miércoles, 1 de septiembre de 2010

Mariano Moreno y la Revolución de Mayo

   Publicado en el Periódico El Restaurador - Año IV N° 16 - Setiembre 2010 - Pags. 12 a 16 

Mariano Moreno y la Revolución de Mayo

                                                                                                                           Por el Ing. Alberto J. Bondesío

Retrato de Moreno realizado en lápiz -C. 1909- por Juan de Dios Rivera


Mucho se ha escrito sobre la Revolución de Mayo y sus protagonistas. Algunos historiadores lo hicieron con rigor académico y otros con una rara cuando no tendenciosa mezcla de éste y de sus personales posiciones ideológicas.

Para los primeros don Cornelio Saavedra fue el centro sobre el que giraron los hechos de esa trascendente semana de Mayo.

Los segundos trataron y tratan de ver en Mariano Moreno el “numen”, “el motor”, “el espíritu”, “el alma” de la Revolución y mas recientemente como el “prócer del Bicentenario”.

Cigarrera de Moreno
Si separamos, como se dice en el campo, la paja del trigo o sea los panegíricos y apreciaciones personales de lo que los documentos nos dicen podremos tener una lectura más fina de los hechos.

A diferencia de lo sucedido en las gloriosas jornadas de la Reconquista y Defensa de Buenos Aires en 1806 y 1807, la Revolución de Mayo no la hizo el pueblo, la hicieron los Comandantes de los cuerpos militares, con un grupo de eclesiásticos y de civiles, que venían conspirando secretamente.

Buenos Aires, en aquella época tenía aproximadamente 50.000 habitantes, los vecinos “de distinción” (los que debieron ser llamados a resolver el asunto) rondaban los 3.000; el Cabildo invitó solamente a 500 de los que apenas concurrieron 224 y de ellos votaron por la cesación del Virrey 155. ¿Podemos decir que el “pueblo” participó en esta gesta o es mas apropiado decir que solamente un grupo de civiles encabezados por Saavedra fueron los que se jugaron por el movimiento?.

Creo que la palabra “pueblo” se debe utilizar en su mayor acepción… y ésta se puede, de alguna manera, medir por la cantidad de personas dentro del total que tiene una participación activa y decisoria.

Como pequeña muestra de ello traigo a colación el sincero comentario que el Notario Mayor del Obispado (no precisamente un ciudadano común) don Gervasio Antonio Posadas dejaba para la posteridad en sus “Memorias sobre la Revolución de Mayo”: “No tuve de ella la menor idea, ni noticia previa. Yo vivía tranquilo en mi casa, con mi dilatada familia… Cuando recibí esquela de convite a un Cabildo Abierto… no concurrí por hallarme legítimamente ocupado”. Más adelante manifiesta que no estaba de acuerdo con lo decidido por dicho Cabildo Abierto.

Complementaría lo precedente la forma en que se confeccionó la lista de “ciudadanos” pedida por los Sres. Cabildantes, que respaldara lo solicitado por los Comandantes. Esta lista estuvo conformada en su gran mayoría por firmas de soldados, oficiales y clérigos.  

Los criollos que venían desde hacía tiempo sintiendo las ansias de emancipación fueron Belgrano, Saavedra, Pueyrredón, los hermanos Rodríguez Peña, Vieytes y algunos pocos más.

En ese grupo, que venía arriesgando cuanto menos su libertad, no figuraba el Dr. Mariano Moreno.

Cabe aquí acotar que el Virrey Cisneros tenía, nombrados por él, a dos abogados consultores: los Dres. Leiva y Moreno.

Manuel Moreno en su obra “Vida y Memorias del Dr. Dn. Mariano Moreno” nos dice que: “Los informes que el nuevo jefe (Cisneros) recibió antes de su salida de Cádiz de las luces y acendrado patriotismo del Dr. Moreno… le hicieron formar un concepto muy ventajoso de sus conocimientos y consiguientemente lo honró con su más entera confianza eligiéndolo por uno de los consultores sobre los asuntos en que se iba a pronunciar”.

Quizá, cabría preguntarse con algún dejo irónico, haya sido ésta la causa por la que recién el 25 de Mayo por la noche, cuando todo estaba consumado, aparece en el Cabildo aquel a quien Juan María Gutiérrez llama con estrepitosa imagen: “el primero de los patriotas y el alma de la Junta…”

En honor a la verdad debemos comentar que el Dr. M. Moreno tuvo una previa “visita” al Cabildo con motivo del Cabildo Abierto del 22 de Mayo. En la sala del Cabildo se encontraba bastante lejos de las primeras filas habida cuenta que fue el votante número 151. El historiador Vicente Fidel López nos comenta que su padre, don Vicente López y Planes, le había transmitido que el “numen de Mayo” se encontraba “acurrucado en un rincón, parecía cabizbajo” y al preguntarle si estaba fatigado recibe como respuesta “estoy caviloso y muy inquieto… yo he votado con ustedes por la insistencia y majadería de Martín Rodríguez...”

El general Nicolás de Vedia (testigo presencial y votante) escribe en sus Memorias “Los principales sujetos que habían de tomar la voz en nombre el pueblo, eran los más próximos a las autoridades de uno y otro lado. El famoso doctor don Mariano Moreno, se había colocado tras de los bancos del pueblo, como excusándose de presentarse cual uno de los actos principales del momento”.

Respecto a la actuación de don Cornelio Saavedra es oportuno citar a don Manuel Belgrano quien en su Autobiografía nos dice: “No puedo pasar en silencio, las lisonjeras esperanzas que me había hecho concebir el pulso con que se manejó nuestra revolución, en que es preciso, hablando verdad, hacer justicia a don Cornelio Saavedra”.

Bartolomé Mitre en su obra “Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina” nos dice: “El voto de D. Cornelio Saavedra fue el que arrastró tras sí la mayoría”

Es oportuno en este momento hacer un apretado paralelo entre estas dos figuras emblemáticas a través de algunas de sus actuaciones previas a la Revolución de Mayo.

1.- Durante las invasiones inglesas, Saavedra con sus compañeros de armas tuvo un papel descollante luchando junto al pueblo contra el invasor. Moreno, por su parte, no figura en ninguna lista de voluntarios ni de vecinos que aportaron su brazo o dinero para contribuir a la Reconquista y después a la Defensa.

En “Vida y Memorias del Dr. M. Moreno” leemos que el día de la entrada de los ingleses expresaba “he llorado más que otro ninguno”. Se puso, en esos días, a escribir un diario narrando los sucesos. Escribía en su bufete de abogado lo que otros, militares y ciudadanos, hacían en los puestos de combate durante el día. Mientras unos daban el oro y la sangre… el Dr. Moreno dio su llanto y su tinta.

2.- El 1º de Enero de 1809 el llamado partido patriota (los Patricios entre ellos) brindó su apoyo a Liniers, Moreno prestó su apoyo al partido español en la persona del Alcalde de primer voto don Martín de Álzaga.

Manuel Moreno, su hermano, nos dice que Mariano había hecho aconsejar a la Junta de Sevilla el 13 de Setiembre de 1808 la rápida remoción de Liniers a fin de “promover a la defensa de estos dominios”. Probablemente en la errada creencia de que Liniers entregaría a Bonaparte el Virreinato.

3.- Cuando suceden los levantamientos de Chuquisaca del 25 de Mayo de 1809 y el de La Paz del 16 de Julio del mismo año, el Virrey Cisneros, siguiendo los consejos de sus dos abogados consultores (Leiva y Moreno), falla castigando con pena de muerte a los amotinados.

4.- En las reuniones secretas de los conspiradores hay una definida y probada participación de don Cornelio Saavedra en ellas, no así de don Mariano Moreno. Esto último es claramente comprensible, ya que ponerlo a él sobre aviso hubiera sido, posiblemente, entregar a Álzaga o a Cisneros los detalles de la conspiración.

Los más ardientes panegiristas de Moreno nunca se animaron a afirmar de su presencia en esas reuniones. Algunos nos dicen que el Dr. Moreno tuvo un “perfil bajo” durante esas semanas y días. Flaco favor le hacen a Moreno este tipo de adjetivos… Hubiera sido mas honesto y “elegante” decir que Moreno no entendió el proceso de Mayo y que luego metido en él contra su voluntad, trató de hacer lo que estimaba oportuno para los tiempos que vivía.

5.- Finalmente, cuando ya había sido elegido como uno de los secretarios de la Junta nos narra su hermano Manuel en su obra “Vida y Memoria del Dr. Dn. Mariano Moreno” ”Muchas horas hacía que estaba nombrado secretario de la nueva Junta y aún estaba totalmente ignorante de ello, entretenido en casa de un amigo en conversaciones indiferentes. Al cabo de mucho tiempo en que yo mismo lo había buscado para avisarle de lo ocurrido lo vi entrar en casa, envuelto en mil meditaciones, sobre si debía o no aceptar el nombramiento. La legitimidad de los procedimientos que acababan de suceder; lo serio de las funciones que se le encomendaban….eran otras tantas cuestiones que ocupaban su reflexión… Me decía: El sosiego que he disfrutado hasta aquí en medio de mi familia y de mis libros será interrumpido”.

Fue el Dr. Moreno, el único que se preocupó más que de la patria, de la interrupción de su sosiego…

Mientras esto sucedía Saavedra ya estaba, junto con los otros miembros elegidos, trabajando para el mejor inicio de la Junta de Mayo.

Respecto al por qué del ingreso del Dr. Mariano Moreno en la Junta hay dos estudios que si bien están basados en documentación de la época son diferentes en cuanto a la explicación de dicho nombramiento.

Uno de ellos pertenece a Ricardo Levene que sostiene que dicho nombramiento se debió al lobby ejercido por los ingleses a favor de Moreno por haber contado con su apoyo en el asunto de las franquicias comerciales.

Cornelio Saavedra (1)
El otro punto de vista pertenece a Martínez Zuviría, quien sostiene que como el partido español era mayoría en esa época en Buenos Aires, y habiendo el Dr. Moreno apoyado a Álzaga un año antes participando como secretario de la Junta presidida por éste español era conveniente que hubiera un cierto equilibrio en la Junta de Mayo. Moreno venía a acompañar a Matheu y Larrea.

Fuere cual fuere es evidente que el Dr. Moreno no entró por la “puerta grande” en la Junta de Mayo.

Ahora sí es el momento de hacer un análisis de las “Obras” del Dr. Mariano Moreno… escritos y fundaciones… a partir del 25 de Mayo fecha en que según algunos “empieza su protagonismo”.

Nos dicen algunos “historiadores-panegiristas” haciendo una libre interpretación de los hechos y del contenido de los documentos que el día 7 de junio de 1810 fundó la Gazeta de Buenos Ayres. Realmente debo reconocer, nobleza obliga, que hace falta tener mucho coraje para afirmar esto y otras cosas.

Por cierto que antes de seguir, debo afirmar que el Dr. Moreno no es culpable de las opulentas biografías que le han fabricado, cuando él ya no estaba en condiciones de protestarlas.

Pero volvamos al tema de la fundación por parte de Moreno de la Gazeta, dogma que se ha consolidado gracias al Círculo de la Prensa en Buenos Aires, convirtiendo en herejes a quienes lo cuestionan.

Recurrimos al Decreto del 2 de Junio de 1810 por el cual el Gobierno Patrio dispuso fundar un periódico oficial. Si había de ser “oficial” no podía ser resolución de un particular.

En sus considerandos dice la Junta: “El Pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus Representantes…Para el logro de tan justos deseos ha resuelto la Junta que salga a luz un nuevo periódico semanal con el título de Gazeta de Buenos-Ayres, el cual sin tocar los objetos que tan dignamente se desempeñan en el Semanario de Comercio anuncie el público las noticias exteriores e interiores que deban mirarse con algún interés.

En él se manifestarán igualmente las discusiones oficiales de la Junta con los demás Jefes y Gobiernos y el estado de la Real Hacienda.

La Junta, a más de incitar a los sabios de estas Provincias para que escriban sobre tan importantes objetos, los estimulará por otros medios que les descubran la confianza que pone en sus luces y en su celo.

Todos los escritos relativos a este recomendable fin, se dirigirán al señor Vocal, Dr. D. Manuel Alberti, quien cuidará privativamente de este ramo, agregándose por la secretaría las noticias oficiales”.

Como es fácil observar el decreto fundacional no menciona en ningún párrafo al Dr. Moreno.

Sí posteriormente, el Dr. Moreno en compañía de don Manuel Belgrano y Castelli es designado redactor.

En este punto me permito decir que los que hemos leído uno de los originales completos de este periódico, podemos afirmar que la redacción de la Gazeta al ser anónima todos los artículos se publicaban sin la firma del autor por lo que era y es imposible afirmar fehacientemente quién los escribió. Visto esto, ¿quién puede asegurar seriamente que, por ejemplo, el texto publicado en la Gazeta el 6 de Setiembre de 1810 pertenezca a la pluma de Moreno?.

Aquellos que a pesar de conocer el Decreto continúan sosteniendo la falsedad a que hice referencia violan a sabiendas lo que el Pontífice León XIII  definió como la primer Ley de la Historia: “No atreverse a mentir”… y la segunda: “No temer decir la verdad”.

En algunos discursos cargados de palabras y vacíos de contenido que hemos escuchado en actos por el día del Periodista, nos han dicho, sin que el que los pronunciara se sonrojara, que el Dr. Moreno “era el alma de la Gazeta”.

Veamos. Desde el 7 de Junio de 1810, en que apareció por primera vez la Gazeta hasta el 12 de Setiembre de 1821, en que la suprimió Rivadavia, se publicaron 810 números.

Gazeta de Buenos Ayres


Desde el 7 de Junio de 1810 hasta el 17 de Diciembre del mismo año fecha en que se presupone que el Dr. Moreno ya no escribía nada habida cuenta que estaba preparando su inminente viaje a Londres, se publicaron 29 números ordinarios, 23 extraordinarios y 3 suplementos.

Estos 55 números contienen 209 artículos, de los que su hermano Manuel, que conocía a su personaje, sólo ha recogido 2 como de su redacción.

¿Cómo es posible que historiadores, que por cierto no trataron al Dr. Moreno, puedan saber con “certeza” los artículos que él escribió y desmientan con ello a su propio hermano, doscientos años después?

Dejemos la Gazeta y centremos ahora nuestra atención en una obra que muchos historiadores mencionan sin siquiera haberla leído y si lo hicieron cometieron el pecado de leerla rápido y mal.

Me refiero a “La Representación de los Hacendados”.

Algunos historiadores-panegiristas para ponderar el interés de Moreno en fomentar la agricultura, las manufacturas y el comercio hacen hincapié en esta obra omitiendo decir que es ésta obra un simple alegato jurídico, trazado en “representación de los hacendados de las campañas del Río de la Plata”, pero realmente destinado a favorecer un franco comercio con la nación inglesa.

Con dicho documento Moreno quería beneficiar a los intereses portuarios, pues el comercio libre interesaba al litoral.

La gravitación que se atribuye a Mariano Moreno en la apertura del comercio del Río de la Plata es otra falacia ya que no tuvo parte alguna en lo resuelto, como que su escrito profesional fue agregado al expediente respectivo cuando ya se habían pronunciado los órganos a los que correspondía intervenir.

No solo no ejerció influencia alguna sino que desagradó a sus mandantes, los Hacendados, quienes se desprendieron de Moreno y encargaron a Castelli y Azcuénaga que los representaran en actuaciones posteriores, como se advierte examinando el expediente.

Nos dicen algunos que redactó este trabajo en momentos en que la causa del comercio libre parecía perdida.

Simplemente limitémonos a observar las fechas de varios documentos para conocer la falsedad de lo expresado anteriormente.

En el manuscrito original se observa que tiene como fecha el 30 de Setiembre de 1809 (pág.106 de la edición original). El 20 de Agosto, el Virrey había dirigido al Cabildo un oficio pidiéndole considerase el mismo asunto y manifestándole su voluntad favorable a las franquicias (40 días antes que Moreno).

El Cabildo discute largamente la nota de Cisneros en su reunión del 31 de Agosto y por mayoría de votos de una resolución favorable a los deseos del Virrey (30 días antes que Moreno).

El 6 de setiembre, Belgrano, Secretario del Real Consulado de Comercio, presenta un notable alegato en que reproduce sus viejas ideas favorables al libre comercio (24 días antes que Moreno).

Pero nada mejor que sea el propio Moreno quien nos diga cuál era su pensamiento y podamos así definir su perfil.

Nos dice en su obra La Representación de los Hacendados:

Pág.9: “La expectación pública reposa sobre las benéficas intenciones que V.E. se ha dignado manifestar”

Pág.11: “Habiendo V.E. indicado la necesidad de abrir el comercio con la Gran Bretaña

Pág. 24: “Vivimos por fortuna bajo un Príncipe benigno, nacido en tiempos ilustrados y formado por leyes suaves…”

Pág. 48: “Nuestro jefe es prudente, es ilustrado”

Pág.83: “Lo mismo sucedería con las colonias modernas: felices bajo su metrópoli no se atreverían a sacudir un yugo ligero y suave para buscar una independencia que las privara de la protección de su Madre…”

¿No parece lo precedente, apenas unas pequeñas muestras del total, un rosario de alabanzas y una actitud cuanto menos de obsecuencia de la “futura alma” de la Junta de Mayo?. Hoy a un político por lo que hizo o dijo varios años atrás se lo condena si no es funcional al que opina distinto o bien al gobierno de turno. El Dr. Moreno puesto en nuestro tiempo, por cierto no la pasaría muy bien.

Tan poco peso tuvo este trabajo de Moreno que se publicó recién después de la Revolución de Mayo.

Un dato importante nos acercó el historiador Diego Luis Molinari cuando nos informa que en el expediente original no figura ni una sola vez el nombre de Mariano Moreno, y el que firma la Representación es don José de la Rosa.

Esto nos puede inducir a pensar que, si bien cuando se publicó en 1810 lleva al Dr. Mariano Moreno como autor en un principio, éste poca importancia le dio a su trabajo ya que ni siquiera se molestó en firmarlo.

En todo el trabajo hay un rosario de alabanzas al Virrey y al Rey… al estado de colonia y al “yugo ligero y suave”… ¿podemos con este cercano antecedente decir alegremente que Mariano Moreno “fundó” la democracia argentina?.

Durante mucho tiempo se ocultó la existencia de un “Plan de operaciones que el gobierno provisional de las Provincias Unidas del Río de la Plata debe poner en práctica para consolidar la grande obra de nuestra libertad e independencia”.

Es interesante conocer previamente una historia que arranca en el año 1893 cuando por encargo del Ateneo de Buenos Aires, el Dr. Norberto Piñero (declarado admirador del Secretario de la Junta), jurisconsulto de vasta cultura, procede a compilar los escritos del Dr. Mariano Moreno.

Entre ellos publica el “Plan de operaciones” que había encontrado en el Archivo de Sevilla.

El Director de la Biblioteca Nacional y Director a su vez de la publicación La Biblioteca  escribe que lo publicado por el Dr. Piñero era “la injuria más atroz que se haya inferido a Moreno…aborto disforme y bestial de un malvado e imbécil”.

Nos preguntamos ¿Qué era, pues, el Plan que tanto afectó al Sr. Paul Groussac, Director de la Biblioteca, órgano oficial?

Nos dice el Dr. Piñero: “En el Plan aludido, que redactó por mandato secreto de la Junta, aconsejaba el empleo del rigor contra el enemigo, la astucia, la intriga, la vigilancia sigilosa, el espionaje, el soborno, la seducción, el engaño y las maquinaciones, como medios para coadyuvar al triunfo de la Revolución. Indicaba que no se desdeñase los servicios de ningún individuo, por malos que fueran sus antecedentes y sus cualidades; que se llamara a los criminales y prófugos y a los desertores, bajo promesa de perdonarles sus delitos, borrarles toda nota desfavorable y entregarles sus causas, para que desapareciese cualquier rastro de sus hechos, siempre que se alistasen en las filas revolucionarias.

Quería producir el terror por la crueldad y por medidas excepcionalmente severas.”

Visto esto comprendemos cómo se sentirían los admiradores del Dr. Moreno al leer los fundamentos del famoso Plan del cual era uno de sus autores.

Más adelante afirmaba el Señor Groussac que unas pocas líneas del Plan “bastarían para deshonrar la causa americana en la persona de su ilustre caudillo”.

En otra parte de ese Plan se lee: “La menor semiplena prueba de hechos, palabras, etc., contra la causa, debe castigarse con pena capital”. Seguimos citando: “Los bandos y mandatos públicos deben ser muy sanguinarios”, “Deben tener el Gobierno en esta Capital seis u ocho sujetos que se empleen en escribir cartas anónimas…”

La Junta, después de leer el Plan, por cuyo encargo preparó Moreno, no quiso apadrinarlo y lo desechó.

Durante muchos años, y aún hoy en día, se escuchó y escucha que el Dr. Mariano Moreno había sido el fundador de la Biblioteca Nacional.

Algunos historiadores serios, por cierto, ya no abonan esta afirmación habida cuenta de la imposibilidad de encontrar documentos que la sustenten. Es que el historiador que repite asertos vulgares nunca dice de dónde los toma.

En un artículo publicado en el Nº 15 de la Gazeta de Buenos Ayres del 13 de setiembre de 1810 se lee: “Los pueblos compran a precio muy subido la gloria de las armas…”, más adelante y ya terminando dice: “esperando que los buenos patriotas propenderán a que se realice un pensamiento de tanta utilidad, abre (la Junta) una suscripción patriótica para los gastos de estantes y demás costos inevitables, la cual se recibirá en la Secretaría de Gobierno; nombrando desde ahora por bibliotecario al Dr. D. Saturnino Segurola y al Reverendo P. Fray Cayetano Rodríguez, que se han prestado gustosos a dar esa prueba de patriotismo y amor al bien público, y nombra igualmente por Protector de dicha Biblioteca a el Secretario de Gobierno Dr. D. Mariano Moreno, confiriéndole todas las facultades para presidir a dicho establecimiento y entender en todos los incidentes que ofreciese”.

El 12 de noviembre de 1810 el Dr. Moreno envía una nota al Cabildo en la que dice: “El honroso cargo que la Excma. Junta me ha conferido de protector de la Biblioteca pública de esta Ciudad, me pone en la obligación de solicitar todos los arbitrios conducentes a la firmeza y duración de este establecimiento. Cuando entraron en esta Capital las tropas del general Berresford se disponía ese Excmo. Cabildo a costear con sus fondos una Biblioteca; y aún los capitulares expulsos no se hallaban distantes de auxiliar la que se está formando”.

Visto lo precedente, ¿puede alguien seguir creyendo en el Dr. Moreno como “fundador” de la Biblioteca?

Veamos ahora su "gran colaboración” a la misma. En ese año de 1810 se abre el llamado Registro de Donaciones. De una exhaustiva lectura del mismo se desprende que los nombres de Belgrano y del Presbítero Chorroarín se repiten como donantes; mientras que el nombre de Mariano Moreno sólo aparece una vez como donante de una obra en latín: “Comentarios de Balbo”, y el de Manuel Moreno directamente no aparece ni una vez.

En el Archivo General de la Nación existe una carta de D. José María Romero, fechada el 18 de febrero de 1812, a don Bernardino Rivadavia en la que le expresa la escasa atención que le había prestado el Dr. Moreno a la Biblioteca y que incluso se habían perdido donaciones que “con indiferencia o desprecio” su Protector las había rechazado.

Terminaremos este aspecto de la vida del Dr. Moreno que durante su misión como Protector, y completando la respuesta a aquellos que aseguran de su gran trabajo y colaboración, desde el 22 de Agosto de 1810 (en que empieza a actuar en la Biblioteca) hasta el 28 de Diciembre de 1810 (fecha de su última participación) el Dr. Moreno escribió 8 notas y 1 decreto, sumando en total con la fecha y firma de cada uno de ellos un total de 116 líneas a distribuir en 128 días de Protectorado (cabe acotar que en ese período se tomó 12 días de descanso).

Manuel Moreno en “Vida y Memorias de Mariano Moreno” refiriéndose a los días previos al fallecimiento de su hermano nos informa que “Desde antes de embarcarse la salud del doctor Moreno se hallaba grandemente injuriada por la incesante fatiga en los asuntos públicos. Los últimos disgustos abatieron considerablemente su espíritu”…Ya embarcado… “Debilitado su sistema, sufrió un mareo demasiado fuerte, después del cual cayó en una languidez tan profunda, que le fue imposible sostener las incomodidades anexas a una navegación penosa. Esta deplorable situación se aumentaba con la total falta de medicinas en que se hallaba el barco… No pudiendo proporcionarse a sus padecimientos ninguno de los remedios del arte, ya no nos quedaba otra esperanza de conservar sus preciosos días que en la prontitud de la navegación…Su último accidente fue precipitado por la administración de un emético, que el capitán de la embarcación le suministró imprudentemente, y sin nuestro conocimiento….”

Algunos historiadores-panegiristas se animan a afirmar que la muerte del Dr. Moreno fue un plan premeditado de Don Cornelio Saavedra… Su propio hermano en ningún momento deja traslucir semejante aseveración y menos aún sospecha alguna.

Cada uno es libre de pensar lo que desee al respecto pero para hacer honor a la verdad histórica toda afirmación debe tener su sustento académicamente documentado. Tirar mantos de sospecha sobre la honorabilidad de las personas como método para explicar un hecho es cuanto menos detestable.

Este último párrafo es un elemento de juicio válido, entre otros, para diferenciar a un historiador de un “cuentista” de la historia, que agrava su situación cuando lo hace desde su ideología política.

(1) Cornelio Saavedra, autor anónimo, Siglo XIX, Museo Histórico Nacional. "La parte más popular y numerosa, la que no vestía de frac o de levita, se inclinó hacia el lado de Saavedra". José L. Busaniche 

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Gazeta de Buenos Ayres

La Gazeta de Buenos Ayres, comenzó a publicarse a partir del 7 de junio de 1810 y salió hasta 1821. Se imprimía en la Casa de los Niños Expósitos y salía semanalmente, sin perjuicio de que se publicasen números extraordinarios, cuando las circunstancias así lo aconsejaren.  Generalmente tenía 12 páginas. Se publicaban documentos oficiales, artículos de opinión y noticias de otras partes de Europa y América. Como lema tenía una frase del historiador romano Tácito, escrita en latín: “Rará temporum felicitate, ubi sentire quæ velis, et quæ sentias, dicere licet”, que traducida, significa: “Tiempos de rara felicidad, aquellos en los cuales se puede sentir lo que se desea y es lícito decirlo”.

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Curiosidades: algunas de la excusas para no concurrir al Cabildo Abierto del 22 de Mayo

Algunos de los invitados al Cabildo Abierto del 22 de mayo se excusarán de concurrir con variados motivos, Benito González de Rivadavia, padre de Bernardino, se excusará "porque tengo que tomar purgante a las 8 de la mañana y sus efectos duran hasta mediodía" y Pedro Díaz de Vivar "porque estaba lloviendo".

(Fuente: Historia Argentina, de Jorge Perrone)

Soldados de la Confederación Argentina

 Publicado en el Periódico El Restaurador - Año IV N° 16 - Setiembre 2010 - Pag. 16 

SOLDADOS DE LA CONFEDERACION ARGENTINA


SOLDADO DEL BATALLÓN GUARDIA ARGENTINA · 1835 




El Batallón Guardia Argentina, viejo batallón N° 4 de Cazadores tenía su origen en el que participó en la Guerra con el Brasil, el cual había sido reorganizado por decreto de octu­bre de 1829 y renumerado como N° 2. Se lo denominó a partir del 27 de marzo de 1830 co­mo Batallón N° 2 de Cazadores de la Guardia Argentina. En 1832, se componía entonces de 720 plazas en 6 compañías de 120 hombres cada una, siendo su jefe el coronel D. Mariano Benito Rolón y su 2º jefe el Teniente Coronel Mayor D. Juan Antonio Pieres. Al iniciarse el gobierno de Don Juan Ma­nuel de Rosas el uniforme del cuerpo fue diseñado por el artista León Cámara por pedido del Comandan­te Rolón.


(Fuente: Álbum de Uniformes Militares Históricos, reproducción de témperas de Guillermo Roux, Edit. Círculo Militar)

Batalla de Sarandí

  Publicado en el Periódico El Restaurador - Año IV N° 16 - Setiembre 2010 - Pags. 10 y 11  

BATALLA DE SARANDÍ

Batalla de Sarandí (1)


El día 12 de octubre de 1825, al amanecer, Lavalleja al frente de una fuerza de 2.000 hombres, enfrentó a orillas del arroyo Sarandí, en la batalla que lleva ese nombre, a una división de caballería brasileña, también de 2.000 hombres al mando de Bentos Manuel Ribeiro. La acción se inició con una carga de la caballería brasileña, avanzando en tropel y al galope tendido hacia los soldados de Lavalleja. Al acercarse la caballería enemiga, el jefe oriental ordenó a sus tropas atacar de la misma forma, al grito de “¡Carabina a la espalda y sable en mano!”. Fue un combate de caballería feroz, cuerpo a cuerpo, entreverados soldados y animales, y donde el sable en mano fue el arma preponderante. Los brasileños fueron poco a poco dominados en un combate que duró cuatro horas de encarnizada lucha, batiéndose los enemigos en retirada, totalmente derrotados y siendo perseguidos por los orientales, por una distancia mayor a las dos leguas y del que solo escaparon 300 brasileños.

Lavalleja, en el parte fechado el día 13 de octubre, informó lo siguiente: “Dos mil soldados escogidos de caballería brasilera, comandados por el Coronel Ventos Manuel, han sido completamente derrotados el día de ayer en la Costa del Sarandí, por igual fuerza de estos valientes patriotas, que tuve el honor de mandar. Aquella división tan orgullosa como su jefe, tuvo la audacia de presentarse en campo descubierto, ignorando sin duda la bravura del Ejército que insultaban. Vernos, y encontrarnos fue obra del momento. En una y otra línea no precedió otra maniobra que la carga; y ella fue ciertamente la más formidable que puede imaginarse. Los enemigos dieron la suya a vivo fuego, el cual despreciaron los míos y a sable en mano y carabina en la espalda, según mis órdenes encontraron, arrollaron y sablearon, persiguiéndolos más de dos leguas, hasta ponerlos en la fuga y dispersión más completa; siendo el resultado quedar en el campo de batalla de la fuerza enemiga más de cuatrocientos muertos, cuatrocientos setenta prisioneros de tropas, y cincuenta y dos oficiales, sin contar con los heridos que aún se están recogiendo, y dispersos que ya se han encontrado y tomado en diferentes aportes; más de dos mil armas de todas clases, diez cajones de municiones, y todas las caballadas. Nuestra pérdida ha consistido en un oficial muerto, trece de la misma clase heridos, treinta soldados muertos, setenta heridos. Los señores jefes, Oficiales y tropas son muy dignos del renombre de valientes…”

Fuentes:

“Historia Argentina”, Clasa, Ediciones Océano S.A.

“Crónica Histórica Argentina”, Edit. Codex S.A.

(1) Batalla de Sarandi. Fragmento del óleo de Juan Manuel Blanes. 1881. Museo Histórico Nacional de Montevideo.

Los 33 orientales

  Publicado en el Periódico El Restaurador - Año IV N° 16 - Setiembre 2010 - Pags. 8 a 10 

 A 185 AÑOS DE UNA GESTA

LOS 33 ORIENTALES

Por El Federal Apostólico

Los 33 Orientales
Juan Antonio Lavalleja


Como fue explicado en el número anterior de este periódico, a raíz de la firma del tratado de Tordesillas entre castellanos y portugueses se delimitaron las nuevas tierras de Indias entre Castilla y Portugal,  y desde el principio del establecimiento de estos reinos en América, se produjo un avance de los lusitanos hacia el occidente y el sur del continente, con la intención de ocupar nuevas tierras y dominar el Plata que era una zona altamente estratégica y extender así las fronteras del Brasil hasta estos territorios. Debemos tener en cuenta que el Río de la Plata era la entrada y salida a una extensa cuenca fluvial, que llegaba tanto al Mato Grosso, como hasta Potosí y el Paraguay. Así también la Banda Oriental –que comprendía lo que hoy es la República Oriental del Uruguay y parte del actual estado brasileño de Río Grande do Sul– era una tierra de gran riqueza agropecuaria, donde se producía el tasajo, que era el alimento de la población esclava del Brasil y era codiciada por los hacendados del sur de Brasil.

Limite entre los dominios castellanos y portugueses establecidos
por el Tratado de Tordesillas.


A raíz de esa política expansionista lusitana y para poner coto a la misma había sido creado el Virreinato del Río de la Plata en 1776 y se había dado curso a la expedición Cevallos.

Las cruentas luchas entre españoles y portugueses y posteriormente por sus descendientes americanos, se extendieron a través de tres siglos.

El conflicto se agravó después de 1808 con la instalación en Río de Janeiro de la Corte portuguesa que había huido de Portugal a raíz de la invasión napoleónica. Prácticamente el Brasil dejaba de ser colonia, convirtiéndose en el centro del poder portugués y sede de sus autoridades, transformándose en reino el 16 de julio de 1815. En 1816 el príncipe regente, al fallecer su madre, toma la corona con el nombre de Juan VI y se proclama rey de Portugal, Brasil y Algarve. La política expansionista se incrementó, con vista a la creación de un imperio.

Los 33 Orientales
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Durante el período comprendido entre 1816 y 1820 se había producido un conflicto en la mesopotamia argentina, parte del sur de Brasil y aquella otra provincia argentina de la Banda Oriental, donde José Gervasio de Artigas, el “Protector de los Pueblos Libres”, había conformado la Liga Federal. Artigas con sus ideas republicanas y federalistas, ejercía su influencia en esa vasta región.

A Artigas se le opusieron por un lado los directoriales (unitarios partidarios del Directorio) de Buenos Aires y los monárquicos del Brasil quienes lo consideraban un propagador de la “anarquía” y la “barbarie” y sobre todo, éstos últimos que lo consideraban peligroso por sus ideas republicanas.

Se produjo así en la Banda Oriental la invasión portuguesa –de 16.000 hombres– con el fin de combatirlo y anular la influencia del caudillo y sus ideas “perniciosas” para la supervivencia de aquel reino, pero con intenciones concretas de conquista de este importante y rico territorio. Esa invasión contó con la neutralidad para no hablar del consentimiento y la complicidad del gobierno directorial que gobernaba en las Provincias Unidas del Río de la Plata, quienes también veían a Artigas y a otros caudillos que lo seguían como sus enemigos y en realidad lo que solo les interesaba era la derrota a cualquier precio de Artigas, no importándoles incluso perder la Provincia Oriental a manos de los portugueses y brasileños.

Producida la invasión portuguesa-brasileña a la Provincia Oriental, en 1816, el Director Supremo de las Provincias Unidas, Juan Martín de Pueyrredón, no sólo no declaró la guerra al Reino de Portugal y Brasil por esa invasión que mancillaba a una provincia argentina, sino que por el contrario atacó de manera constante a las provincias que conformaban la Liga Federal, las que por ese motivo no pudieron colaborar con Artigas para rechazar al invasor portugués. Pese a la resistencia opuesta principalmente por Artigas y sus orientales, los brasileños se impusieron después de una lucha de cuatro años y ocuparon toda la Banda Oriental y el 30 de junio de 1821 la anexaron y la incorporaron al Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve con el nombre de Provincia Cisplatina. Así la Provincia Oriental dejaba de ser argentina para pasar a formar parte del Brasil. Instalados en suelo Oriental, los portugueses otorgaron títulos nobiliarios a nativos partidarios del Brasil.

33 Orientales
Don Pedro I
Juan VI de Portugal había regresado a la metrópoli (fines de abril de 1821), dejando a su hijo el príncipe Pedro como regente en el Brasil, quien posteriormente fue requerido también por las Cortes y su padre para regresar a la metrópoli, ya que habían decidido volver a convertir al Brasil en colonia. El príncipe Pedro resolvió quedarse en América y declaró la independencia del Brasil –conocido el hecho como “Grito de Ipiranga”–, siendo proclamado emperador y Defensor Perpetuo del Brasil como Pedro I, el 12 de octubre de 1822. 

Pero muchos argentinos, de una y otra orilla no se conformaron con esa situación, sino que por el contrario trataron de revertirla. Muchos orientales, entre los que se encontraban Lavalleja y los hermanos Oribe formaron en Buenos Aires un centro de resistencia, con la intención de invadir aquel territorio para insurreccionar a su población y lograr la expulsión de los portugueses, siendo ayudados con dinero y medios por  muchos hacendados y hombres de negocios, de este lado del Plata, como Terrero, Lezica, Rosas, Dorrego, los hermanos Anchorena y otros federales.

Juan Manuel de Rosas, uno de los principales hacendados de la provincia de Buenos Aires, con el pretexto de comprar campos se había dirigido primero a Santa Fe y Entre Ríos para no despertar sospechas y luego pasó a la Banda Oriental, pero su intención real era llevar cartas de Lavalleja y de los Oribe, comprobar in situ en este último lugar, las posibilidades reales de éxito de la cruzada libertadora, reuniéndose con personalidades y comprometer a los patriotas para que apoyaran la empresa, a la par de ver y estudiar a las tropas portuguesas ocupantes.

Muchos años después y encontrándose Rosas en el exilio 1868 dirá: "Recuerdo, dice, al fijarme en los sucesos de la República Oriental  la parte que tuve en la empresa de los 33 patriotas". Luego de referirse al itine­rario que siguió con el objeto aparente de su viaje de la compra de campos, agregará: "Ello era una trampa armada a las autoridades brasileras en esa provincia (la Orien­tal) para que no sospecharan el verdadero importante objeto de mi viaje, que era conocer personalmente la opinión de los patriotas, comprometerlos a que apoyasen la empresa, y ver el estado y número de las fuerzas brasileras. Así procedí de acuerdo en un todo con el ilustre general don Juan Antonio Lava­lleja; y fuí también quien facilitó una gran parte del dinero necesario para la empresa de los 33…".

La expedición para la invasión a la banda oriental, se prepara en forma cuidadosa.

Así, a mediados de abril de 1825, Juan Antonio de Lavalleja y sus compañeros se lanzaron a la empresa, embarcándose desde los puertos de San Isidro y Quilmes, pasando por las islas del delta del Paraná y cruzando con mucho sigilo el río Uruguay, tratando de evitar el contacto con la flota portuguesa, para por fin desembarcar en la madrugada del día 19 en la otra orilla, en la Playa de la Agraciada o Arenal Grande, donde los aguardan otros insurrectos, dando inicio así a lo que en la historia se conoce como la gesta de “Los 33 Orientales”.

Los 33 Orientales
El Juramento de los Treinta y Tres (2)


Hay controversias entre los historiadores en cuanto al número exacto de los miembros de la cruzada, ya que según algunos, los integrantes de la fuerza llegaron al medio centenar. No eran todos orientales, ya que se encontraban también nativos de otras provincias argentinas (entrerrianos, bonaerenses y paraguayos). Pero la tradición los denomina como los “33 Orientales”.

La bandera de los 33 era la misma que había enarbolado Artigas en la Liga Federal, era tricolor, con franjas horizontales, con los colores azul (que simboliza la grandeza), blanco (simboliza la república) y rojo (por la sangre derramada por la libertad y la independencia), y sobre la franja blanca llevaba la siguiente  leyenda: “Libertad o muerte“, como reafirmación del juramento realizado por los integrantes de la Cruzada.

Los 33 Orientales
Bandera de los 33 (3)


Una vez en suelo oriental, los invasores fueron incrementando sus fuerzas con la incorporación de gran cantidad de paisanos, logrando la adhesión de la mayoría del pueblo oriental, llegando a formar un pequeño ejército, al cual se le agregan contingentes llegados desde todas partes –no sólo de la Banda Oriental, sino también de Santa Fé y Entre Ríos– y así fueron tomando distintos pueblos y villas, llegando pocos días después a Montevideo, poniendo sitio a la ciudad desde el Cerrito y en poco tiempo llegaron a dominar toda la campaña de la provincia Cisplatina, con la excepción de algunos centros poblados.

Desde el 19 de abril la autoridad de hecho recayó en el Gral. Lavalleja.

El 14 de junio se estableció en el pueblo de la Florida, un “gobierno provisorio de la Provincia Oriental del Río de la Plata”, nombrando a Lavalleja generalísimo. Se organizó un Gobierno provincial, con un Poder Ejecutivo en cabeza de Lavalleja y un Poder Legislativo a cargo de la Sala de Representantes.    

A pedido de Lavalleja, las autoridades locales enviaron diputados a la Sala de Representantes de los Pueblos, la que quedó integrada con catorce miembros  bajo la presidencia del cura de Canelones Juan Francisco Larrobla. 

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Sala de Representantes de la Provincia Oriental (4)


Es allí en la Florida, donde esa Sala, reunida el 25 de agosto de 1825, votó “con valor y fuerza de ley fundamental” la declaración de independencia del Brasil y su reincorporación a las Provincias Unidas:

“1) Siendo írritos, nulos, disueltos, y de ningún valor para siempre todos los actos de incorporación, reconocimiento, aclamaciones y juramentos arrancados a los pueblos de la Provincia Oriental por la violencia de la fuerza, unida a la perfidia de los intrusos poderes de Portugal y el Brasil, que la han tiranizado, hollado y usurpado sus inalienables derechos y sujetándola al yugo de un absoluto despotismo desde el año 1817 hasta el presente de 1825. 2) En consecuencia de la antecedente declaración reasume la Provincia Oriental la plenitud de sus derechos, libertades y prerrogativas inherentes a los demás pueblos de le tierra; se declara de hecho y de derecho independiente del rey de Portugal, del emperador del Brasil y de cualquiera otro del universo con amplio poder para darse la forma que en uso y ejercicio de su soberanía estime convenientes”… “Siendo que el voto general, decidido y constante de la Provincia Oriental, era por la unidad con las demás provincias argentinas a que siempre perteneció por los vínculos más sagrados que el mundo conoce, queda la Provincia Oriental del Río de la Plata unida a las demás de este nombre en el territorio de Sud América, por ser la libre y espontánea voluntad de los pueblos que la componen, manifestada con testimonios irrefragables y esfuerzos heroicos desde el primer día de la regeneración política de dichas provincias”.

Por fin el gobierno de Buenos Aires acuciado por la creciente presión de la opinión pública, tomó partido y el 24 de octubre de 1825 el Congreso reunido en Buenos Aires, dictó la siguiente ley: “1º - De conformidad con el voto unánime de las Provincias del Estado, y con el que deliberadamente ha reproducido la Provincia Oriental por el órgano legítimo de sus representantes en la ley del 25 de agosto del presente año, el Congreso General Constituyente, a nombre de los pueblos que representa, la reconoce de hecho incorporada a las Provincias Unidas del Río de la Plata a que por derecho ha pertenecido y quiere pertenecer. 2º - En consecuencia, el gobierno encargado del Poder Ejecutivo Nacional proveerá a su defensa y seguridad”. Así la Provincia de la Banda Oriental, quedó reincorporada a las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Notificado el gobierno del Brasil de esa decisión del Congreso y de la Asamblea de Florida, su respuesta del 10 de diciembre fue la declaración de guerra y el 1º de enero de 1826, lo hacen las Provincias Unidas del Río de la Plata, dando inicio así a la primera guerra argentino-brasileña.

Contrariamente a lo que afirman algunos historiadores, la empresa de los 33 Orientales no tenía como finalidad la de constituir un nuevo estado independiente de las Provincias Unidas. Esos patriotas, que se sentían argentinos como el que más y que cruzaron el río, lo hicieron para iniciar una sublevación contra los brasileños que ocupaban esas tierras, para reincorporar esa provincia oriental, junto a sus hermanas argentinas como había sido la visión de Artigas de formar una confederación de pueblos en el Río de la Plata.

Fuentes:

“Historia Argentina”, José M. Rosa

“Historia de la Confederación Argentina”, Adolfo Saldías

“Crónica Histórica Argentina”, Editorial Codex S.A.

www.lagazeta.com.ar

 (1) “Artigas en la Ciudadela”, Oleo de Juan Manuel Blanes. 1884.

(2) "El juramento de los Treinta y Tres". Oleo de Juan Manuel Blanes, 1875/1877. Museo Nacional de Bellas Artes de Montevideo

(3) Bandera original de los 33. Fue sustraida de un Museo en el año 1969 y todavía no fue hallada.

(4) Sesión de la Sala de Representantes de la Provincia Oriental, Óleo de Eduardo Amézaga, Museo Histórico Nacional, Montevideo.

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PROCLAMA DEL GENERAL LAVALLEJA

"Llegó en fin el momento de redimir nuestra amada patria de la ignominiosa esclavitud con que ha gemido por tantos años y elevarla con nuestro esfuerzo al puesto eminente que le reserva el destino sobre los pueblos libres del nuevo mundo. El grito heroico de libertad retumba ya por nuestros dilatados campos con el estrépito belicoso de la guerra. El negro pabellón de la venganza se ha desplegado, y el exterminio de los tiranos es indudable. ¡Argentinos, Orientales! Aquellos compatriotas nuestros, en cuyos pechos arde inexhausto el fuego sagrado del amor patrio, y de que más de uno ha dado relevantes pruebas de su entusiasmo y su valor, no han podido mirar con indiferencia el triste cuadro que ofrece nuestro desdichado país, bajo el yugo ominoso del déspota del Brasil. Unidos por su patriotismo, guiados por su magnanimidad, han emprendido el noble designio de libertadores. Decididos a arrostrar con frente serena toda clase de peligros se han lanzado al campo de Marte con la firme resolución de sacrificarse en aras de la patria o reconquistar su libertad, sus derechos, su tranquilidad y su gloria.

Vosotros que os habéis distinguido siempre por vuestra decisión y energía, por vuestro entusiasmo y bravura, ¿consentiréis aún en oprobio vuestro el infame yugo de un cobarde usurpador? ¿Seréis insensibles al eco dolorido de la patria, que implora vuestro auxilio? ¿Miraréis con indiferencia el rol degradante que ocupamos entre los pueblos? ¿No os conmoverá vuestra misma infeliz situación, vuestro abatimiento, vuestra deshonra? No, compatriotas; los libres os hacen la justicia de creer que vuestro patriotismo y valor no se han extinguido, y que vuestra indignación se inflama al ver la Provincia Oriental como un conjunto de seres esclavos sin gobierno, sin nada propio más que sus deshonras y sus desgracias. Cesen ya, pues, nuestros sufrimientos. Empuñemos la espada, corramos al combate y mostremos al mundo entero que merecemos ser libres. Venguemos nuestra patria; venguemos nuestro honor, y purifiquemos nuestro suelo con sangre de traidores y tiranos. Tiemble el déspota del Brasil de nuestra justa venganza. Su cetro tiránico será convertido en polvo, y nuestra cara patria verá brillar en sus sienes el laurel augusto de una gloria inmortal.

Argentinos Orientales: las Provincias hermanas sólo esperan vuestro pronunciamiento para protegeros en la heroica empresa de reconquistar vuestros derechos. La gran nación argentina, de que sois parte, tiene gran interés de que seáis libres, y el Congreso que rige sus destinos no trepidará en asegurar los vuestros. Decidios, pues, y que el árbol de la libertad, fecundizado con sangre, vuelva a aclimatarse para siempre en la Provincia Oriental. Compatriotas: Vuestros libertadores confían en vuestra cooperación a la honrosa empresa que han principiado.

Colocado por voto unánime a la cabeza de estos héroes, yo tengo el honor de protestaros en su nombre y en el mío propio, que nuestras aspiraciones sólo llevan por objeto la felicidad de nuestro país, adquirirle su libertad. Constituir la provincia bajo el régimen representativo republicano, en uniformidad a las demás de la antigua unión. Estrechar con ellas los dulces vínculos que antes la ligaban. Preservarla de la horrible plaga de la anarquía y fundar el imperio de la ley. He aquí nuestros votos. Retirados a nuestros hogares después de terminar la guerra, nuestra más digna recompensa será la gratitud de nuestros conciudadanos.

Argentinos - Orientales: El mundo ha fijado sobre vosotros su atención. La guerra va a sellar nuestros destinos. Combatid, pues, y reconquistad el hecho más precioso del hombre digno de serlo.
Campo volante, abril de 1825. — Juan A. Lavalleja."