Publicado en el Periódico El Restaurador - Año IX N° 35 - Junio 2015 - Pag. 16
Cándido López, el pintor de la Guerra del Paraguay
Cándido López, nacido en Buenos Aires el 29 de agosto de 1840 y fallecido en Baradero el 31 de diciembre de 1902, a quien algunos llaman "el manco de Curupaytí", es considerado con justicia como el pintor de la Guerra del Paraguay.
Estudió pintura con varios artistas de su época. En 1862 pintó un gran retrato de Bartolomé Mitre y también realizó pinturas con temática religiosa. Tres años después se fue a vivir a San Nicolás de los Arroyos, donde se dedicó a la fotografía y daguerrotipo, recorriendo varios pueblos de la provincia realizando retratos empleando esa técnica.
Al declararse la Guerra del Paraguay se enroló en el Batallón de Guardias Nacionales con el grado de teniente primero, pasando luego a estar a las órdenes del general Wenceslao Paunero.
El 2 de junio se embarcó con su batallón hacia el Paraguay, donde participó en varias batallas. En la de Curupaytí -22 de setiembre de 1866- una granada le despedazó la mano derecha. Evacuado a Corrientes, y para parar una gangrena, se le realizó una amputación hasta el antebrazo. Ingresó al Cuerpo de Inválidos y en febrero del año siguiente fue enviado a Buenos Aires, donde se sometió a una nueva amputación por arriba del codo, teniendo el grado de Teniente primero del Cuerpo de Inválidos.
Posteriormente se desempeñó como puestero en varios establecimientos agropecuarios de la provincia.
Durante todos esos años, López no había dejado de pintar y con los croquis, bocetos y notas que había tomado, pintó sus obras, quedando reflejada en las mismas lo que había visto y vivido en aquella guerra, que lo marcó durante toda su vida. Esas pinturas recrean los momentos vividos con total intensidad.
Por consejo del Dr. Norberto Quirno Costa, quien había visto veintinueve de sus obras, lo instó a realizar una exposición, y con ese fin se trasladó al pueblo de Morón -cercano a Buenos Aires- y desde allí realizó las gestiones para lograrlo.
Así, el 18 de marzo de 1865 en los salones del Club de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, se inauguró la exposición de aquellas veintinueve obras. La Comisión encargada de evaluarlas, dictaminó que si bien las pinturas no eran una sobresaliente obra de arte, tenían buenas condiciones artísticas y poseían un incuestionable valor histórico. Si bien la exposición es elogiada por la prensa, no tuvo mayor repercusión pública.
Años después, inició gestiones para que el gobierno del general Roca adquiriera sus obras y para certificar el rigorismo histórico que las mismas trasuntaban, le pidió opinión al general Mitre, quien le contestó que "sus cuadros son verdaderos documentos históricos por su fidelidad gráfica y contribuirán a conservar el glorioso recuerdo de los hechos que representan".
En el año 1887 el Congreso Nacional autorizó al gobierno para la compra de los veintinueve cuadros que se habían expuesto en aquella exposición y once años después se adquirieron otros dos más.
En 1892 se instaló en Buenos Aires y en dependencias del Cuerpo de Inválidos del Ejército -siendo integrante de su Plana Mayor-, puso su taller.
En total pintó 58 cuadros sobre la guerra del Paraguay, que son muy precisos y por lo general reflejan lo que pasó en días determinados.
Sus obras, pintadas minuciosamente son apaisadas, de amplias visiones panorámicas -como vistos desde arriba-, abarcando enormes escenarios donde se desarrollaron los hechos históricos y que por lo general contienen muchas escenas de batallas, desembarcos, campamentos, movimiento de tropas -de todos los países involucrados en el conflicto-, paisajes autóctonos, etc., siendo una pintura muy particular, en la que muchas veces las proporciones no son guardadas. Él creó un tipo de pintura muy original que no tuvo antecesores ni sucesores, y que cuando las contempla no existen dudas de que fueron pintadas por él.
Sus obras forman parte de las colecciones de los museos Histórico Nacional, Nacional de Bellas Artes y Colonial e Histórico de Luján.