Publicado en el Periódico El Restaurador - Año V N° 20 - Setiembre 2011 - Pag 9
La religiosidad de ArtigasCatedral de Montevideo
En su
ostracismo en Paraguay, primero en la villa de Curuguaty y al final en ibiray,
Artigas llevó una vida adornada con todas las virtudes cristianas. Su amor por
los niños, su ayuda a los necesitados, le granjeó la amistad y respeto y
admiración de sus convecinos.
Así por
ejemplo, Deodoro de Pascual afirma:
“[Artigas con] su ejemplo influyó mucho en los
habitantes del lugarejo en que residía; convirtióse en el padre y protector de
los pobres; dábales cuanto reunía en sus trabajos; les socorría con
medicamentos; les consolaba en sus lechos y aflicciones; distribuía entre ellos
lo que poseía, en perjuicio muchas veces de lo necesario para su existencia; y
consiguió ser bienquisto, querido y respetado de los aldeanos que tantos beneficios
recibían de sus ya añosas manos”.
Dice el
testimonio de Hammerly Dupuy:
“Durante
los últimos años de su vida en Ybiray, Artigas fue apreciado por su gran
piedad. Era su deleite el explicar a los niños el significado del cristianismo
en relación con la historia de la humanidad. Disponía para ese fin de una
edición ilustrada de
Carlos
A. Washburn, ministro residente de los Estados Unidos en Asunción del Paraguay
desde 1861 hasta 1868. En su “Historia
del Paraguay”, dice:
“En sus últimos años, después de la muerte del
dictador, el Protector dejó sus cultivados campos, testigos de sus obras de
caridad nunca oídas en el Paraguay, y se fue a Ibiraí, donde pasó sus últimos
días”.
A
principios de 1846 Artigas recibió en Ibiray la visita de su hijo José María, quien
contará:
“Aquellos
vecinos de Ibiray… aquellos pobres que tanto quieren y veneran a mi padre, se reúnen con él a rezar el rosario, cuando
el toque de oraciones de las campanas distantes llegan hasta ellos de
Dice el testimonio de Don José León Benítez:
“El general José Gervasio ¡qué bueno era, como me
quería! Era un buen cristiano Siempre
decía: “Dios es muy grande, pero mantiene (permite vivir) a muchos pícaros”. De
tarde reunía a todos los chicos del barrio y nos enseñaba la doctrina cristiana
(catequesis). Recuerdo que nos repetía: “Hay que hacer la caridad sin mirar a
quien se hace”.
El
obispo de Asunción, Monseñor Juan Sinforiano Bogarín, dejó el siguiente
testimonio, en el que se refleja la piedad eucarística del Prócer:
“La señorita Asunción García me ha referido,
algunos años antes de morir, lo siguiente: Cuando la enfermedad de Artigas se
agravó, manifestó deseos de recibir los últimos sacramentos. Entonces la señora
doña Juana Carrillo, esposa de Carlos Antonio López, mandó llamar a un miembro
de la familia de la citada Asunción García (familia tan distinguida, por cierto
como piadosa), y le encargó fuera a preparar el altar para administrar al
enfermo el Santo Viático. Cumplida la orden, el cura párroco de
Fuentes:
Gaudiano,
Pedro. “Artigas Católico”
http://blog.transfiguracion.org/artigas-catequista-popular/