Publicado en el Periódico El Restaurador - Año IX N° 35 - Junio 2015 - Pag. 2
El mundo en la década del 60 del siglo XIX
Los
distintos estados en los que se encontraba dividida la península itálica,
lograron su unificación en 1861, con la coronación como rey de Italia de Víctor
Manuel II, artífice de la unificación.
Desde el 12 de abril
del año 1861 hasta el 9 de abril 1865,
tuvo lugar en los Estados Unidos de América, una guerra civil, llamada Guerra
de Secesión, entre los estados del norte, llamados de la Unión o unionistas contra
los recién formados Estados Confederados de América integrado por once estados
del sur que se separaron y proclamaron su independencia; la contienda acabó con
la victoria de los primeros, conformándose así nuevamente una sola nación. Esa unificación y el potencial económico y
militar de este país lo proyectó como una nueva potencia.
En
1862 Otto von Bismarck fue designado por Guillermo, rey de Prusia, como primer
ministro y como tal desarrolló una política que fue llevando a los estados
alemanes hacia la unificación que se concretó en 1871 con la instauración del
Segundo Imperio Alemán, siendo proclamado Emperador el Rey de Prusia como Guillermo I y Bismarck fue designado
Canciller.
Entre
1863 y 1867 se estableció en Méjico con la intervención de fuerzas francesas el
Segundo Imperio. Al frente del mismo se designó -a propuesta de Napoleón III-
al hermano de Emperador de Austria-Hungría, el Archiduque Maximiliano de
Austria y Habsburgo, quien tomó el nombre de Maximiliano I. Si bien en las
primeras acciones de guerra se impusieron los franceses, posteriormente la
situación en Europa y ante la posibilidad de una guerra entre Prusia y Francia,
produjo la retirada del ejército francés y el apresamiento posterior del
emperador, quien fue fusilado en Santiago de Querétaro.
En oriente, en el Japón, a partir de 1868 y durante el período Meiji,
comenzó un período de transformación que llevará algunas décadas después a
convertir al Japón en un país moderno y en una potencia de primer orden.
En 1869 tuvo lugar la inauguración del canal de Suez, una de las más ambiciosas obras de ingeniería en la segunda mitad del siglo XIX, promovido por el francés Ferdinand de Lesseps y cuyas obras se habían iniciado diez años antes.
En general fue una época en la que primó el libre cambio; de prosperidad y desarrollo de la economía y de progreso en la ciencia, la tecnología utilizada en la industria y el agro, la comunicaciones, el transporte, etc.