jueves, 24 de marzo de 2022

Invasiones inglesas - Estandarte con la imagen de la virgen

 REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA

60 

En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años.

En el periódico El Tradicional  N° 64, de febrero de 2006, se publicó este interesante artículo. 


Las Invasiones Inglesas al Río de la Plata

LA VERA IMAGEN DE LA VIRGEN EN EL ESTANDARTE REAL DE LA VILLA DE LUJÁN
Por el Dr. Guillermo Palombo

Todos los elementos de información de que dispongo concuerdan que en la noche del 21 al 22 de julio de 1806 llegaron a las plazas de San Isidro, procedentes de Montevideo, Juan Martín de Pueyrredón y algunos amigos suyos, con un exhorto o proclama del gobernador de aquel punto, Pascual Ruíz Huidobro, dirigido a los pobladores de la campaña de Buenos Aires, convocándolos a alistarse a las órdenes de sus enviados, aprontándose para apoyar la expedición que, al mando del capitán de navío Santiago Liniers, salió de Montevideo el día 22 en auxilio de los habitantes de Buenos Aires, ocupada por el ejército británico. Pueyrredón y sus amigos se dirigieron a la frontera para iniciar la recluta de voluntarios y establecieron su campamento en la villa de Luján. El día 29 o el 30 de junio de 1806 se cantó una misa solemne en la iglesia de Luján, el cabildo enarboló en el balcón consistorial el estandarte real de la villa, y el cura párroco lo entregó al sargento Tomás de la Rubia (Cayetano Bruno: Historia de la Iglesia Argentina, Tomo VII, Buenos Aires, 1971, pág. 86) y las fuerzas iniciaron su marcha hacia la costa para esperar el desembarco de Liniers que estaba en Colonia, o, según otras fuentes, se dirigieron al campamento de Perdriel.

Museo del Circulo Criollo El Rodeo





Estandarte con la imagen de la Virgen de Luján




Museo del Círculo Criollo El Rodeo







Don Enrique Udaondo refiere que los primeros contingentes reclutados por Juan Martín de Pueyrredón en julio de 1806 no tenían un estandarte que les sirviera como símbolo de reunión, por lo que el cabildo de la villa de Luján les ofertó y entregó, para ese efecto, su estandarte real, tal como consta en el libro de acuerdos de dicha corporación, donde se dejó constancia que dicho estandarte “es el mismo que se juró en esta villa y no tiene este cabildo cosa mayor que pueda ofrecer en servicio y defensa de la Patria, pues por un lado iban las armas de nuestro católico monarca y del otro el retrato de la Purísima Concepción de María” (La Villa de Luján en los tiempos de la Colonia y en la Época de la República, Luján, 1927, pág. 15). Por otra parte, del primer libro de acuerdos del cabildo de Luján surge que al momento de su erección como Villa se nombró y juró solemnemente como patrona a la Virgen de Luján, y que por esa razón su real estandarte, de damasco carmesí, lleva de un lado las Armas Reales y del otro la imagen de la patrona de la villa, bordadas por las monjas del Convento de Santa Catalina, en Buenos Aires, por encargo de Juan de Lezica y Torrezuri (Enrique Udaondo: Reseña Histórica del Monasterio de Santa Catalina de Sena, Buenos Aires, 1945, pág. 45).
¿Cómo era el estandarte real de la villa de Luján?
Hace un año, las autoridades del Círculo Criollo El Rodeo me consultaron para establecer la naturaleza de un estandarte que se guarda en su museo: es de fondo blanco y ocupa todo su campo una imagen bordada de la Virgen de Luján sobre la cual hay una corona real. Según una versión recogida, se habría tratado del estandarte usado por las fuerzas que acompañaron a Liniers en las jornadas de la Reconquista, en 1806. Pero al ver el estandarte, no me fue difícil reconocerlo como el mismo que puede apreciarse en una pintura existente en el Museo de Luján, mandada ejecutar por don Enrique Udaondo en el tiempo que fuera su director: en dicho cuadro aparecen en primer plano unos jinetes frente al cabildo de Luján, en tiempos de las invasiones inglesas, y uno de ellos porta el referido estandarte, que no era otro que el estandarte real de la villa.
Sin embargo, el estandarte original de la villa era distinto. Basta para ello reparar en la imagen de la réplica de dicho estandarte que reproduzco como ilustración: es de fondo carmesí, y la imagen de la Virgen es distinta de la que aparece en el estandarte del Círculo El Rodeo.
Esta última nos presenta la imagen de la Virgen de Luján tal como es en la actualidad, pero la otra es distinta y condice con la descripción que de la misma hiciera en 1885 el P. Jorge María Salvaire, reproducida por Monseñor Juan Antonio Presas: “La imagen de Nuestra Señora de Lujan es pequeña en altura: mide unas diecisiete pulgadas. Sus facciones son menudas, pero bien proporcionadas. El rostro es un óvalo. El semblante modesto, grave y al mismo tiempo dulcemente risueño [...] La frente es espaciosa; los ojos grandes, claros y azules; las cejas negras y arqueadas; la nariz algo aguileña, la boca pequeña y recogida, los labios iguales y encarnados cual rosa, las mejillas sonrosadas. Mira un tanto hacia la derecha. El color del rostro aunque muy agraciado, es un tanto amorenado. Tiene sus delicadas manos, asimismo bien formadas, juntas y arrimadas al pecho, en ademan o movimiento de quien humildemente ora. El ropaje de la talla se compone de un manto de color azul, hoy muy amortiguado, sembrado de estrellas blancas, debajo de dicho manto aparece una túnica de color encarnado. Los pies de la Santa Imagen descansan sobre unas nubes, desde las cuales emerge la media luna, que tradicionalmente se pone debajo de las plantas de la Virgen Inmaculada, y luego como jugueteando inocentemente entre aquellas nubes, descuellan cuatro graciosas cabecitas de querubines, con sus pequeñas alas desplegadas de color ígneo...”. Se trata de una referencia fehaciente que disipa cualquier incertidumbre (Nuestra Señora de Luján en el Arte, Florida, Ediciones Paulinas, 1981, págs. 13-15).
Ya en los lejanos años de doña Ana de Matos, la sagrada imagen original típicamente paulista de la Virgen de Luján, fue vestida ocultando el ropaje primitivo, debió ser recubierta en 1904 con planchas de plata para evitar la desintegración de la arcilla de que está fabricada. Pero antes de proceder a esa operación se tomaron varias fotografías como la que Monseñor Presas reproduce en la página 17 de su libro. Todas estas pruebas dan como resultado que la imagen original de la virgen coincide con la descripción del P. Salvaire y con la imagen bordada en el estandarte real de Luján es el de la imagen original de la virgencita, tal y como la describió el P. Jorge María Salvaire en 1885.



Imagen de la Virgen de Luján bordada en el estandarte real de la Villa de Luján

Réplica en el Museo de Luján






Con posterioridad, al formalizarse el cuerpo de Voluntarios Patriotas o Húsares de Pueyrredón, dicha unidad devolvió al cabildo de Luján su estandarte real y adoptó uno propio, que fue bendecido en la Catedral de Buenos Aires, por el obispo, el 21 de septiembre de 1806 como lo consignan Juan Manuel Beruti (Memorias curiosas, en Senado de la Nación: Biblioteca de Mayo, tomo VI, pág. 3.680); el anónimo Diario de un Soldado (Buenos Aires, 1960, pág. 67) y una certificación otorgada por Santiago de Liniers del 4 de octubre de ese año, publicada por el Museo Mitre(Documentos del Archivo de Pueyrredón, tomo l, págs. 54-55) en que se da cuenta que en el referido día “se bendijo y enarboló el real estandarte de dicho primer escuadrón”, que debió ser de iguales medidas a las de los cuerpos de Ejército, de damasco carmesí, y en su centro el escudo de las Reales Armas bordado de plata, sobre cuya cabeza debía inscribirse la leyenda “Voluntarios de Caballería de...”, tal como lo disponía para los regimientos de caballería el artículo 4 del Capítulo IX del Reglamento para las milicias disciplinas de infantería y caballería del virreinato del Río de la Plata, del año 1801.
El estandarte que conserva el Círculo Criollo el Rodeo reproduce la imagen de la Virgen de Luján con su ropaje moderno que cubre el antiguo, tal como se ve en el cuadro que menciono al principio, y no es por lo tanto la imagen original de la Virgen tal como fue bordada por las monjitas catalinas en el estandarte real de la villa, pero no obstante ello tiene méritos suficientes como para que luzca, por título propio, al frente delos desfiles tradicionalista que habrán de conmemorar este año la gesta patriótica de aquellos paisanos de 1806, que la tradición se encargó de transmitido y la historia ha perpetuado en los anales argentinos.