Bosco" fue fundado en 1915 por el salesiano P. José Vespignani que había llegado en la tercera expedición misionera en 1877. Yo vestí el uniforme de aquellos -donde conocí un mundo maravilloso- y juré la bandera argentina el 13 de diciembre de 1947.

Nada mejor que reproducir la monumental expresión del sabio e historiador jesuita el P. Guillermo Furlong, referida a la obra efectuada en nuestra patria: "GESTA DEI PER SALESIANOS".

Son estos realmente instrumentos de la Providencia Divina en una acción sorprendente, apostólica y misionera llevada a cabo según el corazón de Dios: "Yo te daré la Maestra" escucho Juanito en su primer sueño, fue la Madre del Cielo y también la nuestra: María Auxiliadora.

Fue declarado beato en 1929 y canonizado en el año 1934 ambas cosas durante el papado de Pío XI.


(1) Birichini, en español: niño o joven travieso, pilluelo, pícaro.

(2) P Francisco De Salvo, "Cagliero civilizador", 1939.