Publicado en el Periódico El Restaurador - Año IV N° 15 - 25 de Mayo de 2010 - Pag. 8
EDICION DEL BICENTENARIO DE LA REVOLUCIÓN DE MAYO
Rosas y el 25 de Mayo
por Norberto Jorge Chiviló
El
día 16 de diciembre de
El decreto dice
así: “Buenos Aires, diciembre 16 de 1829. – El primer comandante de patricios,
el primer presidente de un gobierno patrio, pudo sólo quedar olvidado en su
fallecimiento por las circunstancias calamitosas en que el país se hallaba.
Después que ellas han terminado, sería una ingratitud negar a un ciudadano tan
eminente el tributo de honor rendido a su mérito, y a una vida ilustrada con
tantas virtudes, que supo consagrar entera al servicio de su patria. El
gobierno, para cumplir un deber tan sagrado, acuerda y decreta:
“Art.
1°. En el cementerio del Norte se levantará, por cuenta del gobierno, un
monumento en que se depositarán los restos del Brigadier General D. Cornelio
Saavedra. Art. 2°. Se archivará en
La fotografía que
ilustra esta nota corresponde al monumento levantado en cumplimiento de dicho
decreto, en el cementerio del Norte –actual Recoleta–, ubicado a escasos
ochenta metros de la entrada y sobre su calle principal.
El día 13 de enero
de 1830, se realizaron en
Días más tarde, y
ante el fallecimiento de otro de los personajes de Mayo de 1810, don Feliciano A.
Chiclana, Rosas dictó este otro decreto de homenaje al prócer:
“Buenos Aires,
enero 16 de 1930. – Aunque los nombres de los primeros ciudadanos no tuvieron
la gloria de ser los autores de la independencia de
También en los
documentos públicos durante el período rosista, los mismos iban encabezados por
una leyenda que señalaba entre otros, los años transcurridos desde
El 25 de mayo de 1836, ante el cuerpo diplomático que se había reunido en el Fuerte de Buenos Aires, para saludarlo con motivo de un nuevo aniversario de la fecha patria, Juan Manuel de Rosas, pronunció el siguiente discurso que al decir del historiador Julio Irazusta en “Vida Política de Juan Manuel de Rosas a través de su correspondencia”, Tomo III (Edic. de 1975). “No se podrá negar que este discurso encierra una notable hermenéutica de la revolución argentina. Tal vez la más próxima a la verdad. Ella es la que mejor enlaza los destinos del país independiente, con las tradiciones del pasado colonial. La que mejor concilia el hecho de la emancipación, con el lealismo imperial y monárquico de nuestro primer gobierno autónomo. La única que salva la dignidad nacional de la tacha de perfidia colectiva en la declaración de la independencia por los mismos hombres, sobre poco más o menos, que habían jurado lealtad a Fernando VII. Jamás el Estado argentino se pensó a sí mismo, por el órgano de sus magistrados supremos, con más nobleza y racionalidad en la alocución maya de Rosas”.
He
aquí el discurso de Rosas -que publicó
“¡Qué grande, señores, y que
plausible debe ser para todo argentino este día, consagrado por
Estos, señores, fueron los grandes y
plausibles objetos del memorable Cabildo abierto celebrado en esta ciudad en 22
de mayo de mil ochocientos diez, cuya acta debería grabarse en láminas de oro
para honra y gloria intensa del pueblo porteño. Pero ¡ah!... ¡Quien lo hubiera
creído!... Un acto tan heróico de generosidad y patriotismo, no menos que de
lealtad y fidelidad a
Y he aquí, señores, otra circunstancia
que realza sobremanera la gloria del pueblo argentino, pues que ofendidos con
tamaña ingratitud, hostigados y perseguidos de muerte por el gobierno español,
perseveramos siete años en aquella noble resolución, hasta que cansados de
sufrir males sobre males, sin esperanza de ver el fin, y profundamente
conmovidos del triste espectáculo que presentaba esta tierra de bendición
anegada en nuestra sangre inocente con ferocidad indecible por quienes debían
economizarla mas que la suya propia, nos pusimos en manos de
El Cielo, señores, oyó nuestras
súplicas. El cielo premió aquel constante amor del orden establecido, que había
excitado hasta entonces nuestro valor, avivado nuestra lealtad, y fortalecido
nuestra fidelidad para no separarnos de la dependencia de los Reyes de España a
pesar de la negra ingratitud con que estaba empeñada
Viva el Veinte y Cinco de Mayo
Viva
Mueran los Unitarios impíos”